EMEEQUIS.– “Si mamá va a la cárcel, imagínate, esto se va a volver una locura”, dice Danae Ochoa, madre que cuida y cultiva cannabis para el consumo medicinal de su hija Maya, quien padece del espectro autista desde su nacimiento.
A pesar de que en México es legal el uso de la marihuana medicinal y el año pasado se publicó el reglamento para su aplicación, las madres que la producen para el tratamiento de hijos e hijas siguen siendo criminalizadas. Ya que el cultivo sólo es posible por medio de amparos y está penado el suministro en menores de edad pese a que es necesario en enfermedades crónicas o padecimientos psiquiátricos.
Desde que tenía cinco años, cada día al despertar y antes de dormir, Danae le da a su pequeña Maya, que ahora tiene 9, una gotita de CBD que modera los efectos y síntomas del autismo, como convulsiones, inquietud y ataques de ansiedad.
“Empecé a cultivar por la necesidad de buscar otras opciones para mi hija porque tiene autismo y los medicamentos que le recetaron le hicieron demasiado daño”, recuerda Danae quien marca en el proceso de su hija un antes y después de la cannabis, pues los medicamentos suministrados por las instituciones de salud de gobierno comenzaron a deteriorar la vida de su hija.
En dos ocasiones llegó a tener sobredosis por los medicamentos psiquiátricos que le recetaron, incluso, sufrió crisis de abstinencia cuando pasaban los efectos de los fármacos, igual a los que sufre una persona con problemas de drogadicción, pero ella lo vivió a los tres años de edad. “Se golpeaba contra las cosas, se arrancaba las uñas, el cabello, buscaba la forma de causarse algún tipo de dolor. Fue muy difícil”, relata la madre a EMEEQUIS.
Tras esta falta de respuestas médicas desde el gobierno, Danae comenzó a estudiar y especializarse para ser cuidadora cannábica. Aprendió lo necesario para hacer el tratamiento de su hija desde cero: cultivar la planta hasta la dosificación, con seguimiento de médicos expertos, pero sin necesidad de recurrir al narcotráfico para obtener la planta.
Dannae aprendió desde cultivar la planta hasta la dosificación, con seguimiento de médicos expertos. Fotos: Cortesía.
EL MERCADO “GRIS” DE LA CANNABIS
Permiten, pero no establecen las normas ni otorgan permisos. Legislan, pero restringen el acceso de la materia prima por aduanas. Sí, pero no. Así son las leyes en torno al cannabis medicinal en México, que aún no logran garantizar los derechos de salud para las personas que requieren de esos medicamentos.
El ejemplo más claro lo dio en IMSS a la familia de Margarita Garfias, quien por más de cinco años pidió a la institución de salud proveer a su hijo Carlos, quien padece de discapacidad múltiple, el medicamento hecho con cannabis para aliviar y disminuir sus crisis de epilepsia.
Margarita Garfias y si hijo Carlos Avilés. Fotos: Cortesía.
Tras el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) el 14 de agosto de 2019 que amparó a Carlos Avilés para que la Secretaría de Salud proporcionara los medicamentos con cannabinoides, fue hasta febrero de 2021 que el IMSS simuló la entrega, pero los fármacos no contaban con estudios ni certificaron que avalaran su uso seguro en humanos.
“A Carlos en febrero del año pasado le iban a entregar los medicamentos de cannabis por parte del IMSS pero estos aceites, no les diría medicamentos, porque nunca exhibieron fichas de contenidos, estabilidad, ni seguridad”, afirma la madre que también se ha convertido en activista por la salud de su hijo de ahora 18 años.
TE RECOMENDAMOS: ASÍ DELINQUEN MILITARES REBELDES DE MÉXICO: DESERCIÓN, INSUBORDINACIÓN, DESOBEDIENCIA…
Margarita Garfias forma parte de la Asociación Red de Familias y Retos Extraordinarios, donde instruyen y capacitan a familias para conseguir o producir desde la cosecha los cannabinoides que necesitan niños y niñas con discapacidad.
“Es injusto dejarle la carga de los medicamentos a las familias, porque ningún diabético lo ponen a hacer insulina, a ningún paciente con cáncer a hacer su quimioterapia, sino que es responsabilidad del Estado, pero tampoco el uso médico se ha reconocido”, explica Margarita Garfias, quien afirma que actualmente existe un “mercado gris” en torno a la cannabis medicinal, que hace casi imposible el acceso a las familias a los tratamientos.
“Es un mercado gris, porque dicen si hay una ley de cannabis en el 2017, el reglamento de cannabis de 2021, pero no están abiertas las puertas que que ingrese la materia prima como las semillas, resinas de cannabis para dosificar y preparar medicamentos y no se pueden ingresar medicamentos vía aduanas”, explica en entrevista con EMEEQUIS.
La industria “gris” para la producción medicinal de la cannabis en México está frenada, a pesar de que el 12 de enero de 2021 se establecieron las reglas de su regulación, aún no se sabe qué ocurrirá con los permisos de siembra y cosecha y por ahora, sólo pueden tramitarse a nivel personal ante la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris), pero el proceso para obtenerlos tarda de dos a tres años.
Pese a ello hay pacientes que requieren los insumos de urgencia, y no pueden esperar más de 9 meses a que se coseche la flor, ni dos años para obtener el permiso. Las madres afirman que el mismo sistema las hace delinquir.
Fue la razón que obligó a Margarita a viajar a Colombia, país que ha logrado establecer una industria sólida de cannabis medicinal y es posible registrar a los pacientes en el sistema de acceso para compra de cannabinoides a precios más accesibles que además, comprueban la seguridad de su aplicación.
Mientras tanto en México las prohibiciones de importación cannabica con fines medicinales, están impulsando una venta oscura en redes sociales que no está vigilada; ya que aún no se establecen las fracciones arancelarias para adquirir materia prima, como semillas, desde otros países de manera legal. En tanto, aquellas grandes empresas que consiguen amparos para su venta y distribución, lo han hecho “a billetazos”.
Las prohibiciones están impulsando una venta oscura en redes sociales que no está vigilada.
“Ante esta necedad de las autoridades por realmente regular el ingreso de derivados de cannabis al país, el mercado ha crecido de manera exponencial y meten aceite por litros. Lo enfrascan, o hasta te ofrecen enfrascarlo con tu propia marca. Pero nadie sabe de dónde salió ese aceite y si realmente tiene los cannabinoides o si realmente es de cannabis y no tienen tóxicos contaminantes. Algunos tienen la economía para ganar un amparo para comprarlo o venderlo, pero eso no garantiza que tenga la calidad y que sea apto para el consumo humano”, afirma Margarita Garfias.
MADRES RESOLVIENDO FALTAS DEL GOBIERNO Y (AÚN) CRIMINALIZADAS
“Nuestro sistema nos hace delinquir, porque no nos da un acceso real a nuestros derechos”, afirma Danae Ochoa que mantiene toda una cosecha de cannabis dentro de su propio hogar. Tardó cerca de tres años en conseguir un permiso de siembra de cannabis ante la Cofepris, pero antes la sembró en la ilegalidad y sabe que aún puede ser criminalizada por dársela a su hija menor de edad.
De acuerdo con el artículo 197 del Código Penal Federal, a quien administre sin prescripción médica autorizada, cualquier narcótico a otra persona, se le impondrá una pena de tres a nueve años de prisión, pero podría aumentar hasta la mitad si la persona es menor de edad o incapaz de comprender o resistir la conducta.
A pesar de que aún no se tiene registro de madres o familias detenidas por cultivos medicinales, afirman que la criminalización por simple portación de cannabis aumentó tras los fallos a favor de la regulación lúdica; pero no pueden dejarlo de hacer porque tampoco el Estado se ha responsable del tratamiento de sus hijes.
TE RECOMENDAMOS: ATAQUES CON ÁCIDO: HISTORIAS DE IMPUNIDAD Y VIOLENCIA INSTITUCIONAL
“Va a seguir y seguirá porque no quieren poner una solución. Siempre buscan criminalizar al eslabón más débil, que es el consumidor final”, dice Margarita Garfias, quien señala que el futuro de la industria médica de cannabis resulta incierto y con riesgos de ser peligroso para la salud por la falta de vigilancia en los productos que ya están en el mercado.
Además de suplir una carencia del gobierno, para estas madres resulta difícil afrontar los juicios sociales sobre lo que es “ser una buena madre”, pues pese a las críticas y posibilidades de ser llevadas ante la justicia, las motiva y une la falta de empatía y de oportunidades que existen para el tratamiento de las infancias con discapacidad.
“Tener que cargar con todo lo que la sociedad te dice que tienes que cargar, ser una buena madre sin saber ser una buena madre. Una buena esposa, una mujer productiva, que tenga limpia su casa, tienes una mujer que haga de todo. No hay forma que podamos seguir con esto”, cuenta Danae, quien señala que también en algunas madres que cosechan y son cuidadoras primarias de un hijo con discapacidad también sufren crisis emocionales y de agotamiento. Mientras esto ocurre, tampoco en México pinta un futuro favorable para tener un Sistema integral de Cuidados.
@GloriaPE_