Mujeres que integran la Colectiva Sobrevivientes de Feminicidio se manifiestan afuera de las Salas de Juicios Orales en Pacho Viejo en apoyo de Mónica, una mujer que fue agredida por su ex pareja. Foto: Yerania Rolón / Cuartoscuro.com.
EMEEQUIS.– Sobrevivir a un intento de feminicidio en México es comenzar un proceso inmenso que parece no tener fin, para exigir justicia y seguridad para ti y tu familia. Es hablar 10, 20, o 30 veces sobre lo que te pasó con múltiples servidores públicos que, seguramente, van a querer cuestionar o desacreditar tu palabra.
Es mostrar tus heridas e intentar curarlas, pero también ocultarte de tu agresor para que no vuelva a atacarte. Cambiar tus rutinas de vida, cambiar de casa, trabajo, incluso mudarte a una ciudad distinta por miedo y la impunidad que mantiene tu agresión.
Es alzar mientras estás en un hospital curando las lesiones que te causaron. Buscar abogados con perspectiva de género que luchen contigo para acreditar que esa persona intentó asesinarte y no sólo te quiso herir un poquito. Es exigir que el daño se nombre como un intento de feminicidio, no lesiones y tampoco violencia familiar.
Es explicar una y mil veces por qué tu vida está en riesgo. Pedir medidas de protección para tí y tus hijos, que en ocasiones te la nieguen. Que en cuando piensas que te vas acercando a la justicia, algún juez ampare al agresor y retire los cambios. Caer y volver a empezar. Exigir justicia porque aún estás viva.
Mujeres sobrevivientes a intentos de feminicidio, originarias de distintos estados del país, se reunirán por primera vez en la Glorieta de las Mujeres que Luchan en la Ciudad de México para exigir a las autoridades la aprobación de reformas en torno a la tentativa de feminicidio que están congeladas desde hace dos años.
El Colectivo de Sobrevivientes de Feminicidio hará una procesión de la Glorieta, ubicada en Paseo de la Reforma, con dirección al Senado de la República donde entregarán un pliego petitorio en donde piden al legislativo, descongelar las reformas para salvaguardar su vida y tipificar el delito de tentativa de feminicidio.
“Lo haremos por las deudas que se tienen con las sobrevivientes, que incluye la no aprobación de la Ley Oropéndola, que son una serie de reformas que aprobó la Cámara de Diputados en 2022 pero que el Senado congeló”, explica en entrevista Carolina Ramírez, presidenta del Colectivo de Sobrevivientes de Feminicidio.
Afirma que buscarán tener espacio para el diálogo con la nueva legislatura, ya que en la anterior los senadores se negaron a recibir a la colectiva y tampoco brindaron su apoyo para el análisis de la iniciativa.
“Mientras eso no sucede nosotras seguimos en indefensión. No nos desamparen, no nos descobijen porque esto es urgente”, dice la sobreviviente y activista.
¿QUÉ ES LA LEY OROPÉNDOLA?
La Ley Oropéndola es una serie de reformas para salvaguardar la vida e integridad de las mujeres sobrevivientes de feminicidio en México.
Esta establece tres pilares fundamentales: el reconocimiento al delito de tentativa de feminicidio, agravar la penalidad para los agresores, equiparandola con el delito de feminicidio y hacer efectiva una reparación integral del daño para las víctimas que incluya acceso a servicios de salud integral y la recuperación de su proyecto de vida previo al ataque feminicida.
Pese a que en los Códigos Penales existe el delito de feminicidio y la tentativa punible, sigue siendo un reto acreditar la tentativa de feminicidio por comprobar que el agresor tuvo la intención de asesinar a la víctima. Por este limbo jurídico, las agresiones de extrema violencia en ocasiones se clasifican como lesiones o violencia familiar. Con estos dos delitos los agresores obtienen sanciones menores, además de que pueden acceder a beneficios jurídicos como llevar su proceso en libertad.
“Aunque sea reiterativo que en todos los párrafos (de las leyes) que se menciona el feminicidio se debe hacer con la tentativa de feminicidio, porque los juzgadores, tanto fiscalías como jueces, no interpretan la tentativa de feminicidio como parte del delito de feminicidio y como no tenemos un delito autónomo, entonces quedamos en el limbo y lo que sucede es la impunidad y tortura institucionalizada para llegar a la justica”, afirma la activista Carolina Ramírez.
Pese a que no fue presentada con el nombre de Ley Oropéndola, en abril del 2022 la Cámara de Diputados aprobó un dictamen en torno a la tentativa de feminicidio, que fue generado por la Comisión de Justicia y diversas diputadas junto a las activistas del Colectivo de Sobrevivientes.
En este se contemplaron diversas disposiciones al Código de Procedimientos Penales, la Ley de Ejecución Penal y el Código Penal Federal sobre el delito de feminicidio y de tentativa punible.
Con este se aprobó que se podrá hacer procedente la prisión preventiva oficiosa para los imputados por el delito de tentativa de feminicidio; además de que no tendrán el beneficio de gozar de libertad condicional, libertad anticipada, libertad preparatoria y tampoco de la sustitución de la pena.
De igual forma, se estableció que la sanción para el delito de feminicidio en grado de tentativa no será menor a la mitad y podrá llegar hasta dos terceras partes de la sanción por el delito de feminicidio consumado, que va de los 40 a 60 años de prisión. Esto significa que la sanción por el delito de tentativa de feminicidio no podrá ser menor a 20 años y podría alcanzar hasta los 40 años de prisión.
La Ley Oropéndola fue nombrada por la Colectiva de Sobrevivientes de Feminicidio en honor al ave que lleva el mismo nombre, la cual es de orígen europeo y de color amarilla. Afirman que han establecido el color dorado como insignia de su lucha en conmemoración a la técnica japonesa “kintsugi”, en la que se utiliza oro para reparar objetos rotos. Una analogía a su propia vida.
“Nosotras decidimos no ponerle el nombre de alguna víctima, porque creemos que es importante no personalizar porque sobrevivientes somos muchas. Sin embargo, necesitamos estos cambios legislativos urgentes. (…) Nuestra bandera de la sobrevivencia es dorada y rosa, que implica el sufrimiento de acceder a la justicia, obtener reparación y sanación”, comenta Ramírez.
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