“La infancia no puede ser un tema producto de un episodio como el ocurrido en Torreón, tiene que ser una política de Estado en la que haya suficiente presupuesto para garantizar la salud mental de los niños”. La declaración la hace a EMEEQUIS la diputada Lorena Villavicencio (Morena), una de las pocas legisladoras que ha levantado la voz sobre el trasfondo de lo ocurrido en el Colegio Cervantes el pasado 10 de enero.
“En el caso de los niños, niñas y adolescentes, el Estado mexicano, la sociedad, la familia, las escuelas hemos fallado absolutamente, les hemos fallado absolutamente”, recalca.
Se refiere a que el caso de Torreón, en el que un niño de once años disparó contra una maestra y compañeros, matándola a ella e hiriendo a varios pequeños, para luego suicidarse, es más profundo de lo que se ha tratado en los medios de comunicación.
Y todavía más profundo que el mensaje enviado el gobierno mexicano con el programa “Mochila Segura”, que consiste en revisar los útiles escolares de los estudiantes antes de su ingreso al plantel. En algunos casos la revisión se realiza con miembros de las fuerzas policiales y con perros.
“ES MOMENTO DE SALDAR LA DEUDA HISTÓRICA”
“En las mochilas no se guarda la violencia, la violencia se construye en dosis cotidianas. Todos los días en casa, en la escuela, en el espacio público e incluso en el mensaje que está mandando el Estado mexicano a la sociedad cuando no tiene capacidad de protegernos y darnos seguridad”, dice la legisladora de Morena, integrante de las comisiones de justicia y de derechos humanos en la Cámara de Diputados.
Para ella es momento de saldar la deuda histórica con las niñas y niños de este país y así aspirar a tener una sociedad sana, una sociedad que no se violente entre sí, porque “cualquier proceso de transformación, civilizatorio, democrático, de cambio profundo, cruza directamente por los niños.
“No podemos pensar en transformar un país si no estamos hablando de los niños”.
¿Cómo? Según la legisladora, adjudicando las responsabilidades necesarias a quienes no las han asumido: Secretaría de Educación Pública, Secretaría de Salud, Secretaría de Gobernación.
La propuesta que esta diputada defenderá desde su curul este 2020 es tener un Ombudsperson, un defensor de la infancia con autonomía, con presupuesto propio y que no dependa de una “institución asistencialista” como el DIF.
EL ABANDONO A LA INFANCIA
“En este país los niños y las niñas no sólo están indefensos, sino son prácticamente invisibles, y quizá son invisibles porque no votan, y eso no les ha dado la relevancia que tienen para que realmente podamos cambiar a este país”, dice la legisladora, quien antes militara en el PRD.
Esta postura dice haberla fijado cuando se discutió el presupuesto para 2020 y presentó una reserva a la aprobación del paquete fiscal para este año, al detectar la falta de recursos para la atención a niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia.
Sobre esto la diputada señala que “prácticamente el presupuesto es mínimo. No hay programas de prevención, no hay programas de atención o que se esté fortaleciendo el tema de justicia. Los niños siguen siendo abusados y hay una impunidad enorme, prácticamente son víctimas de sus propios familiares, de las escuelas, no tienen ni una garantía para estar en el espacio público para tener una vida tranquila”.
–¿Qué ha provocado la desatención a la infancia?
–Estamos construyendo así una sociedad de niños con falta de salud mental. Hoy los niños están siendo severamente abusados y violentados, es como romperlos por dentro.
–¿Qué refleja el caso del niño de Torreón respecto al contexto de violencia que vivimos en el país y la desatención a las niñas y niños?
–Esos adolescentes, que hoy son agresores o son delincuentes, fueron niños. Y, seguramente, si vemos las historias personales de todos estos niños y niñas, tienen unas historias donde cruza la violencia o el abuso.
–Dicen que lo que pasa en casa, se queda en casa, y el gobierno difícilmente quiere entrar a ver lo que ocurre dentro de los hogares y sancionar. Sin embargo, los datos dicen que es ahí, en el hogar y a manos de quienes deberían cuidarles, donde los niños son agredidos, ¿qué nos dice?
–Todo lo personal es político y dicen también que lo privado se convierte en público. El espacio privado no puede ser el pretexto para que no se actúe en el tema de lo que está ocurriendo en los hogares donde los niños son abusados y violentados.
“Hay adolescentes que hoy se dedican a la violencia que se sienten absolutamente inservibles, así los hicieron sentir en sus propias casas”.
“Detrás de estos agresores a los que hoy están criminalizando, estos jóvenes y no tan jóvenes que están hoy en la cárcel, seguramente hubo un hogar donde no fueron plenamente reconocidos ni apoyados”.
RECUENTO DE LOS DAÑOS
La investigación Matar a Un Hijo, realizada por EMEEQUIS, muestra que cada dos días un menor de 15 años es asesinado a manos de sus familias, en sus hogares o directamente por maltrato.
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Mientras que un seguimiento a los ingresos a las salas de urgencia de hospitales públicos de menores de edad muestra que cientos, año tras año, llegan por desnutrición, por abuso sexual o por maltrato físico.
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Asimismo, otro trabajo de este medio muestra que todos los días un menor de entre 12 y 17 años es procesado por haber cometido un homicidio o un feminicidio en México.
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Especialistas consultados han señalado que el maltrato infantil es una enfermedad social que debe atenderse, pues tiene consecuencias fatales en la vida de niñas y niños, pero también costos sociales, económicos y en materia de salud.
“La OCDE dice que somos el primer país donde hay mayor violencia y abuso contra niñas, niños y adolescentes. Es una vergüenza. Este dato no lo podemos seguir tolerando”, refuerza la diputada Villavicencio.
–¿Qué se nos ha olvidado al momento de hablar de infancia en México?
–Los niños tienen derechos humanos. Los niños son seres completos. Los niños tienen capacidad de decisión. Los niños dicen la verdad. Esto me interesa remarcarlo porque cuando van los niños a los ministerios públicos, después de ser abusados, las propias autoridades desconfían de lo que dicen los niños.
–Hay una evidente falta de preparación en materia de justicia y de salud, ¿cuáles son las evidencias más frecuentes del abandono institucional?
–Hay mucho trabajo que hacer con las Fiscalías, por ejemplo. Los fiscales tienen mucha responsabilidad porque, en muchos casos, los niños maltratados terminan regresando con sus agresores. Esta impunidad manda un mensaje de empoderamiento a los agresores. En el sistema de salud, muchas veces el maltrato no se denuncia.
LO QUE TIENE QUE HACER CADA DEPENDENCIA
–¿Cuál es la principal propuesta que impulsará desde la Cámara de Diputados?
–Tener un Ombudsperson, un defensor de derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes, esto, de entrada, porque en este país no se cuida el interés superior del niño que establece el artículo 4to de la Constitución.
–¿Qué otras puertas hay que tocar para pedir que se detenga la violencia contra niñas y niños?
–Exigirle al secretario de Educación Pública (Esteban Moctezuma Barragán) que se amplíe el personal y que garantice que en cada escuela exista personal especializado para la atención de niños.
“También estamos pidiéndole al INEGI que incluya en la Encuesta que va a hacer próximamente datos certeros de cuántos niños violentados o abusados estamos hablando en este país.
“Y a la Secretaría de Gobernación (encabezada por Olga Sánchez Cordero) le hago el llamado formal a generar políticas públicas de prevención, urgentes y hacer una gran campaña de comunicación”.
Mientras que a la Secretaría de Salud, dirigida por Jorge Alcocer Varela, Villevicencio le pide que cumpla con la Norma 046, que implica que testigos o involucrados en una situación de violencia familiar o sexual deben dar aviso al Ministerio Público.
–¿Cuál sería el mensaje que enviaría a la autoridad y a la sociedad?
–La infancia es destino. ¿Qué destino estamos buscando para nuestros niños? Esa es una reflexión que debemos hacer todos, de qué hijos queremos tener en el futuro y qué merecen nuestros niños, yo pienso que merecen la mejor parte de nosotros: el afecto y el reconocimiento.
@AleCrail