SOBRE EL AUTOR
El papel de los operadores políticos en las campañas. En la imagen, Claudia Sheinbaum con simpatizantes en el Zócalo CDMX. Foto: Graciela López / Cuartoscuro.com.
EMEEQUIS.– La explosión que generó Morena en las elecciones del pasado 2 de junio dejó un enorme cráter en el panorama político de la oposición. Se desató una exigencia de explicaciones sobre el porqué el partido de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, y del presidente en funciones, Andrés Manuel López Obrador, logró lo que logró. Por qué se ganó con tal contundencia.
Y sin duda, uno de los temas que más se abordaron fue el de los operadores políticos y su capacidad de fortalecer el voto a favor del oficialismo.
Esa afirmación, que parecería incuestionable, tiene sus detractores. Uno de los más sólidos viene de Manuel Carmona Sosa, escritor y analista político que presentó recientemente su libro La Ilusión del Poder, que aborda el tema de la operatividad en territorio que los políticos creen tener.
En entrevista para EMEEQUIS, Carmona, que tiene una larga trayectoria en la política y el periodismo, lo define así: los operadores políticos son una farsa. No son útiles para la democracia mexicana contemporánea.
Su libro habla sobre “la industria de la ilusión que se instala cada tres años, cada vez que hay elecciones, y hablo sobre los operadores electorales; yo sostengo en este libro que los operadores y las estructuras electorales son una farsa (…) son farsantes electorales que engañan a los políticos”.
Carmona argumenta que un político se desarrolla en función de sus habilidades para mentir y para convencer a miles de personas para que voten por él: “Promete cosas que sabe que no va a poder cumplir y las vende tan bonito que la gente lo cree (…) lo curioso es que el profesional de la mentira es engañado por otro mentiroso: los supuestos operadores electorales que venden espejitos y les hacen creer que a través de las estructuras, que aparentemente controlan, les van a dar mil, 2 mil, 50 mil, 100 mil votos”.
Esto depende “de la ilusión que el operador electoral le dé para venderlos; obviamente cobran y únicamente estafan, (les dicen) a los políticos que los van a llevar a la victoria, de eso se trata el libro: describir, evidenciar uno de los muchos mitos que tienen los procesos electorales”.
Explica que durante los 73 años que gobernó el PRI “el andamiaje se construyó para gobernar, para poder ganar las elecciones; fue a través de sectores de la población”, como el obrero, sindicatos, el campesino, el popular, la iglesia: “Todos los poderes fácticos, todas las organizaciones, los colegios, los gremios (..) entonces, digamos, en el derrumbe del PRI en el año 2000” llegó Vicente Fox a cambiarlo todo: “Cuando llega el PAN se supone que debe gobernar y entregar el poder a los sectores (…) por eso se hace tan poderosa Elba Esther Gordillo”.
Menciona que a través de esas alianzas es como el PAN se puede perpetuar en el poder: “Por ejemplo, los otros sindicatos, no como la CTM, el sindicato de Pemex y los otros, entonces, el régimen político se diseñó a partir de estructuras”
Sin embargo, para él, esta lógica de los operadores políticos ya no es válida hoy en día, ya que la sociedad mexicana se ha vuelto “plural y ya desapareció el voto duro; el voto (ahora) es volátil, hoy en un distrito, un ciudadano quiere apoyar a un partido y dentro de tres años está hasta el gorro y se cambia (a otro partido)”.
Para él, cada que una sociedad considera que un político no hizo un buen trabajo: “Que no está de acuerdo, pues, cambia, aplica el voto de castigo; la sociedad ya se dio cuenta que tiene ese poder de poner y quitar, entonces, ya los resortes que conducen o inciden a la votación son otros”.
En su análisis, “hay una efervescencia, ya los emperadores no tienen nada que ver; ya no tienen una influencia real (…) sin embargo, los políticos siguen pensando que si tienen el control de las organizaciones denominadas estructuras electorales, ellos pueden obtener una victoria electoral”.
Señala que una parte del éxito de López Obrador es que ha sabido captar la voluntad de “diferentes estratos de la sociedad, tiene segmentos de mercado muy identificados, como son las clases populares, a quienes les dirige sus discursos, les hace promesas y genera una sensación de que su partido es el que más conviene”.
Carmona afirma que en cada estado existen diferentes ejemplos de grupos que se venden como operadores políticos, como Antorcha Campesina en el Estado de México, que jugaba a favor del PRI y que ya perdió dos veces varios de los municipios en los que era un bastión importante. Es decir, existe un progreso democrático que ha jugado en contra de estructuras políticas que hace años eran de temer, y que hoy están en la lona, adoloridos por la derrota. ¿Qué partidos continúan dentro de esta ilusión? Puede que todos.
@Ciudadelblues
