EMEEQUIS.– Para Javier Herrera Valles (Durango, 1965), exjefe de la División de Seguridad Regional de la Policía Federal, el objetivo de la denominada “guerra contra el narcotráfico” que emprendió el presidente Felipe Calderón Hinojosa era repeler a los rivales del Cártel de Sinaloa (CDS) para mantener a esta organización criminal como la principal en México; es decir, eliminarle los competidores.
Hasta ahí, abatido el resto de cárteles, funcionaría esta “visión” de Calderón y su mano derecha, Genaro García Luna, similar a una “pax narca”, después de las disputas armadas. Pero todo se quebró con la detención de Alfredo Beltrán, “El Mochomo”, el 21 de enero de 2008. Los hermanos Beltrán Leyva acusaron de traición al propio exsecretario de Seguridad –promovido como el “superpolicía” por medios de comunicación por su control de las corporaciones federales–, y a Joaquín “El Chapo” Guzmán de haber sido el conducto para la detención, al proporcionar ubicaciones y debilitar, internamente, su escudo de seguridad.
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A partir de ahí se escindió el Cártel de Sinaloa, entonces conocido como La Federación, y se generó una vorágine de violencia en la que grupos grandes y residuales se enfrentaban entre sí, como también policías, cooptados por un bando y por otro. Incrementó la tasa de homicidio en Sinaloa, que fue el inicio de una guerra sangrienta que entre los ataques directos entre virales dejó el asesinato de Edgar Guzmán, hijo del “Chapo”, en 2008.
Este es el análisis que, al hilar todos los sucesos que vivió desde la Policía Federal, más los que conoció de elementos de alto rango, tiene Herrera Valles, quien fue de los primeros en informarle a través de cartas al presidente Calderón sobre la posible protección de las policías a la organización de Sinaloa, a través de García Luna, y en represalia fue víctima de detención arbitraria, tortura y fabricación de culpables, denuncia.
En el marco del denominado “juicio del año” en Estados Unidos, en el que Genaro García Luna enfrentará cuatro cargos relacionados con su presunta protección al CDS –conspiración internacional para distribuir internacionalmente cocaína; conspiración para distribuir y poseer premeditadamente cocaína, conspiración para importar cocaína, y declaraciones falsas ante agentes del Servicio de Aduanas e Inmigración– Herrera Valles sostiene en entrevista con EMEEQUIS que Calderón siempre supo de la alianza con el narcotráfico sinaloense, además de considerar que el otrora “superpolicía” no se llevará “su secreto” a las rejas, por lo que cree que miembros de la cúpula política de aquellas años podrían ser delatados, incluido el exmandatario.
—¿Calderón sabía?
—Definitivamente el presidente Calderón tenía pleno conocimiento de lo que estaba haciendo su secretario de Seguridad Pública. La prueba es que ya le habían avisado previamente, inclusive el general (Tomás) Ángeles Dauahare, de forma muy confidencial, lo hizo como secretario de la Defensa Nacional, posteriormente yo lo hice (por primera vez) en febrero de 2008 mediante un escrito que fue recibido por su secretario particular todas las irregularidades operativas y administrativas que tenían Genero García Luna y su gente, y las actividades delictivas en las que estaban inmiscuidos unos de sus principales colaboradores; entonces, definitivamente no puede manifestar el presidente Calderón que no tenía conocimiento de las fechorías que estaba cometiendo su secretario García Luna, porque al final de cuentas era su socio. Ahorita queda muy clara esta situación.
El general Ángeles Dauahare sostiene que en mayo de 2008, en una reunión en la que estuvo presente el entonces secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño (quién fallecería tras el desplome de un helicóptero un año después), le dijo al presidente Calderón que García Luna estaba implicado en el narcotráfico, conclusión a la que llegó por información militar que había recabado. El extitular de la Sedena asegura que su detención acusado por vínculos con los Beltrán Leyva fue una consecuencia de acusar a quien era la “mano derecha” del mandatario en turno.
—¿Cuáles eran estas irregularidades administrativas y operativas, y los posibles delitos por los que estaría implicado García Luna con el crimen organizado?
—La famosa guerra que le declararon a la delincuencia organizada fue una simulación. Porque finalmente se anunciaba a los medios de comunicación que iba a haber una guerra contra la delincuencia. En Michoacán, por ejemplo, fue el primer lugar donde se trasladaron elementos, pero tenían conocimiento los medios antes de que se instalaran las fuerzas policiales, que iban sin ninguna dirección. Llegaban nada más a hacer presencia; pero vigilancia, recorridos, sin ningún sentido.
“Posteriormente, en enero se declara la guerra contra la delincuencia organizada en Guerrero y me tocó ir. Me llevé 200 elementos, 50 patrullas; no teníamos instrucciones precisas. Un día antes tuve acceso a la sección de información, de operaciones, para ver cuál era la problemática en Guerrero. Yo les cuestioné que debíamos tener algo, un plan de acción, un procedimiento sistemático operativo. Lo hice con la poca información que tenía. Instalé, dividí las patrullas en Chilpancingo, Acapulco e Ixtapa Zihuatanejo, pero únicamente para revisiones aleatorias en las carreteras federales.
Calderón sabía, asegura el entrevistado.
“Posteriormente, en febrero se inicia la guerra contra la delincuencia organizada en Tamaulipas y Nuevo León, donde se le dio el mando a un comandante de la AFI (Agencia Federal de Investigaciones), gente muy cercana a ellos (el grupo de García Luna). El comandante general en Nuevo León, o sea en Monterrey, pero realmente no había efectividad. Inclusive a mediados de enero hubo un ataque a varias estaciones de la policía ministerial, agencia del ministerio público en Acapulco. Mataron a varios agentes, varios comandos que ya retaron a las fuerzas federales porque nada más éramos nosotros (contra la delincuencia). Según la idea original, era Ejército, era Marina y fuerzas generales de apoyo. Entonces había más de dos mil elementos. En la parte operativa no había ningún orden; no sabíamos a quiénes estaban protegiendo en ese momento, hasta el paso del tiempo.
“Las irregularidades administrativas eran la compra de patrullas por adjudicaciones directas, con más equipamiento que el necesario; no tenían sentido. Compras también de armamento. Entonces todo eso me hizo, de alguna manera, reflexionar.
Lo que rompió sus planes.
“Tuve muchas discusiones con ellos. A esta situación se suma la presión para que firmara cartas responsivas para elementos de ellos que habían reprobado los exámenes de control de confianza y que pretendían justificar con cartas responsivas que eran gente muy capaz, necesarias para la Policía Preventiva, cosa que no hice, al contrario. Hice del conocimiento de la Contraloría de la Policía Federal, que iba a iniciar procedimiento administrativo, obviamente nunca prosperó, pero todo eso fue motivo para tener el repudio de Genero García Luna y su gente”.
—A Herrera Valles se lo dijeron claro: “quien no está con García Luna, está en su contra”.
—Yo manifesté que no estaba en contra de García Luna, ni del cambio; al contrario, estaba en contra del procedimiento que se estaban tomando, de los resultados (porque, afirma, habían incrementado los homicidios y los secuestros). Realmente fue una situación complicada por la que en 2008 presenté la carta a Felipe Calderón, pensando que estaba siendo engañado. Me concluyen con el cargo, me suspenden el sueldo de manera ilegal, ilícita y pues ahí me queda muy claro que Felipe Calderón no pretendía castigar las acciones del subsecretario; al contrario, las solapaba, y perseguía a quienes estábamos en contra, como era mi caso.
En mayo del 2008, Herrera, un oficial de carrera en la Policía Federal, le mandó otra carta al presidente, con copia al procurador Eduardo Medina Mora, pero nada sucedió.
Sin embargo, en noviembre de 2008, cuando se desempeñaba como Coordinador de Seguridad Regional de la Policía Federal Preventiva, fue arrestado, sin orden de aprehensión y con uso excesivo de la fuerza, mientras se dirigía a una entrevista por televisión.
En ese momento, denunció que la detención –que lo llevaría a estar privado de la libertad por más de cuatro años, acusado de delincuencia organizada y delitos contra la salud– era una represalia por haber puesto en conocimiento del expresidente Felipe Calderón actos de corrupción cometidos por su secretario de Seguridad Pública y un grupo de altos mandos de la misma dependencia.
—¿Cuál considera que era el verdadero objetivo de la denominada guerra contra el narcotráfico, tanto por parte de Gerardo García Luna como del presidente Felipe Calderón?
—Atacar a sus enemigos, a sus contrarios. Ellos tenían formado un “cartel con charola”, eran los policías, ahora sí con sus socios, con el Cártel de Sinaloa, con todas las facultades que le daba la ley para perseguir a sus enemigos. Ese era el principal objetivo al haber declarado la guerra. Hubo una guerra, pero con sus adversarios (del CDS). Eso definitivamente nos queda claro.
—Cuando se empieza a generar la confrontación directa con las organizaciones criminales que, menciona, estaban alineadas a las intenciones del Cártel de Sinaloa, ¿qué considera que falló en esta idea que concibieron García Luna y el presidente Felipe Calderón de repeler el ataque de organizaciones rivales al Cártel de Sinaloa? ¿Por qué se originó esta oleada de violencia en la que todavía se encuentra inmersa la sociedad mexicana?
—Todavía está inmersa la sociedad mexicana y las consecuencias las pagó tanto la sociedad mexicana como la Policía Federal. Precisamente yo ya veía venir la corrupción que se estaba dando al interior de la policía al darles mando a los pillos y relegar a los buenos elementos.
Considera que García Luna podría entregar a Calderón.
“Yo considero que lo que les rompió los planes fue la ruptura que tuvo el Cártel de Sinaloa al separarse los hermanos Beltrán Leyva del “Chapo” Guzmán. Cuando detiene al Mochomo en enero del 2008, ahí tienen confrontaciones muy grandes, porque le echan la culpa al Chapo de que él entregó al hermano de los Beltrán Leyva, y empieza una guerra entre ellos. Como era el cártel más fuerte, ellos (García Luna y aliados) pensaban que apoyando al más fuerte y la policía con todos los recursos, armamento, personal, iban a someter a los otros carteles.
“Resulta que se dividen estas gentes, que eran muy poderosas, y se vuelven rivales. Entonces ahí se salió de control, yo considero que eso fue en lo que no les salió el proyecto de disolver a los demás carteles”.
—¿Cuál de las organizaciones delictivas era la que representaba mayor riesgo para Genero García Luna como político, para las aspiraciones que tenía, y también para el Cártel de Sinaloa?
—En ese tiempo estaba muy fuerte el Cártel del Golfo, que era con los que estaba con una batalla muy fuerte. Al unirse el Cartel del Golfo, los Zetas (surgieron como su brazo armado) y la Familia Michoacana contra el de Sinaloa y el de García Luna, ahora sí no pudieron controlar de la manera en que ellos tenían pensado: corrompiendo a los elementos de la Policía Federal Preventiva, quitándoles credibilidad ante la sociedad y ante todo el mundo.
“Terminó el sexenio y no pudieron someter a los demás carteles. Hay mucha gente de García Luna en el sexenio del presidente (Enrique) Peña (Nieto); hubo mucha gente en la Policía Federal como Ramon Eduardo Pequeño García, que fue el jefe de la División Antidrogas que dejó (libre) al “Chapo” en 2015. Siguió la corrupción de la gente de García Luna y siguieron haciendo dinero con las sociedades que tenía al interior de la administración de Peña Nieto”.
—¿Tuvo conocimiento de algún operativo en el que posiblemente se detuviera a algún miembro importante de la organización criminal de Sinaloa, pero por instrucción superior no se concretara?
—Bueno, mira, eso no se podía comprobar. Yo platiqué con mucha gente cercana a ellos, que efectivamente estaban muy molestos por las instrucciones que tenían, en las que prácticamente estaban bien encaminadas para hacer detenciones, para desbaratar algunas situaciones de narcotráfico y (cuando se iban a concretar) los cambiaban a otras áreas, o los quitaban de esa operación (…) pero sí tenían esa costumbre de investigar de manera muy seria a los contrarios y proteger a los aliados.
—¿Quiénes integrarían este cártel que ha llamado de García Luna? ¿Quiénes serían sus aliados? ¿Quiénes son los miembros que tiene mayor poder jerárquico y dónde se encuentran?
—Luis Cárdenas Palomino, que ya está detenido desde 2021, por tortura, nada que ver con lo que hizo con Genaro García Luna como socio del cártel, y está Ramón Eduardo Pequeño García, que dejó escapar a “Chapo” en 2019; más bien, lo sacó. Está Facundo Rosas Rosas (excomisionado de la Policía Federal que estuvo preso por homicidio culposo por un accidente de tránsito en enero de 2022, pero fue liberado en julio siguiente al conseguir un acuerdo reparatorio); Armando Espinoza (de Benito, jefe de la División de Investigaciones de la Policía Federal), y Porfirio Javier Sánchez Mendoza, que se mató; era secretario de Seguridad Pública en Aguascalientes, se mató hace poco (falleció en el desplome de un helicóptero y como miembro del grupo de García Luna fue jefe de Departamento de Investigación y subdirector de Investigación policial en la Agencia Federal de Investigación, además de director de Operaciones Encubiertas de la Policía Federal y director general de Tráfico y Contrabando).
Fox también tuvo relación con García Luna.
“También Iván Reyes Arzate, que está como testigo protegido en Estados Unidos; Monte Alejandro Rubido García, que era Comisionado Nacional de Seguridad cuando supuestamente se les escapó el Chapo Guzmán, y está Osvaldo Luna Valderrabano, que fue jefe de Estado Mayor de la Policía Federal Preventiva durante todo el sexenio. Él es tío de Gerardo García Luna. Esa es la generación que estaba más cercana a García Luna al inicio 2006, pero después se fueron sumando otras gentes como Omar García Harfuch. Toda esa gente que ya fue otra generación de subordinados se mantuvo en el siguiente sexenio, el de Peña Nieto”.
De los elementos que Herrera Valles ubica como miembros de lo que denomina “el cártel de García Luna”, Facundo Rosas Rosas fue secretario de Seguridad Pública en Puebla durante el gobierno de Rafael Moreno Valle. Durante su gestión fue acusado por supuesta protección a grupos dedicados a drenar las válvulas de Petróleos Mexicanos (Pemex) para hurtar combustible, mientras que Espinoza de Benito fue señalado por el narcotraficante Sergio Villarreal, El Grande, como parte de los mandos coludidos con el cártel de los Beltrán Leyva, además de que en El Traidor (Grijalbo, 2019), la periodista Anabel Hernández asegura que era el contacto entre la DEA y la Policía Federal.
—¿Cuál es, o fue, la relación entre Harfuch, secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México en el gobierno de Claudia Sheinbaum con García Luna?
—Mira, yo desconozco porque él entró en 2008. Ya tenía problemas con esa gente. Y no nada más fue él, fue Reyes Arzate, fue gente que entró en esos años del 2007 al 2009; realmente ahí no te podría decir que relación, pero de que era gente de confianza, lo era.
En octubre de 2020, Anabel Hernández reveló en Aristegui Noticias que García Harfuch fue sometido por lo menos en tres ocasiones al examen del polígrafo como parte de los procesos obligatorios aplicados por la Dirección General de Control de Confianza de la Policía Federal a la que perteneció. En diferentes ocasiones, a la pregunta: “¿Mantienes compromisos con la delincuencia organizada?”, García Harfuch registró “reacciones significativas de falta de veracidad”, lo cual quedó asentado en actas.
—En el juicio contra Joaquín Guzmán Loera en Estados Unidos, en el que se hizo mención específica de los posibles sobornos entregados a García Luna, la defensa del Chapo trató de desvirtuar el liderazgo de Joaquín como el jefe máximo del Cártel de Sinaloa y lo orientó hacia Ismael Zambada García, “El Mayo”. ¿Quién cree, según sus conocimientos y experiencia, que es la persona con la que habría pactado Gerardo García Luna dentro del Cártel de Sinaloa?
—Bueno, pues con todos ellos. Las cabezas eran “El Chapo” y “El Mayo” Zambada, pero tenía relación con “La Barbie”; tenía relación con “El Grande” (Sergio Enrique Villarreal Barragán, ahora testigo protegido del gobierno de Estados Unidos, clave en la acusación contra García Luna). Entonces ellos tenían la confianza, le recibían dinero a todas las organizaciones, y a todos, no nada más se concretaba a esta gente, porque en las detenciones, en los decomisos, nunca recuperaban dinero, y era una de las situaciones, que se llevaban todo lo que tenían; las propiedades o en los cateos que hacían.
“Otra de las personas cercanas a Genaro García Luna fue Francisco Javier Garza Palacios. A él lo detuvieron en mayo de 2007 en Caborca, Sonora. Supuestamente lo destituyen y se lo llevaron a Colombia. Otra de las gentes es Benito Roa Lara, que no tenía ni preparatoria, pero ahí andaba en la División. Por ahí hizo una carta creo que se comprometió a terminar la prepa en un año o algo así. Al final de cuentas era una organización criminal con placa, muy bien estructurada”.
—¿Además del Cártel de Sinaloa, observaron posible protección o alianzas con otras organizaciones criminales por parte del grupo de García Luna?
—Bueno, pues es que hubo varios muertos, acuérdate por ejemplo de que mataron a Edgar Eusebio Millán Gómez (que inició su carrera en el CISEN y fue coordinador general de Seguridad Regional de la PFP); traiciones que tenían, que hacían, pues traían sus cosas entre ellos. El crimen organizado no perdona compromisos no cumplidos. Hubo varias gentes que mataron por llegar a acuerdos que no pudieron cumplir.
Millán fue asesinado en su casa el 8 de mayo de 2008, en una aparente venganza ordenada por los hermanos Beltrán Leyva por la detención de Alfredo, “El Mochomo”. Por este arresto, la parentela acusó de traición al “Chapo” y García Luna. Al homenaje de cuerpo presente de Millán asistió el entonces presidente Felipe Calderón. Tras esa muerte, fueron asesinados en el mismo año comandantes cercanos a este exjefe de la policía.
—¿Quién estaba supeditado a quién, si es que existía esta situación: García Luna a los intereses del Cártel de Sinaloa o el Cártel de Sinaloa a García Luna y la política federal de ese entonces?
—La delincuencia compra conciencias y voluntades. Desde el momento en que se reparte el dinero, ya eres empleado de ellos y estás subordinado; realmente estás sometido a las instrucciones y a lo que ellos pretenden. Para eso pagan, para que las cosas se hagan; para que el negocio salga adelante. Estaban sometidos tanto García Luna como Felipe Calderón y su cártel a Sinaloa.
—¿Hay aliados de aquel grupo de García Luna que sigan vigentes en las corporaciones de seguridad pública o en el ámbito político?
—Sí. Hasta hace poco un agente de la policía ministerial cuyo nombre no recuerdo, que era una de (las posiciones) cercanas a Genaro García Luna. Él fue de los que quería que firmara las cartas responsivas de los que no pasaron los exámenes de confianza. El director de Interpol todavía (Jorge Domínguez Martínez Vértiz), que era director de Seguridad Pública en Huixquilucan cuando la muerte de Enrique Salinas de Gortari (hermano del presidente Carlos Salinas), que desaparecieron las evidencias videograbadas del lugar donde fueron a dejar el vehículo.
“No quisiera decir más gente porque todavía hay más, no sólo en la Guardia Nacional y en la fuerza federal ministerial, sino en las Secretarías (de Seguridad Pública) de los estados. Acuérdate que Porfirio Javier Sánchez Mendoza fue muy cercano a ellos y estuvo de secretario de Seguridad Pública en Aguascalientes. Todavía hay mucha gente incrustada que lo protege, en el mismo ministerio público, en la propia FGR (Fiscalía General de la República). Las carpetas de investigación, por más información que tienen, no avanzan. También la protección institucional todavía existe”.
—¿Cree que García Luna podría entregar a su jefe político Felipe Calderón en busca de un criterio de oportunidad en el juicio que se lleva a cabo en Estados Unidos?
—Definitivamente. La única posibilidad que tiene ahí es la de entregar a su jefe. Tiene que delatarlo para que le puedan reducir la condena. Yo estoy plenamente seguro que lo va a delatar para poder llegar a un acuerdo. De eso no tengo la menor duda y al tiempo lo vamos a ver.
—¿Cuál es la relación García Luna-Vicente Fox, quien también fue su jefe político en algún momento, y cuáles son las posibles implicaciones también del gobierno de Vicente Fox en protección del Cártel de Sinaloa?
—Ahí fue cuando crece el narcomenudeo, los secuestros. Seguían, estaban metidos con todas las organizaciones criminales. Realmente no se habían inclinado (la colusión) hacia uno sólo (de los cárteles), pero seguían trabajando con los diferentes grupos criminales. La prueba está en que el gobierno de Estado Unidos desde 2001 los está investigando. Entonces todas las fechorías que cometieron durante el sexenio de Vicente Fox están documentadas y claramente ellos fueron los que iniciaron con ese convenio dentro de la delincuencia organizada.
“Que se encargaron ya de un solo cártel en el sexenio de Felipe Calderón es otra cosa, pero Vicente Fox también tiene la responsabilidad en esta omisión, en haber dejado a Gerardo García Luna durante su sexenio para que floreciera la delincuencia organizada”.
—¿Ve posibilidades de que Fox también sea implicado por García Luna en el marco de este juicio en Estados Unidos?
—Genaro García Luna le va a sacar la más ventaja posible (ante un posible acuerdo). Los americanos, de alguna forma, ya tienen elementos de prueba para llevarlo a juicio, si no, no lo harían; entonces, nada más es cuestión de que le aprieten tantito. García Luna es una persona muy cobarde, no se va a quedar callado, no se va a llevar a la cárcel su secreto, el contubernio que tiene junto a dos expresidentes; seguro que los va a delatar. Cuando menos a Felipe Calderón, sí estoy seguro.
—¿Qué sucedió con esta presunta alianza Sinaloa-García Luna, y la protección política con la que contarían, que llevó a prisión al propio exfuncionario y a otros miembros de la organización criminal?
—”El Chapo” se salió de la cárcel en 2001, precisamente cuando estaba García Luna, y en 2015 estaba la gente de él, Monte Alejandro Rubido como comisionado nacional de Seguridad y Ramón Pequeño García como jefe de la División Antidrogas; ellos lo dejaron salir. Las detenciones contra Sinaloa fueron por la Marina, no hicieron las detenciones ellos (el grupo de GGL y sus aliados políticos). Detuvieron a la Barbie (Edgar Valdez Villarreal), pero porque ya no les servía para sus intereses, pero no porque lo hayan querido detener.
“A las cabezas, con los que tenían la sociedad tan importante, no. Realmente no fueron por el Chapo”.
—¿El escenario de violencia actual a consecuencia de las organizaciones criminales, desde una política general, cómo se debería contrarrestar?
—Se debería actuar, como ocurrió recientemente con el hijo del “Chapo” (Ovidio Guzmán López, liberado por la reacción violenta del cártel tras una detención en 2019, y aprehendido el pasado 5 de enero). Si no se actúa va a seguir la impunidad. De la Guardia Nacional… Era importante una depuración en la Policía Federal, pero no su extinción, yo creo que deberían considerar la experiencia y los buenos elementos que todavía se encuentran, porque al final de cuentas el militar tiene otra formación diferente al policía, entonces yo considero que se debe primeramente actuar y hacer mucho trabajo de inteligencia, de investigación… es la única manera en la que podemos salir del paso, porque ya la delincuencia organizada está muy empoderada.
—¿Qué sucede con “El Mayo” Zambada, este personaje que es visualizado como uno de los líderes del cártel de Sinaloa y a diferencia del “Chapo”, sus hermanos y sus hijos, nunca ha sido detenido?
–Se ha cuidado bastante. Son más de 30 o 40 años que él ha estado. Es de la generación de todos estos narcotraficantes (como los hermanos Beltrán Leyva y Guzmán Loera), pero se ha cuidado muchísimo y por lo que vemos tiene muchas alianzas en todos los ámbitos.
@axelchl
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