EMEEQUIS.- El 12 de marzo, miembros de la Asociación Mexicana por el Trato Humano, Social, Material y Cultural de los Invidentes y Débiles Visuales se manifestaron en busca de mejores condiciones laborales.
En la manifestación, familias completas con discapacidad visual estuvieron presentes. Sin embargo, las autoridades, que deberían haber estado atentas para prevenir cualquier incidente, los reprimieron e intentaron disuadir la protesta.
Lizeth, quien es débil visual y trabaja al interior del metro y quien solicita oportunidades dignas de trabajo, estuvo presente dentro de la manifestación al igual que Cristian, su esposo quien es invidente. Ella relata para EMEEQUIS que la marcha estaba planeada para ser completamente pacífica, incluso, se les informó a las autoridades correspondientes para que los acompañaran. Sin embargo, la policía colocó vehículos frente a los protestantes y los atacó.
“Todo empezó cuando comenzaron a poner los carros de frente, y ellos, como estaban en medio, nos querían tapar el espacio. Al momento de tratar de pasar, ellos empezaron a aventar sus escudos de plástico y a golpear con ellos, así como a patear por debajo”.
La desventaja que presentaron los manifestantes, en su mayoría débiles visuales, se refleja en los golpes que ella y su esposo tienen:
“A mi esposo fue a quien le pegaron, por debajo del escudo, con patadas y también le golpearon en la frente con el escudo” mientras que a ella, aun le duelen los brazos.
Agrega que la represión de la que fueron víctimas, la sorprende, para ella, ya no se “usaba la fuerza para impedir que uno llegara (a manifestarse). Supuestamente eso estaba prohibido, ¿no? Pero pues no sé ahora por qué lo hicieron de esta manera”.
Lizeth se presentó a la manifestación debido a que la retiraron de Pantitlán por a los cambios en la Línea 1, pero a pesar de que esta ya se ha reabierto, aún no le han restituido su espacio y teme perderlo.
LA DISCRIMINACIÓN EN EL METRO
En entrevista con EMEEQUIS, Berenice Gómez, coordinadora general de la Asociación Mexicana por el Trato Humano, Social, Material y Cultural, explicó que la mayoría de los participantes en la manifestación trabajan legalmente dentro del Metro. Sin embargo, en los últimos años han sido constantemente desplazados para ceder sus áreas de trabajo a personas que no tienen ninguna discapacidad.
Los espacios son tarimas de 1.20 donde ofrecen dulces, golosinas o papas: “Cada módulo que ves de un 1.20 cm es trabajado por tres compañeros con discapacidad visual. Originalmente estaba planeado para dos, pero derivado a que, desgraciadamente, la población con discapacidad visual va en aumento, pero no así en las oportunidades laborales, pues muchos compañeros se acercan con nosotros buscando un espacio y lo único que hemos podido hacer es dividir todavía más los turnos”.
Berenice explica que aproximadamente hace tres años comenzó un nuevo desplazamiento, cuando se introdujeron al Metro nuevos módulos de venta conocidos como “latas” o “cilindros” debido a su forma, los cuales son operados por personas sin discapacidad, “hay personas que tienen permisionados hasta 20 cilindros”, en comparación con las tres personas con discapacidad que tienen que compartir un solo puesto.
La coordinadora agrega que dentro del metro “hay alrededor de mil cilindros ya de personas sin discapacidad y a nosotros nos han negado el crecimiento de nuestro programa durante 14 años”, el cual apenas y cuenta con 120 espacios.
Aunado a ello, a las personas con discapacidad social son replegados a zonas menos visibles o transitadas: “Los repliegan, los mandan a otros lugares diciéndoles un pretexto ‘es que aquí se va a poner un mural, entonces tenemos que quitar tu tarima’. Se las quitan, cedemos porque queremos cooperar con el sistema, con el buen funcionamiento y operatividad del metro. Y nos retiramos y ¿qué crees? Que a la semana ahí donde estaba el compañero, donde le dijeron que se tenía que quitar por seguridad, por cultura, por lo que sea, aparece después otro módulo de personas sin discapacidad”.
En 2015, año en que se fundó la asociación, fueron retirados espacios para personas con discapacidad visual, de la estación Hidalgo con la promesa de regresarles su lugar sin embargo los replegaron y colocaron a otros comerciantes en su lugar. En estaciones como Pino Suarez, Garibaldi, Constitución de1917 o Tacuba ocurrió lo mismo.
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Berenice pone como ejemplo, Bellas Artes y denuncia que hay una tarima acorralada entre otros dos puestos que venden lo mismo, señalándolo como una clara desventaja para quienes son débiles visuales o padecen una discapacidad, pues “no es la misma habilidad de ventas”.
Finalmente, la coordinadora menciona que ellos, como asociación, no están solicitando asistencialismo, pues pagan una cuota por los lugares que emplean, solo desean que los dejen trabajar de manera digna:
“El gobierno no apoya en abrir estas oportunidades para que ellos trabajen porque no piden asistencialismo lo único que tienen es que los dejen trabajar”
@MarRome259