Por Fabiola Méndez / Erik Hubbard / Nycol Herrera
EMEEQUIS.– En Michoacán, un grupo de científicos sociales labora desde 2015 para preservar la música tradicional, las costumbres y las leyendas del país en el Laboratorio Nacional de Materiales Orales (LANMO) de la UNAM, el primero en México dedicado a la documentación, procesamiento, almacenamiento y análisis de distintos tipos de discursos sonoros.
“Nos dedicamos a documentar lo que hablamos, decimos, contamos o cantamos. Es un espacio muy basado en el trabajo de campo”, explicó Berenice Granados Vázquez, responsable técnico del LANMO, con sede en la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) unidad Morelia, de la UNAM.
La materia prima de este espacio son los actos comunicativos que tienen como soporte la voz, el cuerpo y la memoria, es decir, los discursos que ocurren en un contexto específico (gestos, sonoridad, corporalidad o expresiones musicales), los cuales son documentados en video, audio o fotografía a fin de ser estudiados desde diversas disciplinas.
“Se trata de algo único a nivel mundial. Tenemos muchos archivos de grabación, discursos orales que son testimonios de documentación lingüística, de lenguas en peligro, de expresiones culturales desaparecidas y de las cuales no había un archivo con la capacidad técnica para reunirlas ni preservarlas, hasta ahora”, afirmó Santiago Cortés Hernández, coordinador académico y fundador del LANMO.
Este laboratorio no tiene con microscopios, batas, ni tubos de ensayo, pero sí una cabina profesional de audio dividida en tres secciones: una acondicionada acústicamente para grabación, otra para registrar voz, efectos sonoros o materiales más acotados, y una sala de control con instrumentos para editar las señales sonoras obtenidas en trabajo de campo o en los dos espacios anteriores.
También cuenta con un recinto para la edición del video obtenido en campo, donde se puede aplicar corrección de color y digitalización a fin de que sus productos sean usados en videos documentales, ya sea en formato cinematográfico o televisivo.
Todas estas herramientas —como la consola analógica, los módulos de masterización o los instrumentos para procesamiento de video, entre otras— fueron fabricadas especialmente para el laboratorio.
REGITRO DIGITAL Y FÍSICO
La columna vertebral del LANMO se encuentra en un cuarto a temperatura y húmedad adecuadas, el cual alberga el servidor del repositorio nacional de materiales orales, que cuenta con una réplica en otra ubicación geográfica y que a la fecha resguarda mil 788 registros: 885 orales, 583 fotográficos, 305 en video y 15 en documento.
Este laboratorio “no tiene muros”: está a disposición de la comunidad científica y población en general, quienes pueden utilizar sus servicios certificados bajo la norma ISO 9001-2015, es decir, si alguien necesita grabar un discurso oral con propósitos de investigación, en su contexto de producción natural, puede solicitar apoyo y se le proporciona con un estándar de calidad internacional.
Además, cualquier persona que haya documentado con calidad científica sus registros en campo puede integrarlos al repositorio nacional de materiales orales con fines de almacenamiento y preservación, y decidir si quiere hacerlos de consulta pública o privada, mantener su derecho de propiedad o mantenerlos ordenados y disponibles mediante la plataforma en línea.
En ese contexto, Cortés Hernández señaló que “el laboratorio conjunta una serie de capacidades técnicas que sólo existen en la ENES. De manera aislada podemos encontrar estudios de grabación o de procesamiento de video, así como formas de almacenamiento y archivo de materiales de discurso oral, pero algo que funcione de manera integral, así en conjunto, sólo existe aquí en la UNAM”.
A decir del investigador, el LANMO también cubre huecos de información, ya que por todo el país hay necesidades o intereses para que los músicos tradicionales graben; sin embargo, los estudios no son accesibles para registrar música tradicional, “son caros, cobran por hora y no involucran a los artistas en la toma de decisiones”, acotó.
Asimismo, aunque el LANMO se encuentra en la ENES Morelia, cuenta con un laboratorio móvil para llegar a los lugares más alejados del país (a la fecha, ha llegado a la huasteca hidalguense, Veracruz, Quintana Roo, Morelos y Tamaulipas).
Se trata de un camión que funciona con paneles solares y se acondiciona para ser una réplica de la cabina de grabación física. Asimismo, puede tomar registro en video según el proyecto.
Uno de los objetivos de este laboratorio es expandirse a más grupos de investigación y a otras zonas, incluso a nivel internacional. “Nos gustaría representar todo México. Cuando lo cartografiamos aparece mucho Michoacán, el altiplano central y la península. Quisiéramos que en el repositorio aparecieran puntos de todos lados”, explicó Granados.
El LANMO dirige la Red Iberoamericana de Estudios sobre Materiales Orales (RIEMO) formada por instituciones de Colombia, Argentina, Brasil, España y México, conglomerado conformado por académicos y grupos de investigación de distintas disciplinas, pero enfocados a recursos orales en alguna de sus etapas: documentación, procesamiento o análisis.
De las investigaciones realizadas desde 2015, han resultado 29 libros impresos, 19 digitales, 19 discos en forma física y seis digitales, así como cinco documentales en video. También han desarrollado tres micrositios con más de 100 pistas cada uno. Para 2023, editarán cinco álbumes digitales, tres de corta duración y crearán un micrositio con 60 pistas.
Ismael (izquierda) es cantante de pirekuas, la música tradicional de los purépechas. Foto: UNAM.
ISMAEL Y EL LANMO
Ismael García Marcelino es originario de Ihuatzio, en Michoacán, y desde 1988 es cantante de pirekuas, la música tradicional de los purépechas. Este pireri (como se les conoce a estos artistas) trabaja incansablemente en la conservación de su lengua. “Hace 30 años la música tradicional estaba siendo desplazada por la comercial, no sabíamos lo que nos esperaba”, acotó el compositor y poeta.
Desde entonces Ismael ha generado poemas, novelas y un manual para aprender purépecha, pero en 2018 tuvo la idea de grabar, en el LANMO, un disco como herramienta para ayudar a los estudiantes a aprender dicha lengua, pero cantando. “De ahí salió un disco grabado a dueto Uéntikumani sani, que significa ‘vámonos afuera del rincón’”, explicó.
El álbum, a decir de su autor, dentro de unos años será una herramienta histórica que guardará memoria de los hablantes purépechas, que cada día son menos.
Como Ismael, cualquier persona con un proyecto cultural o de investigación puede hacer uso del LANMO y grabar con estándares de calidad. “Lo más importante es cómo el pueblo mantiene la circulación de su sangre en el interior de la comunidad, ya que los nutrientes están en la dinámica de la gente del pueblo. Creo que ahí en el laboratorio tenemos la herramienta ideal”, finalizó.
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