Por Omar Páramo / Eric Noxpanco / Ilse Hernández
EMEEQUIS.– Con una exposición en el Palacio de Minería se rendirá homenaje a Guillermo Ceniceros por sus 65 años como artisa plástico. La colección reúne más de 200 piezas que muestran la muy particular mirada de este pintor, escultor y muralista duranguense, quien además fuera alumno de David Alfaro Siqueiros.
La exposición comienza en el patio mismo del recinto, donde en las paredes de granito gris hay una decena de reproducciones ampliadas de rostros y paisajes que anticipan la división temática (la decisión fue del curador Rodolfo Rivera) que el espectador apreciará al adentrarse en las salas.
“Esta selección es el resultado de 65 años dedicados a la búsqueda de un lenguaje, el de la pintura, que engloba dibujo, composición y texturas, aunque también implica ruidos, silencios y, sobre todo, demasiadas dudas de mi parte”, reflexiona el creador.
Y es que para Guillermo Ceniceros, esta tendencia a poner su quehacer y trayectoria sobre la balanza es parte de su proceso creativo, uno que lo lleva a considerar que una obra nunca está acabada, pues siempre hay algo que corregir o cambiar, incluso después de que él las ha firmado con las letras GCR en mayúsculas, seguidas del año en que las concluyó, aunque como él mismo admite, esa fecha jamás es definitiva.
“En realidad no termina uno nunca, siempre suelo estar inconforme con algo. Algunas veces veo uno una obra que hice hace unos 20 años o 30 años y, cuando nadie me ve, le quito o le agrego cosas, le añado silencios. Esto es algo de lo que no se da cuenta el espectador, él sólo ve el resultado, pero al final lo que yo pretendo es que mi obra sugiera esa sensación de misterio que le es tan propia a la literatura, a la poesía y, a veces, al cine”.
A Guillermo Ceniceros le gusta volver sobre sus pasos y reflexionar sobre lo que ha hecho, es así como, tras pensar una y otra vez en su mural El mundo regido por la química, que adorna la fachada de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), fue que se le ocurrió la frase “invocación al equilibrio”, que da nombre a la muestra ahora exhibida en el Palacio de Minería de la UNAM.
“Si uno se asoma a ese obra que hice para la UANL en 1998, con mosaico veneciano, verá en las orillas los signos inspirados en el trabajo de Dmitri Mendeléyev. Eso me hizo pensar que la pintura puede invocar al equilibrio al igual que la química, la cual a partir de la combinación de elementos da pie a todo lo que vemos en el mundo que nos rodea”.
La exposición se divide en dos apartados, uno en el que abundan los retratos y, sobre todo, los cuerpos femeninos, y otro en el que se suceden diversas formas pétreas que dan pie a montañas y valles, ello con la finalidad de hacer evidentes dos de los ejes que, desde siempre, han guiado la producción artística de Guillermo Ceniceros: las mujeres y el paisaje.
“Siempre he considerado a la mujer como símbolo de la creatividad, de la belleza, de la geometría y de la vida, y en ello se parece al paisaje, que nos remite a la tierra, que en el fondo representa también todas esas características que acabo de enumerar sobre lo femenino”.
Acerca de lo que aprendió de David Alfaro Siqueiros, más que aspectos técnicos o teóricos, Ceniceros señala dos inquietudes que su maestro tenía y que él se ha esforzado en cultivar: “La investigación y, sobre todo la curiosidad de ver qué hay a nuestro alrededor a fin de plasmarlo en una obra”.
Con 65 años de carrera artística a cuestas, Guillermo Ceniceros suele pensar sobre lo que ha creado y sobre si aún le quedan cosas por decir, y ha llegado a la conclusión de que sí, y de que son cosas que ya se han escuchado antes, pero que no por ello dejan de ser nuevas.
“Si me pusiera a trabajar creo que haría una especie de repetición de lo mismo que he venido haciendo, quizá desde la escultura, desde el mural, desde la pintura o desde el dibujo. La verdad, seguiría haciendo lo mismo, pero tratando de mejorar lo que ya he hecho”. La exposición Invocación al equilibrio estará abierta del 28 de septiembre de 2023 al 31 de enero de 2024 en el Palacio de Minería de la UNAM (calle de Tacuba 5, Centro Histórico de la CDMX), de miércoles a domingo de 10 de la mañana a 5:30 de la tarde. La entrada es gratuita.
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