Por Patricia López Suárez
EMEEQUIS.– Lenguaje limitado o extraño, aislamiento, nula búsqueda de contacto social y afectivo, patrones repetitivos y deficiencias en la interacción social caracterizan a las personas con autismo, un trastorno del neurodesarrollo actualmente llamado del espectro autista, porque incluye una gama de síntomas tan diversos como las personas que presentan esta condición.
“Quizá las características más notorias son las deficiencias en la interacción y en la comunicación social por parte de las personas que están en esa condición, síntomas que presentan desde las etapas más tempranas del desarrollo. Incluyen patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento y también de sus intereses y actividades; presentan un deterioro significativo en los aspectos laborales y académicos, y en otras áreas como las recreativas y de juego debido a la presencia de estos síntomas”, afirmó Felipe Cruz Pérez, académico de la Facultad de Psicología (FP).
Científicos universitarios estudian la información que entra por la retina de una persona autista. Foto: UNAM.
Destacó que, regularmente, en la base de estas afectaciones del desarrollo se encuentra una alteración conductual de base cerebral, una afectación del desarrollo neurológico, que se puede presentar como fallas o descompensaciones, no siempre determinantes.
Este trastorno puede presentarse desde la fase gestacional, pero no hay una edad precisa para que se manifieste. “Gracias al avance científico, desde las fases más tempranas del desarrollo se puede detectar una serie de indicios”, reveló.
Con el fin de detectar si un infante padece autismo, es importante notar si tiene un patrón de actividad muy deprimida o muy excitada, lenguaje verbal no consolidado, actividad comunicativa no muy orientada, aislamiento (sobre todo conforme va creciendo), así como nulo contacto social y afectivo (especialmente con sus padres).
Cuando surge la duda y hay algunas manifestaciones, se debe buscar ayuda profesional para lograr un adecuado diagnóstico. Lo recomendable, dijo Cruz Pérez, es buscar a un neuropediatra.
“A veces, en nuestra cultura, la búsqueda de un diagnóstico adecuado es tardía, debido a la ignorancia sobre este tema y a la confusión que muchas veces hay con respecto a este tipo de condición del desarrollo”, señaló.
El especialista aseguró que en México no hay cifras confiables de cuántas personas viven con autismo, pero cálculos estimados por organismos internacionales señalan que en el mundo hay una prevalencia de 1%, es decir, que existen entre siete y ocho personas con autismo por cada 10 mil habitantes.
TRABAJO EN LA FACULTAD DE PSICOLOGÍA
En el Laboratorio de Cognición y Desarrollo, Felipe Cruz Pérez encabeza una estrategia llamada Funcionalización Cognoscitiva, la cual busca promover las habilidades de las personas con autismo para que éstas sean funcionales en su contexto.
El especialista tiene más de 35 años de experiencia desarrollando esta estrategia de intervención, la cual busca, por medio de la educación, diseñar estrategias adecuadas para cada caso, a fin de que los pacientes se inserten en su entorno sociocultural.
Trabajan en la funcionalización motora, sensorial, cognitiva, comunicativa y socializante. Actualmente, laboran con un grupo de 28 chicos a los que han estudiado desde hace 14 años, y recurren a tres terapeutas que asisten al niño y a sus padres para atender cada caso.
Además, en el Centro de Servicios Psicológicos Guillermo Dávila de la FP, Cruz Pérez y sus colaboradores atienden una serie de problemáticas del desarrollo, no solamente en infantes con autismo.
“Esperamos que con estos cambios pospandémicos podamos recuperar el trabajo con niños autistas, donde trabajamos con grupos reducidos y dos o tres terapeutas por cada infante”, comentó.
El universitario recomendó buscar con cuidado e información los lugares de apoyo, para que sean instancias profesionales y con especialistas. “La oferta de apoyo en la realidad no es tan incluyente como en los discursos”, finalizó.
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