CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– Los días de vértigo de Xóchitl Gálvez la han colocado como una suerte de candidata inevitable. En conversaciones en las redes, en encuentros de simpatizantes del Frente Amplio por México, en análisis de enterados, existe la certeza de que puede convertirse en la próxima candidata a la Presidencia de la República.
Desde hace mucho tiempo no existía un ánimo como el que se ha propiciado en las últimas semanas, en el que inclusive la gente intuye que es posible derrotar a Morena.
Pero hay un problema y no es nada menor. ¿Qué ocurrirá si Xóchitl no es la elegida? ¿Hasta dónde llegará el desánimo? ¿Sí se está estableciendo una narrativa coherente sobre los niveles democráticos de la selección del coordinador o coordinadora del Frente?
Hay una sombra en el horizonte, ya que el entusiasmo por Xóchitl no es necesariamente similar en lo que respecta a los propios procedimientos frentistas. Es decir, una franja de ciudadanos, seguramente considerable, entrará en una suerte de desánimo si ven que la indicación mayoritaria va por otro lado.
Puede ocurrir, no es nada remoto, que otro de los aspirantes aventaje a la senadora y que lo haga de modo legítimo. Nada indica que Xóchitl no pasará a la siguiente etapa una vez que cuente con las firmas necesarias, y ahí tendrá que medirse en foros con las otras dos personas que resulten finalistas. En ese momento es cuando se empezará a evaluar con mayor eficacia la viabilidad de cada aspiración.
Es un ambiente de deliberación que puede hacer variar certezas o, por supuesto, reafirmarlas.
Al momento de la selección por voto directo, que es una parte de la ruta de decisión, sí contarán las estructuras de los partidos y su capacidad de movilización. Esto es un hecho.
En la interna, Santiago Creel, Beatriz Paredes, Enrique de la Madrid o Miguel Ángel Mancera, pueden tener un arrastre notable por el nivel de conocimiento que hay de ellos a nivel nacional.
Se parte, por supuesto, de la premisa de que la convicción democrática es lo que mueve a quienes participan en el Frente, pero no solo las militancias partidistas, sino la propia sociedad civil, que tiene ya un papel protagónico y que seguramente se traducirá en participación individual y concreta.
Esto es central, porque las posibilidades de éxito tienen que estar sujetas a que los afanes de la selección interna se mantengan o inclusive se fortalezcan para el 2024.
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Para nada es un asunto menor el desenlace de esta historia. Sería terrible que una experiencia democrática, como la que está en curso, se descarrile al no converger las lecturas de la ciudadanía, o de una porción respetable de esta, con las propias dinámicas de una selección de estas características.
Por ello tienen mucho trabajo el PRI, PAN y PRD, de la mano de las organizaciones de la sociedad civil, para advertir que el resultado es incierto, que apenas está arrancando el procedimiento, y que pueden existir sorpresas, es más, la propia Xóchitl es una de ellas, la más relevante hasta el momento.
Quizá el desafío mayor consista en trasladar la emoción de los últimos días, al ejercicio de construcción política que se está llevando a cabo. De ahí que lo que se comunique sea estratégico.
Insistir en que lo más relevante es propiciar el arribo de una candidatura legítima y también competitiva. La lógica de la selección puede llevar a ese puerto.
Tienen que estar preparados para que Xóchitl sea la elegida, pero también para que no lo sea. Las posibilidades están abiertas, aunque no sea tan perceptible en estos momentos.
A mi juicio, la propia dinámica de los últimos días está marcando el escenario que se tendrá para septiembre. La vitalidad de Xóchitl es notable, contrasta con el aburrimiento que generan quienes podrían ser sus contrincantes a la hora de una elección ya constitucional.
Pero falta un trecho, que además se enmarca en la particularidad de estar viviendo en días muy largos que se traducen en meses muy cortos. Todo fluye a una velocidad impresionante y de ahí que convenga cierto nivel de prudencia a la hora de hacer pronósticos.
Nadie duda, y esto también importa, que es el momento de la oposición, que la narrativa ya no es la que imperaba, y que ello dota de energía a lo que ocurrirá en las próximas semanas.
@jandradej
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