CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.- La lengua de fuego del crimen organizado pegó en el corazón de la política en Ecuador. Fernando Villavicencio, un periodista que se convirtió en político, fue asesinado a balazos al término de un mitin electoral, donde otras nueve personas resultaron heridas y uno de los implicados en el ataque falleció en el trayecto a la Unidad de Flagrancia en Quito.
Martha Roldós dijo que Villavicencio era uno de los tipos más valientes de Ecuador y que pagó con su vida el denunciar a la narcopolítica. “Lo mataron porque le tenían miedo, lo que nos deja es su legado de valentía, en una lección para periodistas y políticos”.
Las autoridades detuvieron a seis implicados en el atentado. Son, en su mayoría, ciudadanos colombianos con antecedentes en el tráfico de armas y el narcotráfico.
El hecho profundiza la crisis por la que atraviesa el país que está cruzado por la violencia y con profundas debilidades institucionales.
Todo apunta a una operación de carácter internacional, que de algún modo recuerda al asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, donde participó un comando colombiano.
El ataque a la residencia presidencial en Puerto Príncipe representó una novedad en cuanto a comportamientos criminales, ya que se contrató a un grupo externos para dar un golpe interno.
Es pronto para dilucidar si lo que aconteció en Quito siguió una pauta similar, o la integración de estructuras de sicarios internacionales ya es una práctica que se irá volviendo más frecuente en delitos de alto impacto como es el asesinato de un candidato presidencial.
Las pistas conducen, por lo pronto, al cártel de Sinaloa y sus vasos comunicantes con la narcopolítica, porque el propio Villavicencio denunció amenazas de muerte hace apenas unos días.
El candidato señaló que “Fito”, el jefe de los sinaloenses advirtió que “si sigo refiriéndome a él y a su estructura, ellos atacarán en mi contra o atentarán contra mi vida”.
El factor sinaloense es delicado y seguramente las áreas de seguridad mexicanas deben estar analizado sus posibles alcances. No hacerlo puede implicar el colocarse en una zona de ceguera bastante riesgosa, ya que existen informes de disputas territoriales con el cártel de Jalisco Nueva Generación en Ecuador.
Hay que tener en cuenta que es frontera con Colombia y Perú, por lo que es una zona estratégica.
A estas alturas es imposible no buscar en la complicada historia de la región, porque la muerte de Villavicencio nos devuelve a los años ochenta, al ambiente de terror que generaron los atentados contra políticos, como el que sufrió Luis Carlos Galán, quien probablemente habría gobernado Colombia si Pablo Escobar no se lo hubiera impedido, matándolo en 1989.
Habrá que esperar a las indagatorias para tener certeza sobre los autores del atentado contra Villavicencio, donde múltiples grupos podrían estar dispuestos a causar daño en un ambiente por demás enrarecido.
En situaciones tan graves todo suele ser brumoso y hay quienes aprovechan para obtener ganancias o intentar pasar costos a sus enemigos.
En Ecuador nadie se engaña de la gravedad de lo ocurrido y de las consecuencias que puede tener en el futuro inmediato. El presidente Lasso afirmó que se trata de “un crimen político que adquiere un carácter terrorista y no dudamos que este asesinato sea un intento de sabotear el proceso electoral”.
El 20 de agosto los ecuatorianos irán a las urnas, pero será bajo el estado de excepción decretado por el presidente Guillermo Lasso, como una medida para intentar garantizar la seguridad.
Luis Almagro, el secretario general de la OEA deslizó que los bandidos “están dispuestos a todo para mantener cotas de poder, espacios de poder y sus intereses económicos” y ante ello, “hay que defender la democracia por todos los medios que tenemos”.
La variable política será uno de los ejes la discusión en los próximos meses, porque Villavicencio era un enemigo declarado del expresidente Rafael Correa. Es más, el derrumbe y las dificultades en las que se ha visto involucrado tienen mucho que ver con las investigaciones que Villavicencio hizo públicas sobre la corrupción en el gobierno.
Villavicencio estaba en el puesto número cuatro de las preferencias electorales, por debajo de Luisa González, Otto Sonnenholzner y Yaku Pérez.
Los augurios no son nada buenos, con Villavicencio ya son siete los políticos asesinados en el 2023, dentro de una crisis que no parece que tendrá una solución en el mediano plazo.
@jandradej
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