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¿Quiénes traicionarán el voto ciudadano? Análisis de Julián Andrade.
CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– Si bien Morena no tiene los votos necesarios para aprobar reformas constitucionales en el Senado, nadie duda que los obtendrá, y en los próximos días.
Le faltan tres para llegar a 86 de 128, pero en realidad requiere unos cuantos más para evitar sorpresas en las votaciones para reformar la Constitución. Esto es así, porque la ley establece que se requiere de la votación de dos tercios de los legisladores presentes en la sesión.
Entre los que se enferman, los que pierden el avión, o los que se salen al baño, aunque ahora cuenten con procedimientos electrónicos para votar, se pueden dar situaciones chuscas que terminan por complicar la aprobación de alguna ley.
Pero en Morena no están para contratiempo alguno, porque quieren que las reformas al Poder Judicial y a la Guardia Nacional se publiquen en el Diario Oficial durante el mandato del presidente López Obrador.
Quizá por ello, Manuel Velasco, el coordinador de los Verdes, dice que ya tiene a dos en la bolsa, aunque no reveló los nombres, porque quizá todavía estén en la estira y afloja de lo que eso costará, porque costará.
Aunque, por las dudas, se protegió: “seguro, seguro, no hay nada en la vida, pero vamos avanzando”.
Se da por hecho que serán los dos solitarios perredistas, pero eso nadie lo sabe, y el ojo está puesto en priistas dubitativos, emecistas colaborativos y en panistas obsequiosos, que también los hay, con la 4T.
Quizá las dudas sean injustas, pero de algún lado tienen que completar la mayoría calificada.
En normalidad democrática las sumas y las restas son cuestión de todos los días, en principio porque en nuestro sistema no existe el mandato imperativo, así que cada senador y diputado puede incumplir cuantas promesas de campaña le plazca.
Pero no estamos en condiciones normales, sino ante lo que a todas luces significará un cambio de régimen.
La experiencia reciente ayuda a entender el procedimiento que utiliza Morena. En 2018 lo primero que hicieron, y con mucho éxito, fue succionar al PRD. Ni dos meses duró la bancada perredista completa en San Lázaro, porque de los 19 que eran, nueve se fueron, con todo y el coordinador, que en ese momento era Ricardo Gallardo, quien en la actualidad es gobernador de San Luis Potosí y operador del partido Verde Ecologista.
Los renunciantes “se dieron cuenta” de que les gustaban las iniciativas morenistas, aunque meses atrás habían buscado el voto ciudadano con otra óptica.
En el Senado, el PRD sufrió una historia similar, ya que los traslados iniciaron pronto, aunque algunos de ellos a partidos aliados, por lo que el daño a la oposición no fue tan significativo.
Para mantener al PRD en el bloque opositor ayudó, por supuesto, que Miguel Ángel Mancera, el coordinador, siempre se mantuviera firme con lo que prometió y se comprometió en la campaña de 2018.
Pero ahora las circunstancias son distintas y las fortalezas menores. El incentivo que genera la 4T es muy alto, y sobre todo si se aprueba el Plan C en su integridad, ya que la única forma de sobrevivir políticamente será con ellos.
¿Quién traicionará el voto ciudadano iniciando la legislatura en septiembre? Lo sabremos muy pronto. Lo interesante serán los argumentos, sacados de un cajón utilizado a lo largo de décadas y que se resumen en que primero está México, que son constructivos, que siempre supieron que se tenía que reformar al Poder Judicial, que están felices con la militarización, y los que se les pueda ocurrir.
Será ruda la calificación para quienes defeccionen de convicciones que dijeron tener para obtener el respaldo ciudadano, y además porque van a ser más que visibles.
La responsabilidad del desastre que va a implicar la aprobación de las iniciativas presidenciales será responsabilidad de al menos 86 senadores, pero la carga será para los que todavía esta semana permanecen en la oposición.
@jandradej
