Hace poco ambos aseguraban lealtad a la oposición. Análisis de Julián Andrade.
CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– Sabino Herrera y Araceli Saucedo llegaron al Senado gracias a la alianza del PAN, PRI y PRD. Sin la convergencia de las tres fuerzas políticas nunca hubieran ganado.
A tres días de iniciar la legislatura se inscribieron en la bancada de Morena.
Lo hacen, no son ingenuos ni novatos, para respaldar un proyecto que rechazaron para obtener el apoyo ciudadano.
En Tabasco y en Michoacán los electores están politizados y su voto fue más que ponderado, particularmente en la tierra del presidente de la República, donde ser opositor es una aventura más que arriesgada.
Los michoacanos saben, desde el 2021, quiénes son los aliados inconfesables del morenismo, y por eso era importante el marcar que existía oposición.
Lo que hicieron Herrera y Saucedo es una incongruencia y una traición a la que se suman gustosos y seguramente a cambio de diversas prebendas.
Son ejemplo, los nuevos senadores guindas, de la falta de escrúpulos que priva en el panorama, de la conveniencia que derrota convicciones e ideología.
¿Qué no tenían grupo porque el PRD se extinguió? Tenían opciones y en particular las de los partidos que los apoyaron.
El tabasqueño Herrera, empresario ganadero criador de cebúes, exalcalde de Huimanguillo, dijo poco antes de concluir su campaña: “estoy cansado de los políticos chapulines de siempre. Para ser un buen político hay que tener palabra”.
El 29 de junio le refrendó lealtad a Jesús Zambrano y al PRD. Dos meses después, incumplió lo ofrecido y se quebró. Ni las olas más leves resistió.
La michoacana Saucedo hizo campaña afirmado que “sí hay de otra”, y pasada la contienda le exigió al presidente López Obrador: “que deje de meterse, ya estuvo seis años durante este gobierno, generando opinión más allá del cargo y de la representación que tiene un presidente de la República, que deje trabajar a la presidenta de este país”.
Ahora votará por reformas que rechazó y que van a significar que el todavía primer mandatario se siga metiendo y dejando un legado que es una verdadera bomba de tiempo.
Tendrían que explicar, Herrera y Saucedo, a sus votantes y a sus aliados, el motivo de su mutación. Si bien, los más agraviados deben ser los pocos perredistas que aún quedan, los realmente burlados son los que sufragaron por el PAN y el PRD.
Veamos los datos. En Tabasco, Herrera obtuvo 148 mil 321 sufragios. En esa alianza, el PRD logró 87 mil 768 votos, el PRI 37 mil 993 y el PAN 26 mil 313.
Morena logró 656 mil 422 respaldos, pero lo interesante es que Movimiento Ciudadano se quedó cerca del voto directo por el PRD, con 83 mil 191.
En Michoacán, el enojo de panistas y priistas debe ser todavía peor, porque directamente del PRD, Saucedo obtuvo 138 mil 135 votos, mientras por el PAN alcanzó 313 mil 205 votos y con el PRI 212 mil 305.
Esto es, en su tierra, la ahora senadora de Morena, si solo hubiera ido con el perredismo, que es de donde proviene, simplemente no estaría en la apertura del periodo de sesiones el 1 de septiembre.
Por desgracia, estamos solo en el inicio del traslado de senadurías. Vendrán otros, porque lo requiere la estrategia impulsada desde Palacio Nacional, la que, por cierto, continuará surtiendo efecto aún después del 1 de octubre, ya que las consecuencias de las iniciativas que se irán aprobando, tendrá efectos duraderos, en términos democráticos y económicos.
Las alertas están por todos lados, y en el sálvese quien pueda, hay quienes, como Herrera y Saucedo, prefieren hacerlo en el buque oficial, donde la tormenta al menos se resistirá con mayor seguridad.
¿Qué es una inmoralidad? Pues sí, pero como decía con pragmático cinismo Gonzalo N. Santos, “la moral es un árbol que da moras”.
@jandradej