CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– Una de las crueldades que han tenido que padecer los familiares de los 65 mineros que fallecieron en la explosión de la mina Pasta de Conchos, en Sabinas, Coahuila, es la mentira.
Les han dicho que los 63 cuerpos serán rescatados, (solo dos de los restos se recuperaron), pero eso no ocurrirá. Se los dijeron en septiembre de 2020, cuando en Palacio Nacional anunciaron una inversión de 75 millones de dólares y le encargaron a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) coordinar los trabajos.
Dos años después, desde noviembre pasado, todas las labores de ingeniería están suspendidas y es probable que no se reanuden. La realidad tarde o temprano se impone, y no hay manera de tratar de enmendar o de torcer las cosas.
Es un drama, por supuesto, porque los deudos tienen el derecho de insistir en recuperar los cadáveres y, sobre todo, de no cejar en su empeño, más allá de dificultades y evidencias.
Lo que es incorrecto es que burócratas y grupos interesados, alimenten una esperanza quimérica y con ello profundicen el dolor de los afectados.
En octubre de 2007, un panel de expertos del Foro Consultivo de Ciencia y Tecnología concluyó que el rescate era improcedente y muy peligroso, porque hay inundaciones y altas concentraciones de gas metano.
Entrar a la zona del derrumbe puede costar vidas, pero ello se suele obviar en los discursos que tienen a señalar que en el pasado no se hizo nada para dar respuesta a las familias mineras.
Los estudios debieron ser consultados y, por lo demás, están en los archivos de la Presidencia de la República.
Más aún, en febrero de 2022, en la Secretaría de la Defensa elaboraron un reporte, del que dio cuenta el semanario Proceso, en el que se señala: “ si bien es cierto que los informes supuestamente elaborados por los técnicos de la CFE refieren que es factible la recuperación de los restos de los mineros atrapados, también lo es que, en atención al tiempo transcurrido del siniestro, al derrumbe de los túneles de la mina y a la filtración de agua ocurrido, no sea posible que en cuatro ni más años puedan recuperar citados restos humanos de la mina”.
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El tiempo ha seguido su curso, y ahora es muy difícil que en la CFE, y en otras áreas relacionadas con el tema, puedan escabullirse de su propia responsabilidad, sobre todo en lo que respecta a los análisis erróneos que le proporcionaron al presidente de la República y que derivaron en que se hiciera una promesa imposible de cumplir, y que a estas alturas tiene enojados y decepcionados a grupos que siempre manifestaron su respaldo al mandatario, y en parte porque creyeron que él sí lograría la recuperación de los cuerpos sepultados tras el derrumbe ocurrido el 19 de febrero de 2006.
Olvidaron que la pertinencia política de anunciar un salvamento tenía que estar acompañada de los estudios técnicos para que no se convirtiera en solo una jugada demagógica.
Algo similar ocurrió con la mina de Pinabete, también en Coahuila y donde no se han podido rescatar los cuerpos de los 10 mineros que fallecieron en 2022.
Con Pasta de Conchos se engolosinaron, quienes ahora gobiernan, pensado que ellos sí estarían a la altura de las circunstancias, pero evadieron estudiar con rigor lo que se hizo desde los momentos inmediatos a la explosión y en los años siguientes. De haberse ocupado de analizar los hechos, se habrían cerciorado de que la reparación del daño para las familias consiste en que el hecho no quede impune y no en estar ofreciendo imposibles.
Los colaboradores enredaron al presidente López Obrador en un laberinto del que no hay salida. Más allá de las promesas que se sigan haciendo, es notorio que ningún proyecto prosperará.
Vendrán los ofrecimientos de rigor, las que se hacen cada vez que la efeméride los urge y que ya suman 17 años sin que se pueda cerrar el ciclo, donde quienes pagan el daño son los que menos lo merecen.
Lo procedente sería hablar con la verdad, pero tampoco se hará, porque en la 4T no suelen asumir error alguno, y prefieren que el paso de los años sume otro tipo de exigencias que desplace a las de Pasta de Conchos.
@jandradej
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