El nicho para un nuevo partido político. Análisis de Julián Andrade.
CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– El Frente Cívico Nacional buscará ser partido político. Si logran sortear los requisitos preliminares, contenderán en solitario en el 2027, donde tendrán que obtener al menos el 3% de la votación para conservar su registro.
Vienen meses de mucho trabajo para la organización que lideran Guadalupe Acosta Naranjo y Emilio Álvarez Icaza. A partir de enero, tiene que realizar asambleas en 20 entidades o en al menos 200 distritos, y que en esas reuniones participen al menos 3 mil afiliados por entidad o 300 por distrito.
Su nicho, por el momento, y por lo que dicen, serán esos ciudadanos que están cansados del PRI y del PAN y que a la vez son opositores de Morena.
En teoría, le hablarán a esa franja poblacional que se siente agraviada por los cambios constitucionales que debilitan a la democracia mexicana.
Un segmento persuasible es el de quienes participaron en las movilizaciones en defensa del INE y la SCJN.
Es una tarea compleja, en la que tendrán que disputarle votantes al priismo, al panismo e inclusive a Movimiento Ciudadano. Cada elección es distinta y pueden pasar muchas cosas de aquí al 2027, pero si el Frente Cívico quiere en realidad competir tendrá que establecer con mayor claridad cuáles son los segmentos del electorado a los que les hablarán y encontrar la narrativa para que los escuchen.
Se puede, pero será una larga marcha y llena de obstáculos.
Los nuevos partidos juegan con el viento en contra. 26 organizaciones han perdido su registro entre 1993 y 2024.
El caso más dramático fue el PRD, por su larga trayectoria y por la historia que lo acompañó a lo largo de 35 años, si se mide desde 1989, pero aún más si se toma en cuenta que su registro original provino del Partido Comunista Mexicano.
El Frente Cívico jugará bajo un paraguas parecido al del PRD en las elecciones más recientes, donde justamente respaldó la defensa de las instituciones, pero en la que su discurso de izquierda tuvo que diluirse para engarzar con sus aliados del PAN y el PRI.
Esto no funcionó, es evidente, de ahí que tengan que ser creativos y, además, decidir qué harán con lo que queda del PRD, si los convocarán o no, y cuál será el papel que jugará Xóchitl Gálvez, si es que esta última decide participar.
Es todo un dilema el determinar en cuál cuadrante del espectro político trabajar, pero ya es un avance el tener claridad de por dónde no se lograrán resultados.
El Frente Cívico, si quiere perdurar como partido político, tendrá que mostrar un programa atractivo, que vaya más allá de la protección de las instituciones, porque estas ya no existen. Ese es el saldo más grande de la derrota opositora del 2024.
La defensa de la democracia es un eje interesante, por supuesto, pero está lejos de ser suficiente, como lo mostraron los resultados de la más reciente contienda.
En el fondo, lo que los convoca, son las heridas de batallas perdidas, y no es que eso esté mal, sino que tiene que trascenderse.
Bajo esa perspectiva, es interesante y saludable, que una de sus primeras determinaciones sea la de separar a la dirigencia de las candidaturas, para que las postulaciones sean determinadas en elecciones preliminares. En el Frente Cívico los que mandan no irán en las boletas.
Pero lo más importante será qué ofrecer. ¿Apelar a una suerte de restauración? ¿Buscar nuevos nichos en función de necesidades concretas de la población? ¿Cómo concretar eso de derechos, libertades y causas justas?
Y tienen que estar preparados para contender en condiciones todavía más desventajosas y ante la posibilidad de que se concrete el Plan C en lo que respecta a temas electorales y que suprimirá las diputaciones plurinominales y reducirá el financiamiento público.
Deben evitar el pesimismo, pero es imprescindible hacerlo desde el realismo.
@jandradej