El pasado 8 de marzo, hicimos historia. Las mujeres, primero marchando y después “desapareciendo” durante 24 horas, dejamos en claro (o intentamos hacerlo) que no bastan los pocos avances que la sociedad ha dado para ser más inclusiva y generar respeto e igualdad de oportunidades. Lamentablemente la pandemia del coronavirus llegó para, entre otras cosas, encerrar nuestra lucha y ponerla, por el momento, en un segundo plano.
El grito principal de la reciente manifestación del día de la mujer, contra la violencia de género, sigue sin escucharse. Peor todavía, el presidente insiste en que a pesar del encierro obligado, la violencia contra las mujeres no ha escalado; incluso, afirmó que “el 90 por ciento de las llamadas son falsas”. No sé en qué datos se basa, pero todo indica que, de acuerdo a la Red Nacional de Refugios A.C., solo en marzo, 330 mujeres fueron asesinadas. Las llamadas al 911 hechas durante el tercer mes del año, aumentaron en 25,733 en comparación con enero. También en marzo se abrieron 27 carpetas de investigación por hora. Y estas cifras son del Secretariado del Sistema Nacional de Seguridad Pública que reconoce que el aumento mencionado, se refiere a las llamadas que sí procedieron. En el confinamiento obligado, las mujeres todavía están más indefensas. Reconocidos analistas, incluyendo a altos funcionarios de la ONU, clasifican al aumento de este tipo de delitos, como “la otra pandemia”. Minimizar los hechos, es un gravísimo error.
Dentro de este terrible panorama, hay noticias que animan un poco. Si bien no resuelven el problema de manera práctica, se encargan de recordarnos lo que sucede, a diario, en muchos hogares mexicanos. El 15 de mayo, la aplicación – editorial ipstori lanzó una antología titulada “Para leer libre de violencia”. Se trata de una serie de cuentos cortos, escritos por reconocidas novelistas, como un llamado a la justicia y a la tolerancia. A luchar contra los prejuicios que siguen afectando a las mujeres en nuestro país.
La plataforma, a partir del covid, es gratuita para todos. Y será gratuita durante lo que queda de mayo y en el mes de junio. Son cuentos grabados por actores profesionales, que pueden ser escuchados o leídos. Entre las plumas que se sumaron a este movimiento, de forma solidaria y gratuita, encontramos las de Rosa Beltrán, Silvia Molina, Raquel Castro, Ethel Krauze, Ana García Bergua, Myriam Moscona, Mónica Maristain y varias más. Letras unidas para continuar tratando de crear conciencia de la gravedad de la situación que se vive hoy en día. Ser mujer en México, significa arriesgar la vida.
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Dentro de este mismo programa, la directora artística, Alejandra Ballina, estará entrevistando a distintas autoras. Alejandra y Rosa Beltrán ya conversaron, por ejemplo, sobre el interés de la novelista para ser leída por una nueva generación de lectores que solo leen en línea, en aplicaciones como ipstori. Además, siempre a la distancia, para respetar las medidas contra el coronavirus, ipstori comenzará una serie de diálogos titulados: Literatura para la canasta básica. El primero, programado para el 28 de mayo, contará con las voces de Ana Francis Mor, Mónica Lavín, Sandra Frid y quien esto escribe. La idea es hablar sobre literatura en el encierro y abordar el tema de la violencia contra las mujeres.
ipstori es una aplicacion que publica textos cortos, de ficción, para ser leídos o escuchados. “Leer con los oídos”, dicen sus fundadores, y de esta manera, poder realizar otras actividades al mismo tiempo. Tiene un doble objetivo: fomentar la lectura en nuevos lectores y fortalecer los hábitos en lectores consolidados; impulsar a autores noveles y también a escritores conocidos. La grabación de las narraciones se hace de manera sumamente profesional, con 30 narradores que son actores de cine, teatro o doblaje.
Las ipstorias son textos son cortos, originales y muy atractivos que no están disponibles en ninguna otra plataforma digital y se dividen en temas como literatura erótica, diversidad, fantasía, crónica, amor, ciencia ficción…
“Estamos convencidos de que la lectura continúa siendo la única forma confiable de aprender y mejorar nuestras capacidades cognitivas. Contar con una población más preparada, sensible y empática incidirá en la forma en que respondemos a los problemas sociales y cómo nos involucramos como comunidad. Dotar de mayores ingresos a los creadores artísticos es una manera de valorar mejor su trabajo y la importancia que éste tiene para la sociedad y la cultura.”, afirma su fundadora y directora general, Ruth Reséndiz.
Gracias a este esfuerzo, original y creativo, muchas personas que antes no leían, comienzan a acercarse al mundo de la ficción, a la magia de contar y escuchar historias. Ahora, en pleno covid-19, su plataforma se hace aún más necesaria y se agradece la solidaridad y empatía que han mostrado invitando a mujeres escritoras a alzar la voz contra la violencia de género, en un esfuerzo conjunto para intentar que el gobierno y la sociedad civil dejen de ignorar esta “otra pandemia”.