Por Juan Ortiz / Lupa Legislativa
EMEEQUIS.– ¿Recuerdan cuando el Partido Verde proponía la pena de muerte para homicidas y secuestradores? Este tipo de iniciativas sin pies ni cabeza son el pan de cada día en el Congreso. Y con el proceso electoral de 2024 cada vez más cerca, las ocurrencias se multiplican.
Así que es importante que, como ciudadanos, reconozcamos las múltiples caras del populismo legislativo que buscan nuestra simpatía y, sobre todo, nuestro voto.
Es común que los legisladores, especialmente los que pertenecen al partido en el poder, busquen reformas para materializar o impedir las ideas del presidente en turno. Aunque a partir de 2018 son propuestas cada vez más ridículas.
Como primer ejemplo tenemos el asedio de Palacio Nacional contra los ministros de la SCJN. A raíz de esto, algunos legisladores decidieron sumarse con reformas regresivas y, dicho sea de paso, inconstitucionales.
Tenemos el caso del presidente de la Mesa Directiva, Alejandro Armenta Mier, que retomó una reforma constitucional para que los integrantes del Poder Judicial sean elegidos por voto popular.
Mientras que el coordinador de los diputados de Morena, Ignacio Mier, anunció dos consultas populares para que la gente “decida” si deben ser elegidos, o no, por dicha vía.
Por un lado, la reforma de Armenta Mier olvidó modificar otros artículos que regulan la designación de integrantes del Poder Judicial. Mientras que la idea de Ignacio Mier es imposible, porque la Constitución prohíbe las consultas en materia electoral.
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Pero ese no es el objetivo. Ambas propuestas son ocurrencias en medio de una batalla para agradar al presidente y lograr ser el candidato oficial por la gubernatura de Puebla.
No olvidemos al Senador Ricardo Monreal, quien propuso someter a juicio político a los ministros de la SCJN. También es imposible porque no tienen los votos para lograr mayoría calificada. Su intención es recuperar simpatías entre la militancia morenista de cara al proceso interno para elegir a la corcholata oficial.
El segundo ejemplo es cuando el presidente propuso la desaparición del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI).
En el senado, Alejandro Armenta presentó una propuesta que elimina al INAI, pero “olvidando” modificar la Constitución. Mientras que, en la Cámara de Diputados, Manuel Alejandro Robles presentó una reforma constitucional para crear el “Instituto de Transparencia Gubernamental”, también olvidando modificar leyes secundarias.
Hablando de ocurrencias, y también en medio de la calentura electoral, la diputada de Morena, Reyna Celeste Ascencio, propuso multar a moderadores que se muestren “ríspidos, irreverentes, agresivos y descorteses con alguno de las o los candidatos”, en clara referencia al primer debate entre Alejandra del Moral y Delfina Gómez.
Todas estas acciones, y reacciones, tienen un nombre: populismo legislativo. De acuerdo con diversos especialistas, es “un fenómeno político que se caracteriza por la presentación y aprobación de proyectos de ley que buscan atraer el apoyo popular sin tener en cuenta la viabilidad, la constitucionalidad o el impacto económico y social de las mismas”.
Votación del grupo parlamentario de Morena, durante sesión ordinaria de la Cámara de Diputados. Foto: Mario Jasso / Cuartoscuro.com.
¿Cómo reconocer el populismo legislativo?
- Son propuestas que nacen de coyunturas y no pertenecen a una agenda preestablecida.
- No te explican cómo se implementarán
- Tampoco te dicen cuánto cuesta (tus impuestos) para llevarla a cabo
- Va en contra de algún derecho humano
- Busca enfrentarte contra alguien o un sector específico
- Si beneficia más a quien la propone, que a ti como ciudadano
- No se analizan sus consecuencias en el mediano y largo plazo
La Reforma Electoral, y el Plan B, caen este supuesto. El tema electoral nunca fue un tema prioritario hasta después de las elecciones 2021. Convirtieron al INE en enemigo público, y nunca se explicaron las consecuencias de modificar las reglas y la estructura del sistema nacional electoral. Y sus objetivos eran cortoplacistas, buscando incidir en las elecciones de 2023 y 2024.
Y entonces, ¿qué podemos hacer como ciudadanos para evitar este creciente fenómeno?
Construir más ciudadanía. Tenemos que saber quiénes son nuestros diputados y senadores. Buscarlos en redes sociales. Hay que informarnos de las propuestas que realizan, y cuestionarles sobre sus implicaciones.
Tenemos que ser más partícipes del proceso legislativo. Si estamos en redes sociales, seguir las cuentas oficiales del Congreso. Perdamos el miedo de expresar nuestras opiniones, sugerencias y críticas en dichos canales de comunicación.
Si identificamos alguna propuesta que nos agrade, apoyemos activamente a quien la propuso. Aunque también debemos exigir constantemente que se respete el Estado de derecho, la democracia y los derechos humanos al momento de legislar.
Acabar con las ocurrencias de nuestros legisladores, empieza por nosotros como ciudadanos.
@JuanOrtizMX
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