Nunca hubo tortura, pero ahora, desde la CNDH, se revive el caso. Análisis de Julián Andrade.
CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– Mario Aburto no fue torturado. Desde hace años así se concluyó en la averiguación 2028/ 94 que realizó la PGR y luego en el estudio del caso que realizó la Subprocuraduría que se encargó de lo relacionado con el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta.
Por insistencia de la CNDH, ya en el periodo de Rosario Piedra como titular, se emitió una recomendación para que la FGR volviera sobre un tema descartado de antemano.
Así se hizo, y el Ministerio Público determinó, hace unos días, el no ejercicio de la acción penal en contra de los presuntos torturadores.
Los supuestos malos tratos en contra de Aburto siempre fueron objeto de señalamientos, notas periodísticas o francos chismes.
En realidad, en la FGR tienen un conocimiento detallado sobre las 31 horas en que Aburto estuvo bajo la vigilancia primero de elementos del Estado Mayor Presidencial y del grupo de Orden, Vallas y Porras y posteriormente de agentes de la Policía Judicial Federal.
La captura ocurrió a las 17:12 horas del 24 de marzo de 1994, en Lomas Taurinas, y la llegada a la delegación de la PGR fue a las 17:30 horas. La camioneta del traslado estuvo seguida, en todo momento, por vehículos de la policía municipal de Tijuana.
El jefe del Grupo Táctico de los municipales, en los primeros momentos, les exigió a los integrantes de la Suburban en la que se hacia el traslado que se identificaran. Un momento tenso, con cortes de cartucho incluidos, porque todo mundo sospechaba que podían hacerle daño al probable responsable o inclusive matarlo.
En los hechos, los integrantes del EMP tenían las mismas dudas sobre los policías locales.
Aburto estaba golpeado, en efecto, pero esto ocurrió en el lugar del disparo, ya que una muchedumbre quería lincharlo ahí mismo.
En el certificado médico se señaló que “las lesiones se debían a las maniobras de detención, forcejeo que se dieron en el traslado y que los golpes en el dorso y la nariz son consecuencia directa de las acciones que se dieron en la aprehensión”, como se señala en “Tomo II. El Autor Material”, que compendia todo lo relacionado con ese aspecto del expediente.
A las 19:30 horas se realizó la declaración ministerial en presencia de un defensor designado por el Colegio de Abogados de Baja California, que tenía un convenio para que cualquier inculpado estuviera asistido, y de un representante de la procuraduría de Derechos Humanos estatal.
La PGR elaboró un compendio detallado de todos los servidores públicos que interrogaron o conversaron con Mario Aburto.
Una cuestión que no está por demás resaltar, es que nunca estuvo aislado. En los separos siempre contó con vigilancia de dos elementos de la PGR y dos coroneles del Ejército.
Aburto ingresó por la aduana del penal de máxima seguridad de Almoloya de Juárez a las 0:30 horas del 25 de marzo.
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Durante los interrogatorios, Aburto no quiso abundar en prácticamente nada, solo intentó culpar a un empujón que produjo que realizara un disparo accidental y que no tenía la intención de matar a nadie, pero sí de mandar un mensaje pacifista.
“No quería otro acto como el de Chiapas y que esto lo había hecho yo, era pues precisamente para evitar los actos bélicos en México, porque yo he visto que la gente está siendo engañada”, les dijo a los policías que lo interrogaron y despues de mostrarle un video en el que se apreciaba lo que había ocurrido.
En el avión que lo trasladaba a la Ciudad de México señaló que era “el elegido”.
El enredo del caso Colosio Murrieta no ha terminado, porque ahora en la FGR lo que se pretende, con un ánimo electoral más que notorio, es revivir el cuento de un segundo tirador. Será interesante cotejar lo que ahora se tenga que decir, con los peritajes que en su momento realizó el FBI, la Policía Nacional y el Instituto de la Policía Científica de Japón, además de los Institutos de Neurología y Astronomía de la UNAM, que, junto con los expertos periciales de la entonces PGR, llegaron a la conclusión de que aquella tarde en Tijuana, solo disparó Aburto.
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Clara Brugada se aventó la puntada de ofrecer pensiones desde los 57 años. Es un misterio de dónde sacaría los recursos para ello. Ya se sabe, prometer no empobrece y a fin de cuentas todo se lo llevará el viento tarde o temprano.
@jandradej