CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– El 12 de octubre, la Junta de Gobierno de la UNAM dará a conocer los nombres de los universitarios que llegarán a la etapa final para la selección del titular de la Rectoría.
Imanol Ordorika debe estar en el listado por varios motivos. Cuenta con apoyos en la comunidad, proyecto y una voluntad de hacer cambios bajo el conocimiento estricto de la propia Universidad, de sus escuelas, facultades e institutos.
Desde que inició el proceso, Ordorika ha llevado a cabo encuentros con estudiantes y profesores, conversando, proponiendo y escuchando.
En el proyecto que presentó a la Junta de Gobierno, el director general de Evaluación Institucional señaló: “no existe posibilidad alguna de impulsar un proceso de reforma universitaria, de reorientación de la Universidad, que se construya por una persona –aunque ésta encabece la Rectoría– y que se imponga desde las alturas a la comunidad universitaria.”
Y dijo aún más, al puntualizar que “el cambio profundo, la reforma, solo es posible con el concurso de las personas portadoras del conocimiento acumulado en muchos campos y del convencimiento y la voluntad de ellas mismas para impulsarlo. El cambio es un proyecto colectivo de reconstrucción de la comunidad universitaria y de las comunidades académicas que la integran.”
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Ordorika, como político de tierra, intuitivo, sabe que en la historia se encuentran elementos para comprender la transformación de la Universidad, en los intensos debates sobre la libertad de cátedra entre Antonio Caso y Vicente Lombardo Toledano, o en el movimiento de 1968, “una experiencia mayúscula de la participación de los universitarios”, porque más allá de la tragedia que lo envolvió, tuvo una esfera luminosa en la construcción del Colegio de Ciencias y Humanidades, las escuelas nacionales de estudios profesionales y la Universidad Abierta.
Ordorika plantea el análisis y la discusión sobre grandes temas: los desequilibrios institucionales, deterioro de la docencia y migración del estudiantado, igualdad y violencia de género, desigualdades, autonomía, presencia nacional y compromiso social, debilidad de las estructuras de gobierno y toma de decisiones.
En lo que se refiere a la autonomía, Ordorika afirma que “el fortalecimiento y la defensa de la autonomía dependen de la participación amplia de la comunidad universitaria y de nuestra capacidad de construir acuerdos internos acerca de la Universidad
y sus proyectos de desarrollo. También de la capacidad que tengamos para estar en sintonía con la sociedad que nos sostiene, asumiendo con sensibilidad las expectativas sociales.”
Al recordar su compromiso universitario, de toda la vida, Ordorika está convencido de que la mejor herramienta para defender a la Universidad es el ejercicio permanente de la libertad para cumplir las funciones sustantivas de cara a la sociedad y sus problemas.
Un aspecto pendiente, y desde hace años, es el que atañe al gobierno universitario. Desde 1945 la UNAM ha transitado con la misma Ley Orgánica, pero ya no es la misma institución, porque cambió y mucho, a lo largo de las últimas décadas.
Esta situación genera que no existan, en la actualidad, los canales de deliberación y de construcción de acuerdos que atajen los problemas y que los resuelvan. Por ello, Ordorika propone una discusión amplia sobre la forma de gobierno y el nombramiento de autoridades.
Para nada se trata de abrir compuertas que generen problemas, sino de ponderar los elementos que se requieren, precisamente, para dotar a las autoridades universitarias de la legitimidad indispensable en un momento de cambio, reformulado la participación de los espacios colegiados en la toma de decisiones con mayor participación estudiantil.
La propuesta, estructurada a partir del diagnóstico, pone en el centro de las tareas a los estudiantes, con el impulso de reformas pedagógicas, aumento de la cobertura, revisión de procedimientos de ingreso, ampliación de apoyos y servicios estudiantiles, implementación de la gratuidad, modificando el Reglamento General de Pagos para que se apegue al Artículo 3 de la Constitución.
Pero para que la calidad sea posible, hay que reconocer y revalorar a la docencia, mantener y ampliar el apoyo a la investigación y recuperar la extensión universitaria como una función primordial.
La propuesta de Ordorika es de cambios profundos, estructurales y de reforma, pero lo hace desde el conocimiento pleno y no parte de cero y por ello convoca a una construcción colectiva.
Ordorika dio un paso al frente y ello ya es ganancia.
@jandradej
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