Alejandro Arcos pidió seguridad de forma pública. Análisis de Julián Andrade.
CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– El alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, acudió a una reunión por el rumbo de Petaquillas, territorio que está bajo control de Los Ardillos.
Fue solo, sin escolta alguno, ni chofer llevó. Ya no se supo más de él, hasta que por la tarde del domingo colocaron su cabeza en el toldo de una camioneta, el cuerpo lo dejaron en uno de los asientos.
Esto es lo que informaron las autoridades, aunque es probable que ya sepan más de los hechos que llevaron al asesinato.
Es terrible, porque revela que hay lugares, inclusive para un funcionario que tenía a su cargo el gobierno de la capital de Guerrero, de los que es probable no salir con vida si así lo disponen quienes tienen el control territorial.
Más allá de los motivos para acudir a una zona peligrosa sin la custodia debida, lo evidente es que nunca contó con la seguridad adecuada.
Sostienen que no la pidió a las instancias federales, pero sí lo hizo a la gobernadora Evelyn Salgado, inclusive de modo público, durante una entrevista de radio con Ciro Gómez Leyva.
Pero, ya iban dos muertos del equipo del alcalde y en tan solo unos días, hasta para el más inexperto funcionario encargado de proporcionar escoltas, era evidente que algo iba a mal y que se podía poner mucho peor, como ocurrió.
Sus llamados no fueron atendidos por el gobierno estatal y seguramente se invocarán toda una serie de pretextos burocráticos, se tratará de culpar a la propia víctima, pero es urgente que las evaluaciones de riesgo se hagan con la oportunidad debida y más en regiones que, como Guerrero, están a la deriva y con un gobierno que ha mostrado su incompetencia una y otra vez.
Una situación que empeora con el paso del tiempo y que inclusive llevó al líder del PRI en la Cámara de Diputados, Rubén Moreira, a exigir la renuncia de Salgado, “porque no ejerce sus facultades y es el crimen organizado el que manda en la entidad, no hay control, pero han matado candidatos, han matado políticos”.
Ya con el agua en los aparejos y señal de que sí se puede, es que el alcalde suplente, Gustavo Alarcón Herrera, ya cuenta con escoltas del estado y municipales y no los tuvo que pedir, se los asignaron de inmediato.
Lo increíble es que se tenga que actuar después de las tragedias y no antes.
La construcción de un sistema nacional de inteligencia, como ha anunciado el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, puede ser de mucha utilidad, sobre todo porque la violencia y los ataques contra servidores públicos se pueden agravar.
¿Por qué? En particular hay que tener presente que los criminales así lo están anunciando, al desplegar todo un escenario macabro que tiene el propósito de causar zozobra, pero también de mandar mensajes concretos.
Nunca había ocurrido un hecho así, es decir, no se había asesinado a un presidente municipal de ese rango y con esas formas.
Las organizaciones del crimen organizado suelen ir escalando presiones y amenazas si no se les pone un alto.
Esta vez determinaron quién no gobernará Chilpancingo, simple y sencillamente porque se sienten con la fuerza para hacerlo y apuestan a que prevalecerá la impunidad.
La protección a las personas que están en riego debe ser a partir de análisis preventivos, adelantándose los maleantes, yendo pasos adelante.
Y sí se puede anticipar, porque se cuenta con la información de cuáles municipios son los más vulnerables a la acción criminal.
Es también un imperativo, ya que, como señaló la Oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, “proteger la integridad de quienes ejercen funciones públicas es esencial para preservar la democracia.”
@jandradej