CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– José Woldenberg lo dijo con claridad: la iniciativa de reforma electoral enviada por el presidente López Obrador a la Cámara de Diputados “es la peor en 40 años”. Tiene mérito el asunto, porque a lo largo del tiempo se han propuesto diversos disparates.
Woldenberg sabe de lo que habla, no solo porque es uno de los expertos más refinados en esas materias, sino porque es un actor, un constructor mismo de la democracia mexicana.
Por ello le alarma que en esta ocasión lo que se pretenda sea remar contra la corriente que ha propiciado la autonomía y la independencia de las autoridades electorales.
El meollo del asunto es la designación de consejeros del INE y de magistrados electorales. En la actualidad se realiza con mecanismos de control y legislativos.
El sistema mixto que ahora existe, con los consejeros electorales encargándose de la dimensión administrativa de los procesos electorales y con el Tribunal supervisando y abriendo una vía jurídica para las inconformidades funciona adecuadamente. Una prueba son las tres alternancias en la Presidencia de la República desde el año 2000.
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La idea en la 4T es ir a una contienda abierta para que, por voto directo, se designe a los integrantes del Consejo General del INE y de la Sala Superior del Tribunal Electoral. Con ello lo primero que se cortará, y de tajo, es la participación de un comité técnico en el caso del Instituto Electoral y de la evaluación de la Corte en la esfera jurídica en lo que respecta a los magistrados.
Pero la propuesta tiene su trampa y es muy evidente. El presidente López Obrador propondrá 20 aspirantes, las cámaras un número igual, 10 cada una, y la Corte otras dos decenas. De ahí se elegirá, en las urnas, la integración de áreas que tienen un alto carácter técnico.
Los impulsores de la iniciativa sostienen que con ello se impedirá el esquema de cuotas partidistas, pero en realidad se le fortalecerá, porque solo los partidos políticos tienen el alcance nacional para hacer que un determinado candidato resulte electo.
Pero, peor aún, ¿qué ocurrirá si los siete consejeros salen de la lista de la presidencia de la República? ¿Habría independencia en esos casos? ¿Cómo quedarían las otras fuerzas políticas?
Desde hace unas cuatro décadas el país avanzó en materia electoral. Para nada resultó sencillo, porque las resistencias eran enormes. 14 mil 600 días de trabajos, discusiones, frustraciones y resultados. Tiene mérito el tratar de borrar todo de un plumazo.
LAS CAJAS DEL CASO COLOSIO Y EL PENSAMIENTO MÁGICO
Tenemos una confianza supersticiosa en los archivos. Hay quien cree que entre miles de folios se puede encontrar un memorándum, una tarjeta, unas líneas que cambien la historia. Quizá por ello la Cámara de Diputados acaba de enviar los expedientes del caso de Luis Donaldo Colosio a la Fiscalía General de la República (FGR). Lo curioso es que la información siempre ha estado en la institución procuradora de justicia y una gran parte de ese acervo tiene carácter público desde hace décadas.
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Inclusive las declaraciones ministeriales más relevantes, por el revuelo que causaron en su momento, como la de los expresidentes Luis Echeverría, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, se pueden consultar con facilidad.
Lo interesante es que ahora la discusión se desarrolla en el contexto de los análisis que se tendrán que hacer, a raíz de una recomendación de la CNDH, para determinar si el asesino de Colosio, quien se encuentra confeso y sentenciado, fue víctima de tortura. Rosario Piedra está empeñada en conseguir la liberación de Mario Aburto, por una mezcla de rencor al pasado y deseo de congraciarse con el presente. Mala mezcla si se trata de hacer justicia.
La indagatoria del caso Colosio, por lo demás, no se reabre, ya que no estaba cerrada, sino en la reserva, a la espera de alguna prueba o pista de tal relieve, que obligara a ponerse a trabajar en ella.
Lo que ocurrirá, con el paso del tiempo, y cuando no tenga utilidad política el asunto, es que se refrendará lo que ya se conocía, a partir de una indagatoria muy estructurada a cargo del entonces fiscal, Luis Raúl González Pérez. Pero el pensamiento mágico es fuerte y para allá vamos.
@jandradej