El panorama en Guerrero se acerca a la insurrección. Análisis de Julián Andrade.
CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– Una muestra de la debilidad institucional que se vive en Guerrero es la fuga del policía que mató al estudiante normalista Yanqui Rothan Gómez de un balazo en la cabeza.
La protesta por los 43 estudiantes de Ayotzinapa está mutando, acaso ya de modo incontenible, a un esquema insurreccional. Es decir, están dadas las condiciones para que la radicalización se transforme en guerrilla.
Estás situaciones son como una suerte de erupción lenta y continua.
Si estos malos augurios se cumplen, será una derrota moral para quienes ahora gobiernan, que no sólo no resolvieron el caso, sino que lo dejaron en la inoperancia y que provocaron con ello que las apuestas más radicales encontraran el terreno en donde brotar.
Es el círculo de la historia y se explica por vejaciones que se han prolongado en el tiempo, que tuvieron sus etapas fundacionales desde Lucio Cabañas y Genero Vázquez, pero que fueron derivando en la construcción de organizaciones que han mantenido un relativo silencio, como EPR.
De algún modo tiene semejanza con lo que ocurrió a finales de los años sesenta, cuando grupos de jóvenes optaron por la clandestinidad, luego de la masacre de Tlatelolco, en la idea de que al poder había que derrocarlo con violencia.
Este ambiente, que se pudo evitar, puede resultar en uno de los daños mayores a la convivencia pública, al Estado de Derecho y a la gobernabilidad.
Ahora la inconformidad está focalizada, pero ello puede contribuir a una ruptura mayor de los pocos puentes que aún se mantienen de diálogo en el entorno de las investigaciones sobre la desaparición de los normalistas en 2014.
El presidente López Obrador mostró, durante su conferencia de este martes, resorteras de balines que utilizaron quienes derribaron la puerta de Palacio Nacional.
Para el titular del Ejecutivo es la muestra de la incoherencia de quienes piden diálogo y lo hacen con violencia.
En efecto, son prácticas añejas, replicadas o enseñadas por la CNTE, expertos en lograr canonjías a pedradas o prendiendo fuego.
Pero nadie puede obviar, a estas alturas, que los motivos de la furia se alimentaron, primero con promesas y luego con su incumplimiento, a lo que ahora se suma la muerte de Yanqui Rothan y la fuga de quien le quitó la vida.
Una burla, por donde quiera que se le vea y cuyas consecuencias ya se empiezan a padecer.
La lógica indicaba que el elemento de la Secretaría de Seguridad tendría que haber estado bajo una vigilancia extrema. Se tenía que evitar que huyera, que atentara contra su vida, o inclusive que sufriera algún tipo de represalia.
La respuesta de los estudiantes de la escuela normal Isidro Burgos, y de los grupos que los acompañan, no se hizo esperar y lanzaron bombas molotov y petardos contra las instalaciones de la Fiscalía del Estado, quemaron 12 vehículos y rompieron puertas y ventanas.
Están furiosos, por supuesto, pero ahora la incógnita es hacia dónde van a canalizar semejante energía. El diálogo con ellos está roto, o es tan incipiente que no augura nada bueno.
Y para hacer más difícil el panorama, se mostró la inutilidad de las áreas de seguridad en Guerrero, donde no pudieron mantener bajo custodia al principal implicado en un homicidio de alto impacto.
Es evidente que se está jugando rudo, que desde los propios cuerpos policiales tiene sus apuestas sobre el futuro inmediato y donde pesó más la ayuda a un criminal, que las instrucciones que recibieron, inclusive desde Palacio Nacional.
Quizá eso ahora no sea tan evidente, pero es también una suerte de rebelión interna, de respuesta ante al abandono en el que también se encuentran los uniformados.
Tendrán que rodar cabezas, demostrar que la autoridad política todavía tiene algún resorte que accionar, porque, de otro modo, nos adentraremos en un terreno ya sin regla alguna, donde será la ley del más fuerte la que impere.
LAS VÍSPERAS DEL 2024
Tiene mérito lo que está haciendo Lorena Beaurregard como candidata del PAN y el PRI al gobierno de Tabasco. No cualquiera habría encarado semejante proyecto.
Sabe que le tocó el territorio más complejo, porque es la tierra del presidente López Obrador, pero confía en poder cambiar el rumbo.
Se está haciendo un trabajo político fino, que, por lo pronto, ya cristalizó también en candidaturas comunes en los municipios de Centro y Macuspana. Tabasco se pone interesante.
@jandradej