¿CUÁL ES LA HISTORIA?
EMEEQUIS. “Vale más darnos un tiempo. Una pausa. A lo mejor ya cuando cambie el gobierno ya se restablecen las relaciones cuando yo ya no esté aquí”, dijo una mañana del 9 de febrero de este año el presidente Andrés Manuel López Obrador en alusión a la relación México-España.
Ese día quedará marcado en la historia no solo por la gravedad de la aseveración y las reacciones derivadas de ésta, sino por la evidencia que dejó clara la fragilidad y mutabilidad de sus declaraciones.
Conforme han transcurrido los meses y años de su administración al frente del gobierno de México, sus discursos se han visto diluidos entre cuestionamientos sobre la veracidad y consistencia de los mismos.
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La siguiente prueba fue esa: al día siguiente de haber mencionado la pausa con España se desdijo, y aseguró que no hablaba de romper, sino de “serenar” la relación.
Esta semana el periodista de EMEEQUIS Santiago Alamilla hizo un análisis sobre el desencanto de las mañaneras, las conferencias matutinas del mandatario. Tras solicitar información vía transparencia y procesar varias bases de datos, encontró que la asistencia de reporteros bajó un 61% a lo largo de su mandato, incluso ahora que se ha reactivado la actividad con semáforos verdes tras la pandemia.
La audiencia también bajó, de acuerdo con datos del Taller de Comunicación Política SPIN, ya que el promedio de personas que sigue estos ejercicios para mayo cayó de 948 mil visitantes diarios en 2020, a 188 mil en 2022, una reducción de más del 80%.
Alamilla conversó con reporteros que asisten frecuentemente y algunos de ellos le comentaron que las palabras del Presidente han perdido valor porque frecuentemente son matizadas después o carecen de datos que las respalden.
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Entre 2019 y 2021, la cantidad de medios de comunicación que cubren las mañaneras disminuyó 42%, y más de 76% de estos medios solamente han enviado a sus representantes una o máximo dos veces en todo el tiempo que se realizan estos ejercicios.
Los periodistas que fueron entrevistados comentaron que a pesar de que las conferencias son algo inédito en la política, ya que no se recuerda a ningún funcionario que se presente ante la prensa todos los días, la calidad de la información que ofrece el presidente deja mucho que desear, ya que no representa la realidad, sus “otros datos” se han convertido más que nada en anécdotas alegóricas que poco tienen que ver con la veracidad de la numeralia que se relacione con la salud de las instituciones que dirige.
Además de las más de 76 mil mentiras que según SPIN el presidente ha proferido en sus conferencias matinales, la predilección de quienes son los que pueden hacer o no preguntas también ha dejado un mal sabor de boca entre los profesionales de la pluma.
La orientación que recibe un grupo de participantes, a quienes muchos de los periodistas que acuden se niegan a considerar “colegas”, en relación a las preguntas a modo que permiten que López Obrador se extienda en los temas que prefiere posicionar, también resulta una de las observaciones más recurrentes de los periodistas que aún acuden a las ruedas de prensa presidenciales.
Otro de los aspectos que los colegas hicieron mención, es el hecho de la duración de las mañaneras, se han ido extendiendo cada vez más, sin claridad ni preparación ejecutiva de los temas que se tratan, es más un monólogo del presidente divagando sobre temas de los que es evidente su falta de dominio y preparación, y de los que muchas veces contradice la información que secretarios o expertos proporcionan sobre los mismos tópicos.
Las mañaneras generaron una expectativa interesante en la prensa, pero gradualmente el valor periodístico e informativo de ésta se ha erosionado convirtiéndose el reto de ahora, en detectar cuál de las declaraciones presidenciales se convertirá en el meme de más circulación en el día.
@Sandra_Romandia
@emeequis