Por Juan Ortiz / Lupa Legislativa
EMEEQUIS.– El Paquete Económico 2024 tiene un elemento que es imposible ignorar: una deuda pública no vista en décadas. El oficialismo buscará llevar este debate a un terreno más cómodo, centrado en los programas sociales. El reto de la oposición será no quitar el dedo del renglón y presentar una alternativa en su destino.
Hablemos claro. Gastar más de lo que se recauda siempre ha sido una práctica común en la administración pública. Sin embargo, cuando 1 de cada 5 pesos que se gastarán en 2024 proviene de la deuda, es momento de reflexionar. ¿Estamos invirtiendo en el futuro o hipotecando el presente?
La cifra de 1.7 billones de pesos no es una cifra menor. Hablemos de construir 4 veces el Tren Maya, equivale 20 veces el presupuesto de medicamentos gratuitos, o puedes financiar durante 43 años el programa de becas a estudiantes de educación media superior.
Hay que recordar que el Presidente prometió no endeudarse. Pero en su administración, la deuda ha crecido de manera significativa, superando a administraciones anteriores. Y sí, cada gobierno tiene el derecho de implementar su programa, pero también tiene la responsabilidad de hacerlo de manera sostenible y transparente.
Para ponerlo en perspectiva, con López Obrador cerraremos 2024 con un aumento de 6.5 billones de pesos de deuda. Es el triple de la administración de Vicente Fox, casi el doble que la de Felipe Calderón y 53% más que la de Peña Nieto. Estas cifras, aunque pueden parecer abstractas, nos muestran una tendencia preocupante.
La Constitución es clara en cuanto al destino de la deuda: debe ser para obras públicas que generen ingresos, regulación monetaria, refinanciamiento o en casos de emergencia nacional. Pero ¿estamos siguiendo ese camino? La política de gasto sugiere que están utilizando para financiar los principales proyectos del Presidente de López Obrador.
El Tren Maya es un ejemplo perfecto. Su costo ha triplicado las estimaciones iniciales. Otro caso es la Refinería Dos Bocas, que se ha duplicado. Ninguno garantiza rentabilidad para el país, incluso se carecen documentos oficiales que digan lo contrario. Así que es esencial cuestionarnos su verdadero precio. Porque cada peso destinado a los sobrecostos de estos proyectos son un peso menos para salud, educación o seguridad.
Las pensiones también son un tema de preocupación. Representarán una quinta parte del presupuesto, lo que pone en evidencia la necesidad de una reforma fiscal para hacerle frente. Es esencial garantizar una vida digna para nuestros adultos mayores, pero también es crucial asegurar la viabilidad fiscal del país. Lamentablemente, López Obrador evadió esta responsabilidad.
Otro dato: de un año a otro, se propone un incremento de deuda de más del 30%, mientras que la inversión para infraestructura disminuye en una quinta parte. Y buena porción se destinará a PEMEX y el Tren Maya. Esto le cierra opciones para la siguiente administración para implementar sus propios proyectos: Hacer recortes, aumentar impuestos, o contratar más deuda.
Xóchitl Gálvez presentó su propia versión del presupuesto. Foto: Mario Jasso / Cuartoscuro.com.
Gastar más de lo que se recauda y cubrir ese déficit con deuda es como usar una tarjeta de crédito para pagar gastos diarios sin tener un ingreso estable. Al principio, podrías manejarlo, pero con el tiempo, los intereses de la tarjeta y del préstamo comenzarán a acumularse. Pronto te encontrarías pagando más en intereses que en tus gastos originales.
De manera similar, cuando un país gasta más de lo que recauda y cubre ese déficit con deuda, se expone a un riesgo financiero significativo. Los intereses de la deuda pueden volverse insostenibles, lo que podría llevar a recortes en servicios esenciales, aumentos de impuestos y, en casos extremos, a crisis económicas.
Ante este panorama, la oposición tiene una tarea titánica: presentar una alternativa viable y sostenible. No se trata solo de criticar, sino de proponer. Xóchitl Gálvez acaba de presentar, a nombre del Frente Amplio por México, un decálogo para el presupuesto 2024, en el que destaca incrementar el gasto en salud, educación y seguridad pública, además abrir PEMEX a la inversión privada para que, en lugar de quitarle recursos al erario, se convierta en una verdadera palanca del desarrollo.
En esta discusión la ciudadanía tenemos un papel fundamental en esta historia. Octubre y noviembre son meses cruciales en la discusión del paquete económico. Hay que estar atentos, y exigir a nuestros legisladores sean responsables en la discusión del paquete económico. Aprobar una deuda pública así, significa quitarle recursos a las futuras generaciones.
@Juan_OrtizMX
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