A la caza de los indecisos. Análisis de Julián Andrade.
CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– Una de las decisiones más importantes para Kamala Harris era la de buscar una buena compañía para las elecciones de noviembre. Ya lo hizo y se inclinó por Tim Walz, el gobernador de Minnesota.
Quien será candidato a vicepresidente del partido Demócrata, es un político progresista, que despenalizó el uso de la mariguana para mayores de 21 años, siempre ha cobijado las políticas para que las mujeres puedan decidir lo que atañe a su cuerpo, estableció desayunos escolares gratuitos y, a pesar de ser un cazador, trabajó para instaurar mayores controles en la adquisición de armas.
Walz habla directo, quizá por la experiencia adquirida en sus años de profesor de geografía. Sobre su calvicie, alguna vez dijo, “fui supervisor de un comedor durante 20 años. No se hace ese trabajo sin arrancarse el pelo.”
Pero la apuesta de Harris es estratégica, ya que Walz tiene mucho que decirles a los trabajadores blancos, sobre todo en el Medio Oeste, esos que están desencantados, pero aún no deciden su voto y no acaban de confiar en Donald Trump.
Es una jugada interesante, porque sale de los marcos de referencia en los que se siente más cómodo el candidato Republicano. Walz puede contribuir a la persuasión de la urgencia de mantener el liderazgo Demócrata en La Casa Blanca, desde una posición más que creíble, y de paso desnuda, por contraste, las carencias de sus adversarios.
Harris está en su momento. Las mediciones sobre el voto se mueven. El domingo, la CBS hizo público un estudio que coloca a Harris con un 50% de respaldos, frente a un 49% de Trump.
A ello hay que sumar el promedio de encuestas que dio a conocer la CNN que colocan la batalla en los márgenes de error, 49% para el expresidente y 47% para la actual vicepresidenta.
La clave para los Demócratas será que se mantenga la emoción y el sentido de la epopeya que podría significar la llegada de la primera mujer al puesto de mayor poder en el mundo.
Por lo pronto, la llegada de Walz al equipo de la candidata, ha establecido una narrativa que fortalece las percepciones sobre las posibilidades de victoria, cuando hace apenas unas semanas, mientras se mantenía la candidatura del presidente Joe Biden, los augurios no eran nada buenos.
Esto se muestra también en los errores de Trump, quien con expresiones racistas pretende descalificar a Harris, lo que le puede redituar en zonas del electorado poco informadas, pero no le servirá de nada en los sectores que tendría que convencer para ganar la contienda.
Hace unas semanas, Walz, sobre el dueto de Trump y J.D Vance, señaló: “no tenemos miedo de la gente extraña. Nos inquietan un poco, pero no tenemos miedo. Estos tipos son simplemente raros”.
Y sí, una de las consecuencias del relevo de Biden, es que los demócratas volvieron a soñar. Por lo pronto es eso, faltan poco más de 100 días que serán un vértigo, pero es, no cabe duda, una mejor posición de salida.
En lo que respecta al presidente Biden, está haciendo un cierre adecuado de su administración, en un contexto internacional complicado. Es un tipo inteligente y preparado, aunque la edad, pero sobre todo las percepciones, le hayan jugado una mala pasada a partir del desastroso debate con Trump en Atlanta.
Para nuestro país los resultados de la elección de noviembre tendrán un alto significado y no solo en lo que atañe al futuro de millones de compatriotas que viven al norte del Río Bravo.
Hay muchos temas en la agenda y sí cuenta quien ejerza el liderazgo en Washington.
Porque resulta evidente que no será lo mismo tener que batallar con un Trump empoderado y cada día más radical, que, con Harris, una política sofisticada, estudiosa de los temas y comprometida con valores que son indispensables para mantener una buena vecindad.
@jandradej