CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– Llegó la hora. A más tardar a fin de mes, si no se quiere incumplir con lo que mandata la Constitución, el INE tendrá cuatro nuevos consejeros que pueden cambiar los equilibrios que hasta ahora prevalecieron. Uno de ellos o ellas presidirá el Consejo General por los próximos nueve años.
Más allá de las fobias del momento, es evidente que los consejeros salientes, Lorenzo Córdova, Ciro Murayama, Adriana Favela y Roberto Ruiz Saldaña, hicieron un muy buen papel, y los resultados están a la vista, en particular el que se refiere a la propia elección en la que triunfaron los que ahora están empeñados en colapsar a la democracia.
Lo ideal sería que los próximos integrantes fueran designados por acuerdo de las fuerzas políticas en la Cámara de Diputados, pero todo indica que, por primera vez en la historia democrática, se dejará esa cuestión al azar.
Está contemplado en la ley. Es decir, el sorteo de las quintetas no es una ocurrencia, sino una disposición que se incluyó para que los partidos tuvieran el incentivo de dialogar y acordar. Nadie imaginó que se utilizaría para hacer lo contrario, pero así están las cosas.
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El dejar a la fortuna la composición de uno de los órganos más importantes del sistema electoral es, cuando menos, arriesgado. Habrá que confiar en el cuidado que hayan tenido los integrantes del Comité Técnico para colocar a los finalistas y esperar que, entre los elegidos, no haya enemigos del propio INE. Pero, tan solo por probabilidad, los habrá.
Esto es inédito. Nunca, hasta ahora, existió la posibilidad que semejante cosa ocurriera, por la sencilla razón de que los aspirantes a posiciones tan relevantes solían ser convencidos de la democracia representativa.
Pero los vientos ya soplan para otros lados. Como suele ocurrir, los inconvenientes se fueron sumando, entre ellos, hay que decirlo, la ausencia de postulaciones, ya que personalidades sólidas y con merecimientos, no quisieron arriesgarse al proceso de selección. Nadie puede culparlos, pero las consecuencias de esa situación pueden ser funestas.
Sería importante que la transparencia impere y que cualquier duda de participantes, diputados o ciudadanos sea esclarecida en el momento oportuno.
Hay que tratar, en la medida de lo posible, de dotar de legitimidad a quienes sean los “afortunados” del sorteo.
A diferencia del Plan B, que ya fue impugnado y cuya continuidad es incierta, los nombramientos de los consejeros serán firmes y no habrá mucho que hacer al respecto.
¿Puede ser una especie de Caballo de Troya? Sí, existe ese riesgo y más aún cuando entre los más aventajados aspirantes hay quienes quieren que la identificación para votar sea un papel, para evitar gastos. Esto es grave, no tanto porque pueda ocurrir, al menos en el mediano plazo, sino por el desparpajo que implica.
La credencial de elector es garantía de seguridad en el voto. Es producto, además, de reformas y compromisos para evitar fraudes. Querer suprimirla es un disparate.
El diario Reforma revisó los ensayos de una decena de finalistas, que se pueden considerar dentro de la órbita de la 4T, y encontró que ya se fijaron la misión de generar confianza en el INE (aunque sea una institución con valoración superior a la de la Presidencia de la República), identificarlo con el pueblo, quitar facultades a las OPLES y pugnar porque los funcionarios públicos hagan campaña.
Un Caballo de Troya, pero a la vista de todo el mundo.
Será interesante observar qué tan resistente en el Consejo General y hasta dónde se puede estirar nuestra joven democracia antes de que la cuerda reviente. Lo vamos a saber pronto.
Algo es seguro, ya nada será igual, más allá de lo que se pueda contener del Plan B y de que la suerte sea buena o mala. Sí, ya hay un daño, es muy serio y más vale tenerlo presente, para que cada cual tome las providencias que considere adecuadas.
Lo que se rompió es precisamente la confianza que ya se tenía, la convicción, que ahora sabemos absurda, de que la normalidad política era para siempre.
Tampoco es cosa de solo lamentarse, sino de imaginar lo que se tendrá que hacer para retomar lo desandado, para romper el augurio de que la democracia mexicana no era de largo aliento.
@jandradej
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