¿De dónde saldrá el senador 86 esta vez? Análisis de Julián Andrade.
CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– Nadie duda en que la adscripción de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa será aprobada también en el Senado, como ya ocurrió en San Lázaro, por lo que lo interesante será constatar el nivel de grietas que se abrirán en las bancadas opositoras.
Gerardo Fernández Noroña está convencido de que se sumarán a la propuesta senadores del PAN, PRI y MC. No da nombres, pero recuerda que son los que gobernaron a nivel estatal o que tienen una influencia que los compromete en sus regiones.
También afirma, el presidente del Senado, que son convencidos de la utilidad de la Guardia Nacional.
¿Importarán estás defecciones? ¿Serán momentáneas? ¿Abrirán un rompan filas entre priistas, panistas y emecistas?
En esa lógica, tendrán la coartada de que se requiere de la presencia de las Fuerzas Armadas para hacer frente a los criminales, lo que es una verdad como una catedral, pero al mismo tiempo negarán el tema central, que es el de la renuncia, ya explícita, a conformar una policía civil.
Explicaciones habrá muchas, la principal la de atender el desastre que hay en materia de seguridad a lo largo del país y que tiene, en este momento, sus cumbres más elevadas en Sinaloa y Chiapas, donde los bandidos libran batalla para establecer el control territorial que sólo disputan entre ellos.
El dilema, después de todo, radica en la definición central sobre la Guardia Nacional, si esta al menos mantiene las posibilidades de que sea civil o de plano ya se vuelve un arma más de la Secretaría de la Defensa.
Nadie pide que desaparezca y menos que se abandone a la población a su suerte, sino que se respete a la propia Constitución y a las premisas de la participación excepcional y temporal de los militares en tareas de orden civil.
Quizá faltó perspicacia, entre los objetores a la militarización, para distinguir la profesionalización y la eficacia que llegó a tener la Policía Federal de hechos de corrupción que, por lo demás, no permearon en esa corporación, aunque se estableció una narrativa, bastante eficaz, para hacer creer que así fue.
Pero los senadores que todavía están en la oposición, aunque en camino de dejarla en los próximos días, y quienes quiera que sean, deberían aceptar, al menos, que están contradiciendo a todo un esquema de protección a los derechos humanos.
Y a ello habría que añadir, como advirtió el coordinador de los diputados del PRI, Rubén Moreira, que se violarán diversos tratados internacionales y que no se resolverá el problema central de la inseguridad.
La política es un asunto de realidades y lo que ocurrió cuando el senador Miguel Ángel Yunes traicionó al PAN y su colega Daniel Barreda a Movimiento Ciudadano, es que se abrió un boquete en el principal muro de resistencia del bloque opositor y ese agujero ya no hay como taparlo, porque en los hechos es irreversible.
Yunes se reunió hace unos días con la presidenta electa Claudia Sheinbaum para despejar la más mínima duda de cuál será su papel en los próximos años y las explicaciones de Barreda son tan endebles que la magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Campeche, Virginia Leticia Lizama Centurión, reveló que el padre del senador nunca estuvo retenido en la Sala de Juicios Orales, lo que se certificó con un actuario.
Recordemos que el pretexto de Barreda para no asistir a la sesión donde se aprobó la Reforma Judicial fue que su padre estaba en el desahogo de unas diligencias e incomunicado.
A este dueto hay que sumar a Araceli Saucedo y José Sabino Herrera, quienes pertenecían al PRD, pero no esperaron para integrarse a la 4T.
Importarán los nombres de los que se sumen a la propuesta de la Guardia Nacional, sobre todo porque estarán contraviniendo el voto que los llevó al Senado, pero no tendrá el impacto de los últimos días, aunque abrirán las compuertas para un traslado de apoyos hacia Morena.
@jandradej