Para el expresidente Zedillo estamos en la antesala de la tiranía. Análisis de Julián Andrade.
CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– El doctor Ernesto Zedillo entró en escena y se manifestó contra la Reforma Judicial, advirtiendo de sus funestas consecuencias. Las palabras son de apreciarse, porque tienen la fuerza de quien no las desperdicia en bravatas cotidianas.
Para el expresidente de la República estamos en la antesala de la tiranía, porque considera que la independencia judicial es indispensable para la democracia.
También advierte que se rompe con una serie de esfuerzos concatenados en el tiempo y que iban en la dirección de mejorar a la democracia y no de debilitarla.
Quizá es tardía la intervención en el debate, porque nos encontramos ante hechos consumados, al menos en apariencia y si entendemos el panorama político y del poder en estos momentos.
Pero es una reforma pésima y con el tiempo tendrá que ser enmendada.
Pero es peor permanecer en silencio y no rendir testimonio. Los miles de trabajadores del Poder Judicial y los estudiantes de derecho, merecen que se sumen voces a su causa que, por necesidad, es la de la sociedad en su conjunto.
Es justo está ruptura con lo que era un camino, si se quiere imperfecto, pero con brújula, lo que más inquieta a quien gobernó entre 1994 y 2000.
Vale la pena recordar que durante su mandato la izquierda llegó a la Jefatura de Gobierno en la Ciudad de México y ocurrió la primera alternancia de partido en Palacio Nacional.
También que impidió que prosperaran los recursos legales, presentados por militantes del PRD, como Pablo Gómez, y por el PRI, para que López Obrador no fuera su candidato en 2000, porque no reunía los requisitos de residencia.
En retrospectiva, Zedillo fue generoso con López Obrador, al grado de ciertos niveles de complacencia.
Pero, lo que está ocurriendo sí merecía un punto y aparte, una clara toma de posición.
Lo que hizo con argumentos el doctor Zedillo, es contestado por voceros del oficialismo aplicando lo que se conoce como defensa Chewbacca.
Esto es, para salirse de la tangente y no ocuparse de lo central de la discusión se recurre a otros temas o asuntos que no vienen al caso.
Lo hizo el senador Ignacio Mier, quien recordó dos temas que, por lo visto, le parecen suficientes para descalificar las alarmas sobre los cambios constitucionales en curso: la masacre de Acteal y la de Aguas Blancas.
¿Qué tienen que ver? Nada, por supuesto, pero además en ambos casos hubo consecuencias legales y políticas. En el primero, se despidió a un secretario de Gobernación y la PGR realizó una indagatoria profunda.
Acteal, por supuesto, es un tema más que complejo, donde los perpetradores del crimen fueron liberados, en contra de lo que concluyeron en el Ministerio Público, respaldado por la comunidad de Las Abejas, en su momento. Las autoridades, en este caso, siempre apoyaron a las víctimas.
La otra, significó la caída del gobernador de Guerrero y de buena parte de su gabinete, además de que se acató la recomendación de la CNDH sobre el caso.
Ya en el exceso, el senador Mier trata de descalificar al expresidente, no a sus análisis sobre el cambio en el sistema judicial, con el absurdo de que estudió en la Universidad de Yale y habla inglés.
¿Está mal tener estudios de posgrado y hablar otros idiomas? Pues sí, en la 4T eso es visto con sospecha y por ello degradaron los requisitos para ser ministro de la Suprema Corte.
Esa es la clave de la defensa Chewbacca, que recuerda al personaje de la Guerra de las Galaxias, pero de la que hay una muestra muy entretenida en la serie South Park.
La defensa Chewbacca se utiliza para confundir y para no centrarse en los asuntos espinosos, en este caso los de los daños de la Reforma Judicial, aunque sea absurdo que Chewbacca sea del planeta Kashyyyk y viva en Endor.
@jandradej