CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– Las angustias no terminan ni terminarán para Juan Collado. Preso desde julio de 2019, es difícil que alcance su libertad en los próximos años, aunque las acusaciones en su contra estén muy lejos de la contundencia que aparenta la FGR.
En realidad, sus problemas de índole penal gravitan en la compra del edificio corporativo de Libertad Servicios Financieros en Querétaro, en la que habría obtenido ganancias ilegales por 24 millones de pesos, de acuerdo con las imputaciones que hicieron los fiscales, y no de sus redes, supuestas o reales, en las que se habrían ideado toda una serie de esquemas para trasladar recursos al extranjero.
Es más, hace apenas unos días, obtuvo amparo en contra de las acusaciones de crimen organizado y lavado de dinero.
Es ahí donde sus cuentas en la Banca Privada d’ Andorra funcionan como un acicate permanente, generando todo tipo de sospechas. Es una suerte de enredo que no termina y en el que han participado autoridades de diversos países, sin que se tengan conclusiones claras y menos acusaciones formales en este momento.
Collado, en los hechos, es rehén de las costumbres y dinámicas de una clase política y empresarial que no guardó recato, que ignoró que el glamour que creían desplegar era en el fondo un agravio que pegó hondo en sectores agraviados por estrecheces económicas y alimentados por un discurso que se sostenía en visibilizar las diferencias sociales.
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Ahora se encuentra envuelto en una nueva polémica, a raíz de la revelación que hizo el diario El País sobre los vuelos que realizó en compañía del expresidente Enrique Peña Nieto.
Esta nueva vertiente, que señala que las autoridades del Principado de Andorra están indagando y solicitando informes sobre la utilización de los aviones de Collado y de los traslados que podrían beneficiar a clientes y socios.
Es el caso de los viajes del exmandatario mexicano a los Estados Unidos, aunque hay que decir, que contrario a su costumbre de guardar silencio, Peña Nieto explicó a El País que había utilizado las aeronaves, que Collado nunca pagó la atención médica de su hija, luego de un accidente, como especulan las autoridades de Andorra, y que considera que el abogado es inocente de las acusaciones que enfrenta.
Es interesante que Peña Nieto haya salido al paso de las sospechas que pudieran existir en torno a tratos no claros con Collado, porque parece que no habrá mucha tela de dónde cortar, si lo que pretenden las autoridades es implicarlo en alguna trama oscura.
Es poco probable que Peña Nieto esté cambiando la estrategia de bajo perfil que se propuso desde el fin de su mandato, pero es relevante que esta vez se haya adelantado a las intrigas que de todas formas se desatarían y que se potencian en el enrarecido ambiente de la política.
Desde hace meses, la UIF dio a conocer negocios en inversiones del expresidente Peña Nieto y la FGR anunció que estaba realizando una indagatoria de la que hasta ahora no se tienen noticias mayores y es probable que nunca se tengan.
Lo que no podrán evitar, ni Collado ni Peña Nieto, es que el tema de los aviones sea utilizado para mostrarlo como un elemento de las relaciones peligrosas que ocurrían en el viejo régimen, y que, por sus protagonistas, suelen alcanzar impactos mediáticos nada despreciables.
Collado, para su mala fortuna, es de las pocas capturas que puede presumir la 4T y que se relacionan con buena parte de los personajes demonizados por quienes ahora están en el poder.
Quizá por eso, cobró notoriedad las negociaciones que entabló con la FGR para implicar a un grupo de litigantes en una extorsión de la que se dijo víctima y cuyo propósito era despojarlo de Libertad Servicios Financieros.
Algo es seguro, veremos más historias relacionadas con su caso, en tanto signifique utilidad política para encumbrar o sepultar reputaciones, según sea el caso.
Además, todo ello ocurre mientras Emilio Lozoya trata de llegar, ahora sí, a un acuerdo con la FGR, que a estas alturas es ya de índole monetaria, porque perdió todo credibilidad al menos en lo que respecta la tormenta que dijo podía desatar en contra de quienes fueron sus jefes, aunque el abogado del exdirector de Pemex haya dicho que se tiene que buscar que Peña Nieto aclare su participación en los enredos de Odebrecht.
@jandradej
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