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El Halconazo: los paramilitares con bambú 

Los Halcones deben ser analizados a la luz de una estrategia mucho más amplia y que fue liderada por el presidente de la República, Luis Echeverría.

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El papel de los Halcones a la sombra de los políticos. Análisis de Julián Andrade.

CONFIDENTE EMEEQUIS

EMEEQUIS.– El general Alfonso Corona del Rosal, regente del Departamento del Distrito Federal en 1968, le encargó al entonces coronel Manuel Díaz Escobar, el conformar un grupo de acción paramilitar que se desenvolviera bajo el manto del clandestinaje. 

Para cubrir los gastos, los jóvenes que serían reclutados entrarían en la nómina del área de limpia, parques y jardines. 

Así nacieron los Halcones, un grupo integrado por exmilitares, algunos de ellos dados de baja por mala conducta, miembros de las porras estudiantiles y jóvenes de bajos recursos. 

Los instruyeron en manejo de armas y defensa personal. Los entrenamientos se realizaban en la Cuchilla del Tesoro, en San Juan Aragón. 

Entre las prácticas de Karate y Kendo, se formaban también en tácticas de aparición súbita, para golpear y esconderse. 

Los adoctrinaban en teorías sobre el enemigo, la seguridad nacional y los riesgos que implicaría la presunta llegada del comunismo. Eran arengas básicas, cargadas de prejuicios y de odio.

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Los jefes trataban de barnizar las actividades delictivas con la aureola de las misiones por un bien mayor. Eran, les decían a los reclutados, “aves rapaces de gran fuerza para vencer a su presa”. 

Hay reportes de la Dirección Federal de Seguridad que dan cuenta de las preocupaciones sobre el futuro que pudiera tener el movimiento estudiantil luego de la masacre de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968. 

Pero lejos de ser aquella jornada un episodio de excesos, anclados en la coyuntura, significó la construcción de toda una maquinaria represiva en la que participaron las policías y miembros de las fuerzas armadas durante al menos una década.

De ahí que los Halcones deban ser analizados a la luz de una estrategia mucho más amplia y que fue liderada por el presidente de la República, Luis Echeverría

Prueba de ello es que el coronel Díaz Escobar trascendió a la regencia de Corona del Rosal y siguió desempeñando sus actividades encubiertas con Alfonso Martínez Domínguez, quien le confesó a uno de sus subordinados que el jefe de los Halcones seguiría cobrando y no se le podía exigir cuenta alguna, ya que estaba ahí por instrucciones del primer mandatario. 

Si bien la irrupción más salvaje y conocida del grupo paramilitar fue el 10 de junio de 1971, antes hicieron apariciones ametrallando la fachada del Colegio de México, disparando en la Vocacionales y asaltando las preparatorias populares de Liverpool y Tacuba. 

Los registros de aquella tarde en San Cosme señalan que cientos de estudiantes del Instituto Politécnico Nacional y de la Universidad Nacional Autónoma de México, que marchaban en apoyo de sus compañeros de la Universidad de Nuevo León, fueron golpeados con palos y chacos, que se dispararon armas de fuego, con un saldo de muertos y heridos no determinado, pero pudieron ser decenas. 

Cuando todavía en el Casco de Santo Tomás se olía la pólvora y en las calles se podían encontrar las varas de bambú utilizadas en el Kendo, desde la representación diplomática de los Estados Unidos enviaron un cable al Departamento de Estado advirtiendo de los riesgos que se podían correr si se revelaba que el coronel Díaz Escobar había estado en Washington para supervisar el entrenamiento que habían recibido 10 oficiales de policía. 

De acuerdo con el Informe de la Fiscalía del Pasado, que funcionó en la PGR durante el gobierno de Vicente Fox, los Halcones también acudían a las audiencias de presos políticos en los juzgados, para golpear testigos o secuestrarlos. 

En el gobierno siempre negaron la existencia de los Halcones, pero esta se fue dando a conocer por reportajes en la prensa, pero también por los integrantes de ese grupo que fueron sorprendidos en asaltos bancarios o inclusive en el asesinato de quien fuera chofer de Corona del Rosal, como fue el caso de un tipo apodado “El Watusi”. 

Luego de lo ocurrido en San Cosme, el coronel Díaz Escobar guardó discreción, aunque siguió cobrando puntualmente en el DDF, hasta que en 1973 fue designado, por el presidente Echeverría, agregado militar en la embajada de México en Chile. 

EN OTROS ASUNTOS

Luis Gerardo Quijano impugnó la elección de la alcaldía de la Magdalena Contreras en el Tribunal Electoral de la Ciudad de México.  Quijano, quien contendió por la alianza Va X la CDMX, confía en que las irregularidades en el cómputo de los resultados fueron de tal magnitud, que se podría llegar a la anulación. Pronto lo sabremos. 

@jandradej



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SOBRE EL AUTOR

Julián Andrade



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