POR JUAN ORTIZ / LUPA LEGISLATIVA
EMEEQUIS.-En los últimos días de la 65ª legislatura, mientras la Reforma Judicial acaparaba todos los titulares, en comisiones se aprobó una serie de reformas que representan una amenaza para la democracia en México: la eliminación de los órganos con autonomía constitucional (OCA).
Entre los afectados se encuentra el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), una institución que ha sido clave para defender nuestro derecho a saber.
Los Órganos Constitucionalmente Autónomos (OCA) han sido una piedra angular en la transición democrática de México iniciada hace tres décadas. Son instituciones públicas buscan operar de manera independiente del gobierno central, con autonomía técnica, operativa y financiera. Esta independencia es necesaria para garantizar que puedan tomar decisiones sin la influencia directa de los poderes Ejecutivo, Legislativo o Judicial, asegurando así que actúen de manera objetiva y apegada a la ley.
Sin embargo, la reciente aprobación del dictamen por la Comisión de Puntos Constitucionales plantea la eliminación de varios de estos órganos, incluyendo al INAI, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), y otros cuatro organismos que han jugado un papel en la regulación y control de diversos sectores.
De manera poco sorpresiva, la Fiscalía General de la República (FGR) y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) quedaron fuera de esta purga. La razón es evidente: estas instituciones, lejos de ser incómodas, se han alineado con las políticas del Poder Ejecutivo.
Para entender la gravedad de esta situación, basta con analizar el caso del INAI. Este instituto ha sido incómodo para la Presidencia de López Obrador desde el principio. Desde su creación, el INAI ha permitido a los ciudadanos acceder a información pública y ha sido un pilar en la lucha contra la corrupción. Ha jugado un papel clave en investigaciones que han destapado casos como la Estafa Maestra, la Casa Blanca, Odebrecht, y muchas otras atrocidades que hubieran permanecido ocultas sin su existencia.
El INAI ha sido esencial no solo para el periodismo de investigación, sino también para la sociedad en general. Gracias a su labor, los ciudadanos han podido solicitar información pública, que va desde el uso de los recursos públicos, hasta sus expedientes clínicos retenidos en el IMSS o ISSSTE.
Además, el INAI tiene la facultad de promover acciones de inconstitucionalidad y controversias constitucionales, un poder que ha utilizado en varias ocasiones para impugnar leyes que amenazan derechos fundamentales, como el Padrón de Telefonía Móvil (PANAUT) o la Ley de Seguridad Interior.
Es irónico que quienes utilizaron la información obtenida a través del INAI para criticar gobiernos anteriores, ahora encuentren en esta misma institución un obstáculo para sus propias agendas.
La incomodidad que ha generado el INAI en la actual administración se hizo aún más evidente cuando el Presidente López Obrador clasificó todas las obras públicas como de seguridad nacional, un movimiento diseñado para limitar la transparencia.
Sin embargo, la colaboración entre el INAI y la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) logró revocar esta medida, demostrando la importancia de los contrapesos en una democracia.
Pero este éxito también provocó el bloqueo sistemático en el Senado para nombrar a los tres comisionados faltantes del INAI. Una medida que pretendió paralizar el pleno de este órgano autónomo por falta de quórum, aunque la SCJN no lo permitió.
La propuesta de eliminar el INAI no solo representa un retroceso en términos de transparencia y rendición de cuentas, sino que también centraliza aún más el poder en el Ejecutivo, reduciendo los contrapesos necesarios para una democracia funcional.
¿Qué significa esto para los ciudadanos? Menos acceso a la información, menos posibilidades de exigir justicia, y una mayor concentración de poder en manos de una sola persona.
La reforma que elimina estos órganos autónomos ahora depende del pleno de la Cámara de Diputados, donde Morena y sus aliados tienen la mayoría calificada necesaria para aprobarla. En el Senado, solo les falta un legislador, lo cual es muy posible.
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Sin embargo, según recientes declaraciones de Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal, las prioridades legislativas en septiembre se centran en la Reforma Judicial, la Reforma en materia de derechos humanos de personas indígenas y afromexicanas, y la Reforma que pone la Guardia Nacional bajo el control de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Y recientemente, se abrió un canal de diálogo entre la Secretaría de Gobernación (SEGOB) y el INAI. Aunque existe un historial de cerrazón, esto da una pequeña esperanza al instituto.
De cualquier forma el destino del INAI y de otros órganos autónomos dependerá de que ni un solo senador de la oposición vote a favor o se ausente en la sesión correspondiente. También es posible que presiones internacionales puedan jugar un papel en frenar esta reforma, aunque la influencia de estas presiones es incierta en el actual contexto político.
La posible eliminación del INAI para entregar sus funciones principales al gobierno central sería un golpe devastador a la democracia y a los derechos fundamentales en México.
Su creación buscó garantizar que el poder no se ejerza sin control y de que los ciudadanos puedan exigir rendición de cuentas. Sin un instituto autónomo que garantice el acceso a la información, el país retrocede hacia un modelo de gobierno autoritario, donde las decisiones se toman sin consulta ni transparencia, y donde la corrupción y el abuso de poder pueden florecer sin ser descubiertos.
Ojalá que los legisladores, sin importar su color, se mantengan firmes en la defensa del INAI. No se trata solo de proteger instituciones, sino de salvaguardar los derechos y libertades de todos los mexicanos. La democracia no puede funcionar sin contrapesos, y estos órganos autónomos son una parte esencial de ese equilibrio.
@Juan_OrtizMX