“¡No me ponga el dedo encima!”, decía Noroña. “¡No me grites!”, contestaba Alito Moreno. Foto: Especial.
EMEEQUIS.– Mientras en el Senado se anunciaba que la reforma llamada “supremacía constitucional” ya había sido aprobada en ambas cámaras así como en al menos 17 congresos estatales, lo cual la deja lista para su promulgación, estalló la pólvora contenida.
El presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, ya quería finiquitar el trámite de la declaratoria de constitucionalidad y pidió a la secretaria Verónica Camino Farjat que preguntara si el asunto estaba suficientemente discutido. La mayoría de Morena y aliados levantó la mano.
En ese momento, el priísta Alejandro Moreno bajó a paso firme desde su escaño para encarar al presidente de la Mesa Directiva.
Primero de manera tranquila pidió que no se terminara la discusión porque querían hablar varios correligionarios. “Siempre te hemos respetado para que nos des la palabra”, decía haciendo ademanes.
Fernández Noroña le pedía que regresara a su escaño.
Ahí fue donde las cosas se salieron de control, porque Moreno subía el tono de voz gradualmente, su mano más cerca de Fernández Noroña:
–¡No me ponga el dedo encima, no me ponga el dedo encima! ¡Respeto a la Presidencia!
–¡Date a respetar! ¡A mí no me grites! –contestó Alejandro Moreno a gritos.
En ese momento, la morenista Lucía Trasviña se interpuso entre Alito y Noroña y gritó: “¡Respeto al presidente!” y Moreno regresó a su escaño.
Mientras tanto, ya se había reunido una vorágine de legisladores alrededor de la discusión.
LAS EXPLICACIONES
Después Fernández Noroña dijo que todos los senadores le merecen respeto “pero bajo ninguna circunstancia voy a tolerar que me pongan un dedo encima, eso yo no lo aguanto”.
“Puede haber exabruptos pero debemos ser cuidadosos porque el senador Moreno es un hombre y yo también. No debe darse ningún roce personal”.
Moreno explicó desde su escaño que al preguntar si el asunto ya estaba suficientemente discutido se dio a entender que no habría más participaciones.
“Lo que estamos pidiendo es el derecho de poder hablar, de poder expresar, y lo hemos hecho de manera firme, clara y respetuosa, eso fue todo, jamás para agredirle o faltarle al respeto”.
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