EMEEQUIS.– La información arrojada por el estudio de la ONU: Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria y Nutricional, dejó entrever que después de la pandemia ocasionada por la Covid-19, la brecha de desigualdad alimentaria se incrementó y tanto América Latina como el Caribe resultaron los más afectados.
Los niveles de pobreza extrema en la región aumentaron del 11.4% en 2019 al 13.8% en 2021, al igual que el desempleo y la deuda externa de cada país. La cantidad de personas que sufren hambre también incrementó, se sumaron 13.2 millones de personas más a las que existían en 2019, dando un total de 56.5 millones de personas.
La posibilidad de adquirir alimentos frescos y no procesados, disminuyó al punto que el 22.5 % de la población de esta región, no es capaz de costear una dieta saludable.
Imagen del 25 de enero: los precios y la inflación. Foto: Daniel Augusto / Cuartoscuro.com.
José Luis Chicoma, experto en políticas públicas para el desarrollo sostenible y los sistemas alimentarios, explica a EMEEQUIS: “Hay todo un sistema que hace que la alimentación saludable sea cara. Para la distribución de alimentos frescos se necesita de toda una infraestructura; cadenas de frío, vehículos, combustible, que en muchas ocasiones son caros. Todos estos factores hacen que el costo de los alimentos sanos sea más alto que el de los ultraprocesados”.
De acuerdo a Chicoma, quien fue ministro de la Producción del Perú durante el Gobierno de Francisco Sagasti, a Latinoamérica le hace falta infraestructura y apoyo a los pequeños productores agrícolas. Para él, la situación es particularmente difícil, porque el problema viene desde lo básico. “El agua potable no está disponible a través del sistema de distribución de agua, principalmente, para los que más la necesitan”.
El estudio expone la desigualdad alimentaria.
Los más afectados son las poblaciones vulnerables como niños y niñas menores de 5 años, pequeños agricultores, población indígena, mujeres rurales y afrodescendientes. Para Rossana Polastri, directora regional del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, estos grupos destinan un mayor porcentaje de sus ingresos a la compra de alimentos, se lee en el documento de la ONU.
En el Caribe, más de la mitad de la población (52%) no es capaz de acceder a una dieta saludable, mientras que en Mesoamérica el porcentaje es del 27. 8% y en América del sur de 18.4%
“Hemos descuidado el apoyo que le damos a nuestros agricultores familiares que, en muchos países, son quienes alimentan a la mayor parte de la población y son los que producen mayor alimentos saludables”, no se les da capacitación, recursos ni infraestructura, lo que hace que el costo de los productos se eleve, explica Chicoma.
“Hemos descuidado el apoyo que le damos a nuestros agricultores familiares”, señala José Luis Chicoma.
EL HAMBRE Y LA MALA ALIMENTACIÓN EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
La inseguridad alimentaria moderada o grave en la población regional llegó al 40.6% en el 2021; 11.3% más que a nivel internacional (29.3%).
La inseguridad severa también resultó más grave en Latinoamérica y el Caribe 14.2%, que en el resto del mundo: 11.7%. En el caso de las mujeres, la mala alimentación se debe a que tiene mayor prevalencia de inseguridad alimentaria que los hombres.
Los mensajes clave del estudio.
En esta región, la desnutrición crónica en niños menores de 5 años en 2020 fue de 11.3%; 10 puntos menos que la media universal. En cuanto a sobrepeso, existen 3.9 millones de niñas y niños que sufren de este problema.
José Luis considera que parte de la solución a estos problemas se encuentra en que “los productos saludables sean más asequibles. Gran parte de las acciones tienen que ser encaminadas a que haya disponibilidad y asequibilidad de productos saludables. Muchos de los hábitos alimenticios están relacionados con esa falta de asequibilidad y disponibilidad”.
En el caso de las mujeres, Chicoma comenta que, se debe a que, al ser quienes suelen encargarse de la alimentación “se aseguran que los demás integrantes consumen lo necesario y después lo hacen ellas” por ello, se deben de crear políticas públicas que tengan en cuenta su rol.
LOS PRECIOS DEL MANDADO EN MÉXICO
En México se han encarecido varios de los productos de la canasta básica. En la primera semana de enero hubo un alza de 0.46%, que impacta directamente a la dieta saludable de la población.
Entre los alimentos más afectados se encuentra el chile serrano que, de acuerdo con el INEGI, tuvo una variación del 39.65% mensual, mientras que otro tipo de chiles frescos tuvieron un aumento del 14.24% y el jitomate del 3.86%. Esta alza en los alimentos afecta directamente a las comunidades vulnerables.
La inflación en México se mantiene en 7.82% y es uno de los factores que encarece el acceso a los alimentos, al igual que guerra entre Rusia y Ucrania; la cual provoca un alza en el costo de combustibles y semillas, o la gripe aviar en Estados Unidos y Canadá, que ha llegado a incrementar el costo del huevo hasta en un 22%.
LAS POLÍTICAS PÚBLICAS PUEDEN MODIFICAR LA DIETA DE LA POBLACIÓN
Las políticas comerciales y de mercado, pueden marcar la diferencia en la manera en que la gente se alimenta. Eliminar grasas trans, establecer impuestos a las bebidas azucaradas, hacer obligatorio el etiquetado de alimentos, regular la publicidad y apoyar las políticas de alimentación saludable y actividad física en las escuelas, son algunas de las propuestas que apoya Carissa F. Etienne, exdirectora de la Organización Panamericana de la Salud, mencionadas en el estudio.
José Luis Chicoma considera que establecer este tipo de impuestos, y colocar subsidios a alimentos como frutas y verduras, reducen los costos en dietas saludables; puede ayudar a modificar la dieta de la población latinoamericana y a prevenir diversas enfermedades.
El etiquetado de alimentos nació en América Latina y para Chicoma: “No hay nada tan claro y que advierta de manera tan directa al consumidor que no debería de estar consumiendo estos productos como el etiquetado de alimentos, porque esos productos no alimentan y pueden enfermar”.
Está región distribuye el 40% de su producción alimentaria al resto del mundo, es decir el 18% total de los alimentos que se importan a nivel mundial. Sin embargo, para el autor de, La Siguiente Gran Idea: Rompiendo el Paradigma de la Innovación en México: “Latinoamérica es muy buena alimentando al resto del mundo, pero no a su gente”.
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