EMEEQUIS. Andrés Manuel López Obrador ha usado la doctrina Estrada como escudo ante cuestionamientos sobre conflictos extranjeros que implican la grave violación de derechos humanos. El presidente ha respondido en varias ocasiones que México no intervendrá, como una de sus características de política exterior.
Sin embargo, a raíz de que aceptó darle asilo político a Pedro Castillo, ex presidente de Perú, tras el fallido intento de golpe de Estado el 7 de diciembre, la Comisión de Relaciones Exteriores de aquel país pidió a AMLO que ya no se metiera en asuntos peruanos.
El mensaje fue enviado a través del embajador de México en la ciudad de Lima, Pablo Monroy Conesa, quien tuvo que ser el portador de las malas noticias ante el gobierno lopezobradorista, que aún presume las imágenes de haber dado asilo político a Evo Morales en 2019 durante el golpe de Estado que recibió el boliviano.
TE RECOMENDAMOS: EL MANTENIMIENTO DEL AVIÓN QUE TRASLADÓ A EVO MORALES COSTÓ 4.5 MILLONES DE PESOS
“Evo es nuestro hermano que representa con dignidad al pueblo mayoritariamente indígena de Bolivia”, dijo el presidente en esa ocasión.
Además del espectacular rescate de Evo Morales de las manos de sus opositores, que casi termina con el derribo de un avión mexicano, AMLO ha sabido pintar en varias ocasiones la raya entre lo que considera digno de ayuda del Estado mexicano y lo que debe quedarse en el cajón de problemas de la autodeterminación de los pueblos.
Con una América Latina pintada casi totalmente de banderas de gobiernos de izquierda (incluso Perú después de la salida de Castillo), en más de una ocasión se ha cuestionado a López Obrador el por qué no reprobar el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, el más polémico de la región en la actualidad.
En enero de 2019, en una de sus conferencias mañaneras, AMLO fue firme sobre la postura de su gobierno: “Es lo que establece nuestra constitución: no nos vamos a mover de ahí, porque tenemos que ser respetuosos de los principios de no intervención, de autodeterminación de los pueblos, de solución pacífica de las controversias”.
TAMBIÉN PUEDES LEER: PEDRO CASTILLO: ENTRE LA DESAZÓN DE SUS SEGUIDORES Y EL RECHAZO POR DISOLVER CONGRESO
No obstante, la fuerza política que ha impedido que juegue en contra del gobierno bolivariano, no ha impedido que realice actos de protesta contra otros países, como su sonada inasistencia a la Cumbre de las Américas por la no inclusión de los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela (que Estados Unidos considera dictaduras). Un movimiento que puso en aprietos la siempre tensa relación con el presidente Joe Biden.
LA INVASIÓN DE RUSIA A UCRANIA, VISTA DESDE LA 4T
El argumento de la doctrina Estrada también ha blindado al gobierno mexicano para no enfrascarse en la ola de reprobación hacia invasiones como la de Rusia a Ucrania. En septiembre de este año, durante un desfile militar por el aniversario de la Independencia, propuso “una tregua de cuando menos cinco años en favor de la paz entre todas las naciones para dedicar todo ese tiempo a enfrentar los grandes y graves problemas económicos y sociales que aquejan a los pueblos del mundo”, en referencia a las acciones de México ante el conflicto político que aqueja a Europa.
No obstante, la doctrina Estrada se tomó un descanso cuando AMLO dijo con mucha seguridad que no apoyaba el premio Nobel de la Paz para Volodímir Zelenski, en Ucrania. El 5 de octubre de este año, dijo “con todo respeto que el Parlamento Europeo, proponiendo como candidato al premio Nobel de la Paz al presidente de Ucrania, independientemente si participamos a favor de uno o de otro, ¿cómo uno de los actores de la guerra va a recibir el premio Nobel de la Paz?”
Esta respuesta provocó una nada sutil contestación de Zelenski, quien en un mensaje para países de la OEA pidió recordar a Latinoamérica su pasado independentista: “Vuelvan a las páginas de la historia del continente americano y pregúntese, ¿de qué lado estaría Simón Bolívar en esta guerra que Rusia desató contra Ucrania? ¿A quién hubiera apoyado José San Martín? ¿Con quién hubiera simpatizado Miguel Hidalgo?”
Esto no movió ni un centímetro la línea del gobierno mexicano. Pedro Castillo, ya en la cárcel, recibió una visita a pocos días de la Navidad. El embajador de México en Perú, Monroy, llegó ayer a la Dirección de Operaciones Especiales para tejer un puente entre el ex presidente y López Obrador, quien en su conferencia de prensa del 8 de diciembre confirmó que recibió una llamada de Castillo para solicitar asilo político, a pocos instantes de que el peruano ordenara la disolución del congreso de su nación.
“Él ya ni siquiera pudo salir, lo detuvieron de inmediato”, lamentó AMLO. Pero defendió que ese tipo de acciones son “parte de nuestra tradición”. Y ahí, frente al micrófono, presumió el rescate de Morales y pidió respeto. Al ex mandatario peruano, a su familia y a sus derechos humanos.
@emeequis
Powered by Froala Editor