Por Maricarmen Gutiérrez Romero y Miguel Ángel Teposteco Rodríguez
EMEEQUIS.– La violencia estaba allí, a la espera de desembocar en algo que no tendría marcha atrás.
Norma Lizbeth era víctima de bullying (abuso escolar). Una señora la encontró con la cara ensangrentada y, aunque la adolescente de 14 años aún podía articular palabras, se había puesto en marcha una cuenta regresiva. Las heridas en su cabeza, hechas por una piedra y la fuerza de una de sus compañeras de secundaria, le provocarían la muerte semanas después, el 13 de marzo. Esto llevaría al arresto de la agresora y a una acusación grave.
El cargo: homicidio calificado.
Pero ¿este caso fue espontáneo? ¿ocurrió sin antecedentes? ¿hay explicaciones más allá de un conflicto entre particulares? EMEEQUIS indagó en la historia negra de problemas de la Secundaria Oficial 0518 Anexa a la Normal en Teotihuacán para encontrar las irregularidades, no sólo del propio plantel, sino del sistema educativo que frenó en seco la vida de Norma Lizbeth.
Andrés (seudónimo) es un exalumno que hace dos años asistió a esta escuela. En entrevista, menciona que él no recuerda que este tipo de violencia existiera en el plantel: “Cuando iba en esa secundaria no había bullying y todos se respetaban”.
Parte de este bienestar se debía a la atención que la secundaria le daba a sus alumnos, “por eso hacía paseos al mirador y caminatas por la secundaria para que los alumnos se conocieran más y disfrutaran un rato de paz al aire libre”.
Por eso la muerte de Norma Lizbeth lo descolocó, lo hizo sentir mal: “Lo que pasó significa que cada vez hay que estar más al pendiente de lo que pasa con los chavos; de igual forma, los que grabaron, si vieron que (la agresora) tenía una piedra, no hicieron nada, por eso en la actualidad hay más casos de bullying”.
Y explica que, aunque no llegó a conocer a las implicadas en el incidente “si hubiera conocido a alguien de ellas, hubiera hecho lo posible por detenerlas”. Para él, este acontecimiento significa la pérdida de confianza en la escuela: “Ahora tendrán mucho miedo o terror a que le pase lo mismo a sus hijos”.
El descuido en la atención a los alumnos fue uno de los detonantes que llevó al homicidio. En esto coincide Carolina (seudónimo), una exprofesora del plantel que narra la crisis que existe: “Es una escuela sumamente demandada debido a la calidad”.
Sin embargo, el problema surgió cuando se creó un segundo turno: el vespertino. “Conformado por una plantilla de docentes interinos” que “por amor a la profesión” fueron invitados del turno matutino para encargarse de nuevos grupos. También trajeron maestros externos bajo condiciones laborales poco claras.
“A la fecha no se ha podido cubrir con una plantilla que sea 100% de base”. Los docentes de este turno no tienen las prestaciones ni la seguridad laboral de ley. “Algunos de ellos sin pago, algunos de ellos con pagos de la sociedad, pero ninguno con la certeza laboral”.
Menciona que, aunque se acordó destituir a la directora del turno vespertino, esto fue sólo una simulación, ya que dicha docente sólo era interina: “No ha habido un castigo, una sanción para el caso de Norma Lizbeth, le culminaron su contrato, pero no pasa nada. Ella sigue teniendo su plaza en la secundaria que está unos metros antes (la Secundaria 127 Justo Sierra)”.
La exprofesora detalla que la muerte de Norma Lizbeth se dio por “la falta de agallas de varias personas, en su momento de no reportaron la vacancia real que hay en las escuelas. De ahí parte la situación de descuido, de desatención y de desapego a las labores que se realizan en cuanto a los grupos”.
Para ella, la situación de Norma Lizbeth seguramente no inició antes del tercer año (que era el grado que cursaba la joven): “Su misma mamá y su hermana ya habían expresado que venía desde hace tiempo”.
Esta responsabilidad se comparte, en su opinión, tanto con los papás (de los agresores), como con la escuela y con la propia sociedad. Dice que ella misma presenció casos de bullying: “Pues sí, en un primer grado se observó esa situación, del grupo B del ciclo escolar de 2015, 2016, y 2017”.
“Sí, hubieron (más) casos, sin embargo, en su momento no era el término el que se le daba (bullying). Tampoco era la atención, la focalización de los medios, ni de los libros de texto ni los planes de estudio”.
“Cuando te reportaban, yo creo que, como docente, sí, en su momento, me reportaron, (la existencia) de la molestia verbal o la molestia (física) entre alumnos”.
Explica que en su papel de profesora “muchas veces se sabían las cosas, esa es la realidad, y a pesar de los ocho años que su servidora (tiene siendo maestra), muchas veces por todas (las situaciones), nos abruman con tantas cosas las autoridades.
“En cuando un alumno te reporta, dices, sí, a ver, ven, lo tratas a mediana atención. Es decir; en el momento dices no, no se dice así, no a los apodos, no son (correctos) o los adjetivos calificativos”.
Señala que cuando ella estuvo en la escuela, no les daban como tal un protocolo contra la violencia. Y que, en el caso de Norma Lizbeth, la alumna se acercó a las autoridades para advertir la situación de violencia. La escuela no pudo evitar que las agresiones escalaran y, por lo tanto, no se pudo salvar la vida de la alumna.
BULLYING, UN PROBLEMA VIVO EN MÉXICO
En 2022, el Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia informó que su registro de bullying o violencia en la escuela aumentó. Pese a que su base de acción se encuentra en la Ciudad de México, también atienden casos del Estado de México, Coahuila, Guanajuato, Sinaloa.
De acuerdo con su registro, en el 2022 el 56% de los menores que buscan ayuda son mujeres y 43% son hombres. El 54% tienen entre 12 y 15 años de edad y el 85% de llamadas provienen de víctimas de bullying.
Los tipos de violencia más frecuentes son agresiones físicas (30%), verbales (23%), psicológicas (17%), cibernética (14%), de exclusión social (9%) y sexual (7%).
Asimismo, un Estudio Oficial de la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras menciona que “El bullying o acoso escolar y el ciberbullying son causantes directos de más de 200,000 muertes, ya sea por homicidio o por inducción al suicidio cada año” en todo el mundo.
México registró entre 2020 y 2021 más de 180 mil casos de bullying graves. Los casos se incrementaron después de la pandemia, debido a los problemas de socialización con los que llegaron los alumnos. En este panorama, el caso de Norma Lizbeth sigue abierto y pone el foco sobre las razones institucionales y sociales que componen el abuso escolar y lo que viven las víctimas, sobre todo en las que piden ayuda sin encontrar una salvación para salir de ese círculo de violencia, miedo e impotencia.
@MarRome259
@Ciudadelblues
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