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Le dan vuelo a la tijera: regresan las estéticas (y las confesiones) en semáforo naranja

Sólo atenderán al 50% y con cita. Se acabaron revistas, cafecito y otras amenidades. ¿Y la tradicional charla? “El chisme es el chisme”, dice una clienta. Hay 222 mil establecimientos de este tipo en el país, según el INEGI.

7 / 02 / 20
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EMEEQUIS.– Las medidas de seguridad e higiene se tiñen de diferentes colores en las estéticas que regresan a la nueva normalidad. El semáforo naranja les permite operar al 50% de su capacidad –con cita–, según la Secretaría de Salud. Unas se adaptan como pueden, algunas cumplen al “pie de la letra” y otras le dan vuelo a la tijera, como si no pasara nada. En la Ciudad de México, oficialmente, este 3 de julio volverán a abrir sus puertas, aunque algunas llevan días operando.

En las disposiciones generales del IMSS de Prevención de Covid-19 en la Actividad Laboral de Estéticas y Barberías, como en cualquier otra, el eje rector es la distancia mínima de 1.5 metros, la higiene personal y del lugar, así como portar cubrebocas. Algunas particularidades es que no podrán barrer en seco, las propinas se tendrán que depositar en una charola y ya no se podrán ofrecer bebidas. Y adiós a las revistas, que son muy características de estos negocios. 

Un efecto colateral de las medidas sería que, con Susana Distancia, el ritual de la plática se acabara en los salones de belleza. Sin embargo, doña Esperanza, que espera turno, dice con expresión alegre que “el chisme es el chisme”. Así sea de lejos, uno puede seguir hablando; claro, ahora lo diferente es que, si quieres criticar a alguien con la persona de al lado, ya no se podré hacer sin que los demás escuchen. Comenta que no todos cumplen con la distancia establecida, así que duda que esta costumbre vaya a cambiar mucho.

Diana, una de las empleadas, muestra su acuerdo con esto, mientras decolora el cabello de otra mujer. Aquí hay de todos y ni modo de correrlos, todo cliente que llegue es bienvenido, sabe que la situación económica no está para ponerse exquisitos. Además, eso del cubrebocas, si les vamos a hacer algo en el cabello, pues se lo tienen que quitar, indica con franqueza.

Las estéticas y peluquerías tendrán que cambiar la forma en que atienden a su clientela. Foto: Cuartoscuro.com

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Hay un pasaje que alberga al menos nueve salones de belleza y peluquerías en el centro de la Alcaldía Azcapotzalco. Este lugar es el ejemplo de los de los matices. Dos hombres jóvenes que atienden en uno de ellos lo hacen sin ninguna medida, no tienen ni cubrebocas, sólo las tijeras para cortar el cabello de sus clientes que, por el espacio del lugar, no están separados ni un metro. Atienden conforme llegan clientes, esta misma dinámica se observa en otras tres. Todo es muy austero en estos locales.

A cinco locales de esta estética, hay otra que trabaja con media cortina abierta, en esta si requieren hacer la cita y colocaron una banca larga afuera donde aguardan las personas. Otras prefieren hacerlo de pie, todas usando cubrebocas. Pero de repente sale una de las trabajadoras sin portarlo. Aquí tratan de hacer algo, pero a medias.

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Otro contraste se ve en una de las zonas donde las personas tienen un mayor poder adquisitivo, Polanco. En la calle de Horacio está el Salón Lucía, donde ya colocaron varios acrílicos a modo de de protección, el gel antibacterial en la entrada, al igual que su tapete sanitizador y una serie de productos para la limpieza. Su personal porta careta y mascarilla. Regina, la dueña, indica que ha gastado alrededor de 20 mil pesos en esto.

En el negocio de Regina se preservará la regla de sólo atender con cita y sus tres colaboradores podrán encargarse únicamente de un cliente al mismo tiempo. Antes de la llegada de Covid-19 acostumbraba ofrecer café y agua, pero ya ha empacado la cafetera, pues lo impiden las reglas. La salita de estar permanecerá vacía.

Aunque en teoría en la capital del país deben reabrir mañana viernes 3 de julio, muchas comenzaron a adecuar su negocio esta semana, e incluso hubo varias que realmente nunca dejaron de operar.

Así de diversa es la respuesta de estos negocios ante la pandemia, tan grande como el universo de unidades económicas que hay con este giro en el país, en la formalidad e informalidad. De acuerdo con datos del INEGI, se registran en total 222 mil 860 de estos negocios que clasifica como “salones, clínicas de belleza y peluquerías”. La Ciudad de México es la segunda entidad que concentra el mayor número de estos establecimientos, con 20 mil 328, sólo detrás del Estado de México, que tiene 31 mil 40.

UN AMPLIO PROTOCOLO

Por ser un servicio con mucho contacto con la gente, el IMSS dictaminó varias medidas para las estéticas y barberías. La señalización para la distancia y cumplir con la higiene son de las más importantes. También se pide no compartir objetos de uso común o personal: teléfonos, audífonos, plumas o equipo de protección personal.

Para los empleados, si usan uniforme, al término de la jornada deben quitárselo y llevarlo a casa en una bolsa. “El propósito de estas recomendaciones es que ningún trabajador reúna las condiciones para ser un contacto en el trabajo”, apunta el protocolo del IMSS.

Asimismo, se pide que se organicen las citas por vía telefónica o electrónica para evitar espera y aglomeraciones y se les solicita considerar un tiempo de margen para efectuar limpieza entre cliente y cliente.

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Muchos salones de belleza, además, suelen tener productos a la venta; ahora ya no se podrá curiosear y leer las etiquetas, pues según estas disposiciones, sólo tendrán acceso a ellos el personal. Tampoco se podrá poner a disposición revistas, periódicos, tabletas digitales o cualquier elemento que pueda pasar de mano en mano.

Entre las recomendaciones, si les es posible, los establecimientos pueden proporcionar batas desechables y depositarlas en un contenedor específico. Así como propiciar que cada trabajador tenga sus propios utensilios (peines, cepillos, pasadores, pinzas, tijeras, secadora, tenaza, plancha para cabello, shampoo, spray, gel, cera, crema para peinar, entre otros). Si debe compartirlos se deben lavar y desinfectar.

Entre otras peticiones especiales, igualmente está lavar diario con agua, jabón y cloro la ropa empleada, como toallas y batas, a una temperatura de enjuagado y secado de entre 65 a 70 grados centígrados.

Limpiar y desinfectar las gorras, peinadores y todos los artículos de cuidado personal antes y después de cada cliente. No ofrecer alimentos y bebidas. Fomentar el pago electrónico. Son otras recomendaciones. 

Lo cierto es que las medidas son bastantes y algunos pequeños negocios no las podrían llevar a cabo, aunque quisieran. Bien apunta Diana, quien lleva más de 12 años en el negocio: son costos que ahorita no se pueden absorber, se hará lo que esté al alcance. Ella está segura que ni siquiera las que sí cuentan con los recursos lo harán todo.

“En el caso de servicios de barbería, peluquería, estéticas, etcétera, ya sabemos que en el nivel de riesgo máximo, en el rojo, se pueden dar a domicilio con medidas o protocolo sanitario; y en el caso de naranja, se puede tener una actividad con un 50% de asistencia, el cual para que se dé, se solicita que se realice vía agenda o con citas para el tipo de servicio”, indica con frecuencia el director de Epidemiología, José Luis Alomía, en las conferencias vespertinas.

Hasta este miércoles 1 de julio, el semáforo naranja pinta una gran parte de los estados del país, pero Baja California, Sonora, Sinaloa, Nuevo León, Colima, Guerrero, Oaxaca, Tabasco, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Morelos y Estado de México estaban en rojo.

@ptcervantes



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Patricia Tapia



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