Rosa, quien padecía diabetes, sufrió durante casi tres años. Entre la prepotencia de médicos, un tratamiento inadecuado, diagnósticos erróneos y falta de medicamentos perdió la vida el año pasado, en la Unidad de Hospitalización de la Clínica 16 del IMSS en Torreón, Coahuila. Entró en un coma del que ya no despertó, a los 67 años de edad.
De acuerdo con cifras de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed), en 2019 se recibieron 17 mil 358 inconformidades médicas, 47.5 en promedio al día, esto es 13.5% mayor que las registradas en 2018.
Las cifras oficiales consultadas por EMEEQUIS revelan que alrededor de 70% de las quejas recayeron en instituciones públicas, las cuales encabeza el IMSS, seguido por el ISSSTE; el resto corresponde a servicios privados.
Los principales motivos de las quejas tienen que ver con el tratamiento médico, diagnósticos, relación médico-paciente y tratamiento quirúrgico. Con menos inconformidades están las deficiencias administrativas, accidentes e incidentes, y atención del parto y puerperio.
“No es justo que traten así a la gente, no porque están grandes y porque tengan una enfermedad crónica ya se tienen que morir”, dice con dolor y enojo a la vez, Aidé, hija de Rosa, quien relata a EMEEQUIS que desde 2017 su mamá padeció la indiferencia de los doctores.
Derivadas de una mala atención a su enfermedad crónica degenerativa, surgieron más complicaciones, como insuficiencia renal, pérdida de la vista, además de un tumor maligno en la cabeza. En las últimas semanas de su estancia en la Clínica 16, la doctora Flores, como la identifica Aidé, siempre evitó los cuestionamientos de la familia y jamás les dio un parte médico.
Y ESO NO ES NADA…
Esos números no es ni 1% de lo que pasa todos los días, principalmente en instituciones públicas, pero también se presentan casos en las privadas; sin embargo, la gente, por miedo, flojera o desconocimiento de sus derechos no denuncia, comenta Fernando Aviléz Tostado, presidente de la Fundación No Más Negligencias Médicas.
Tan solo en su organización, donde se les brinda acompañamiento gratuito a los pacientes, al año se atienden entre 12 y 18 mil asuntos, de los cuales, en 80% de los casos se trata de una negligencia médica.
“Conamed es un organismo meramente conciliador entre el paciente y el médico, nunca va a llegar a que se haga realmente justicia. Es, además, un trámite engorroso, fastidioso, que no lleva a nada, no funciona para lo que fue creado”.
Tal como lo comenta Aidé, quien no quiso demandar a la institución de salud, porque ya no quería saber más del asunto, “sólo metimos queja con el doctor Soto, de la jefatura de medicina interna, fue lo único que hicimos; después me dio tanto coraje que yo veía a la doctora y ya no quise regresar al hospital”.
LOS NÚMEROS LO REFLEJAN
Según cifras de la propia Conamed, se logra resolver alrededor de 90% de las controversias médicas antes de las 48 horas.
En 2019, del total de inconformidades presentadas, sólo 8% (mil 410) se constituyeron como quejas formales, es decir, se van a un proceso de arbitraje. De las cuales se concluyeron mil 156 (algunas pueden ser de años anteriores). La Comisión indica que anualmente, en promedio, 50% de estas terminan de “manera adecuada”, es decir, se resuelven por medio de una conciliación.
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De estas que se concluyen son contadas las que llegan a una sentencia condenatoria: alrededor de 3%. Una proporción similar se observa año con año.
La otra mitad de las quejas formalmente constituidas que se concluyen lo hacen en la modalidad de no conciliación por caducidad del proceso, desistimiento de la acción y por falta de voluntad conciliatoria.
“El juicio es largo, tarda entre cuatro y siete años, muchos de los pacientes ya no llegan con vida a la sentencia… y aun con sentencia en la mano las autoridades se niegan a pagar, es la corrupción y desapego a la salud que tenemos”, asegura Aviléz Tostado.
UNA MIRADA AL HISTÓRICO
La Conamed detalla en sus históricos que, de 2002 a 2018, son 12 especialidades médicas las que concentran las quejas, se trata de: traumatología y ortopedia, urgencias, cirugía general, ginecología y obstetricia, odontología, medicina general y preventiva, oftalmología, medicina interna, neurología, cirugía plástica, cardiología y pediatría, en ese orden.
En las instituciones públicas, la que lidera las quejas concluidas, con un promedio de 69%, es el IMSS. Después está el ISSSTE, con 20%, y lo demás se reparte entre la Secretaría de Salud, a nivel federal y estatal; los servicios médicos de Pemex, de la Secretaría de Defensa Nacional, de Marina, del Transporte Colectivo Metro y de la Policía Auxiliar y Bancaria.
Mientras que, en los privados, en donde hay más quejas es hacia consultorios, seguidos por hospitales.
Resalta que, en ese periodo, la población inconforme por situaciones relacionadas con la atención que recibió en los servicios de salud, y que solicita la intervención de la Comisión, son en su gran mayoría personas adultas, con un 44% en un rango de edad de 15 a 44 años; el segundo es el de los 45 y 64 años, con un 32%.
UN PROBLEMA GRAVE
Estudios que se han hecho indican que una persona muere cada 8 minutos a nivel mundial por culpa de una negligencia médica, señala el doctor Aviléz Tostado.
“En México no se tiene una medición exacta, porque precisamente la gente no denuncia… pero estoy seguro que por lo menos 50 personas al mes han de morir por una negligencia médica, ya sea por no haber medicamentos, por un mal diagnóstico, sobre todo”.
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En el caso del IMSS, que es el que genera 70% de las negligencias en el país, pues atiende cerca de 60 millones de mexicanos, “yo creo que sí es preocupante y debemos de poner mucha atención a este gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador debe considerarlo”.
En septiembre del año pasado, la señora Rosa fue internada por complicaciones del tumor. Días después, tuvo una crisis nerviosa, por lo que le inyectaron un medicamento. Tras eso no reaccionó más. Una semana más tarde, le hicieron una tomografía, que reveló que el tumor había crecido. Finalmente, el 9 de octubre, falleció en la Clínica 16 del IMSS. La causa que determinaron fue una embolia.
“Eso de que fue una embolia por causa de la diabetes no es cierto, yo tengo unos documentos donde dice que mi mamá estaba bien de sus niveles de azúcar y de la presión cuando la internamos. Mi mamá murió a las 3 de la mañana… y la doctora todavía burlona me dijo: ‘ya no despertó ¿verdad?’. No recibimos nunca un diagnóstico”.
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