EMEEQUIS.– En la página blanca resalta una solitaria frase escrita en cursivas: “A ti Arantxa, un paso más juntos”. Ubicada en la esquina inferior derecha, ocupa la página cero de la tesis de un médico que quería convertirse en maestro en Ciencias Médicas por la UNAM en julio de 2001.
El alumno que presentaba la tesis “Factores de riesgo para el desarrollo de infecciones en pacientes con Lupus Eritematoso Generalizado (neumonías)” era Hugo López-Gatell Ramírez, actual subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud y líder del equipo que combate la pandemia de COVID-19 en México.
Arantxa es el nombre de la mujer que ameritó una página de agradecimiento en la tesis que asesoró el doctor Jorge C. Alcocer Varela, actual secretario de Salud, el hombre que delegó el combate del coronavirus a López-Gatell y quien era jefe del Departamento de Inmunología y Reumatología en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.
Ese lugar se convirtió en el segundo hogar de López-Gatell y también su campo de estudio para obtener el grado de Maestría.
Arantxa Colchero es especialista en nutrición en países en desarrollo. Foto: CISIDAT.
LA ECONOMÍA Y LA MEDICINA
En otra tesis, también ante la UNAM, presentada cinco años antes –en julio de 1996–, con el título “Distribución del ingreso y crecimiento Económico en México 1940-1993”, Mónica Arantxa Colchero Aragonés también dedicaba una página de agradecimiento: “A Hugo, mi compañero, por compartir con tanta ilusión este trabajo”.
Con aquella tesis, Arantxa Colchero obtendría el título de licenciada en Economía, aunque posteriormente orientaría sus conocimientos al campo de la medicina. Mientras López-Gatell se preparaba para ser maestro en Ciencias Médicas, ella hacía lo propio en la Maestría en Ciencias con Concentración en Economía de la Salud.
La preparación de ambos no paró ahí. Mientras Colchero estudiaba un Doctorado en el Departamento de Salud Internacional en la Universidad de Johns Hopkins en Estados Unidos, López-Gatell fungía como asistente de investigación en el Departamento de Epidemiología de la misma Universidad, ubicada en la ciudad de Baltimore. Cerró su estadía con un Posdoctorado en Epidemiología, en el que sentó las bases del conocimiento que hoy aplica ante el COVID-19.
Dedicatoria de la tesis de López-Gatell.
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Los pasos que dieron juntos los llevaron a convertirse en especialistas, cada uno en su área, en salud pública. La doctora Colchero Aragonés en el análisis de la nutrición en países en desarrollo, estudiando cómo el entorno contribuye a la obesidad. Se convirtió en una de las voces más relevantes en la exigencia de etiquetados claros como política de salud para reducir los índices de sobrepeso en México.
Mientras que López-Gatell ha jugado papeles clave en la administración pública, como en 2009, cuando fue miembro del equipo que diseñó la estrategia para combatir a la influenza AH1N1.
López-Gatell es el líder de la lucha contra el coronavirus. Foto: Cuartoscuro.
AMOR LARGO Y DURADERO
Arantxa Colchero y Hugo López-Gatell han tenido oportunidad de compartir labores profesionales, como en febrero de 2019, cuando los esposos participaron en una mesa de trabajo del Grupo Parlamentario de Morena para analizar las estrategias de combate al sobrepeso, obesidad y diabetes.
Él, camisa azul y corbata verde, acudía como subsecretario, como representante de la Secretaría de Salud; ella, saco negro y cabello suelto, como investigadora del Centro de Investigación en Sistemas de Salud del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). Sentados a una distancia considerable y posando separados en la foto de recuerdo del evento, ambos expusieron sus conocimientos sobre el tema ante los legisladores.
La doctora Arantxa Colchero, respaldada por los años de estudio en materia de obesidad, sugería un aumento de impuestos a las bebidas azucaradas como método de recaudación y contención al problema de la obesidad. El doctor López-Gatell apostaba por atender la “pandemia” de forma estructural.
La pareja ha compartido aulas en el INSP y han firmado estudios en conjunto, como aquel de 2015: “Los costos de la lactancia materna inadecuada de los bebés en México”, que sirvió para que una de sus estudiantes obtuviera el título de la Maestría en Salud Pública en el INSP.
Ambos miembros del Instituto con sede en Cuernavaca, Morelos, también son coautores de un artículo sobre la influenza H1N1, “Severe Respiratory Disease Concurrent with the Circulation of H1N1 Influenza”.
En ese documento determinaron, junto con otros colegas, que “durante la fase inicial de esta pandemia de gripe, hubo un aumento repentino en la tasa de neumonía severa y un cambio en la distribución por edad de los pacientes con dicha enfermedad, que recordaba las pandemias pasadas y sugería protección relativa para las personas que estuvieron expuestas al H1N1. Si los recursos o los suministros de vacunas son limitados, estos hallazgos sugieren una justificación para centrar los esfuerzos de prevención en las poblaciones más jóvenes”.
Compartieron un foro sobre estrategias contra el sobrepeso.
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Y es que Arantxa Colchero también sabe de epidemias. Fue asistente investigadora del Departamento de Epidemiología, auspiciado por la fundación Bloomberg, al igual que López-Gatell, aunque ella ha apostado por pelear otras guerras, otras pandemias: la guerra contra la obesidad y contra los factores que ponen en riesgo a las personas con VIH.
La doctora Colchero es además hermana de la actriz Ana Colchero, que interpretó a la condesa Aimée de Altamira en la telenovela Corazón Salvaje, pero también es economista y escritora y en el pasado apoyó al movimiento zapatista en México y la lucha antiglobalización. La misma que demandó a TV Azteca por incumplimento de contrato. “Les gané un juicio por Nada Personal (telenovela). Lo que se pretendía por primera vez era retratar otro tipo de heroína, que tenía que tener valores actuales, una carrera, cierta independencia. Bueno, pues terminó siendo medio corrupta, idiota, los hombres le decían hasta cómo levantarse de la silla”, contó en 2002 a El Clarín.
Dedicatoria de la tesis de Arantxa Colchero.
Así es como la doctora Colchero ha logrado colocar temas de salud pública relacionados con sus áreas de estudio en la agenda pública a partir de sus investigaciones –lideró el proyecto de combate a la obesidad a partir de impuestos entre 2012 y 2017–, además de caminar a un lado, en lo personal y profesional, del subsecretario de Salud.
LA TESIS QUE ASESORÓ ALCOCER
La tesis “Factores de riesgo para el desarrollo de infecciones en pacientes con Lupus Eritematoso Generalizado (neumonías)”, que presentó López-Gatell ante la UNAM y el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, Salvador Zubirán (INCMNSZ) el 4 de julio de 2001, fue custodiada y guiada por el actual secretario de salud, el doctor Jorge Alcocer Varela.
Alcocer Varela es investigador emérito en Ciencias Médicas del Departamento de Inmunología y Reumatología del INCMNSZ. En su currículum se menciona que ha ocupado diversos puestos docentes, entre los más relevantes, el de asesor académico y profesor en los cursos de Maestría y Doctorado en Ciencias Médicas desde 1994.
Para consolidar su análisis, López-Gatell centró sus esfuerzos en analizar a pacientes con LEG, conocido comúnmente como lupus, una enfermedad inflamatoria que ocurre cuando el sistema inmunológico ataca a sus propios tejidos y que, aunque no tiene cura, quienes lo padecen sí pueden tener calidad de vida, controlar los síntomas y minimizar los brotes.
En aquella época, el ahora subsecretario estaba preocupado y ocupado en la relación que existía entre los pacientes del Salvador Zubirán que padecían lupus y las infecciones a las que estaban expuestos, principalmente a las neumonías.
“Hasta el momento no se ha precisado la magnitud en que contribuyen las infecciones sobre la morbilidad, mortalidad y requerimientos de hospitalización en estos pacientes”, escribió como justificación de su tesis.
Tenía la certeza de que su estudio podía ayudar a mejorar la calidad de vida de los pacientes con lupus. “Para disminuir la mortalidad temprana, debida a infecciones, es indispensable ampliar el conocimiento sobre los factores que modifican el riesgo de desarrollarlas. Ello permitirá establecer estrategias de prevención que se apliquen de manera dirigida en los pacientes con mayor susceptibilidad. Es propósito del presente trabajo contribuir en ese empeño”, escribió.
Aunque dos décadas antes de la publicación de su tesis, narra en el documento, se habían publicado trabajos que describen y analizan los factores que aumentan el riesgo de infecciones en los pacientes con LEG, el entonces aspirante a maestro en Ciencias detectó discrepancia respecto a la importancia de cada uno de ellos. “Precisar esta información puede contribuir al reconocimiento oportuno de grupos particularmente propensos, las condiciones que transitoriamente predisponen a las infecciones y, por tanto, ser el punto de partida para el diseño de intervenciones profilácticas generales y específicas”.
Lo que hizo fue estudiar a un grupo de pacientes con LEG que recibió atención en el Instituto entre 1990 y 1998, un total de mil 277 pacientes. De ellos determinó que en 101 casos se había presentado algún cuadro de neumonía en su historia clínica, de los cuales sólo en 70 se tenía información completa que le permitía avanzar en su hipótesis. De estos eligió 43 expedientes.
SU INVESTIGACIÓN
Estableció ocho objetivos de investigación. El primero, conocer la incidencia anual de neumonía en los pacientes lúpicos que se hospitalizaron en el INCMNSZ entre 1990 y 1998, describir a los que presentaron neumonía, comparar características demográficas entre quienes padecieron neumonía y quienes no tuvieron esa afección en el mismo periodo, así como determinar la relevancia de este padecimiento en las causas de muerte de estos pacientes.
Buscó comprobar su hipótesis, que incluía la relación de edad y escolaridad con la evolución de la enfermedad y la medicación recibida, entre otros factores, en el desarrollo de neumonía entre los pacientes lúpicos.
Recabó información de las notas médicas, de los registros de enfermería, de trabajo social y los informes del resultado de los exámenes paraclínicos contemplados; elaboró fichas de registro de cada caso y de cada causal durante años.
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Entre sus pesquisas, reconoció una asociación entre el nivel socioeconómico y el riesgo de padecer neumonía: los niveles de escolaridad altos aparecieron como un factor protector de los pacientes.
El ahora funcionario federal describió que el daño crónico que provoca el lupus favorece la inoculación de gérmenes por disfunción de los mecanismos de barrera; además, reconoció que los tratamientos del LEG consistían en aquella época en provocar una inmunosupresión no selectiva con el propósito de mantener disminuidos los mecanismos de inmunidad, principalmente de tipo celular. “Esta alternativa, sin embargo, agrega morbilidad a estos pacientes al mermar su capacidad de adaptación ante fenómenos infecciosos de diversa índole”.
En el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán se encuentra una de las mayores cohortes de pacientes con lupus en el mundo. Su análisis le llevó a determinar que la mayoría de los pacientes eran mujeres, a quienes se les presentó la enfermedad alrededor de los 25 años.
“Ni la edad ni el tiempo de evolución del LEG presentan factores de riesgo independientes asociados con el desarrollo de neumonías”, fue una de las conclusiones. Además, insistió en que “las condiciones sociales y educativas de los pacientes son factores protectores que atenúan el riesgo de infección respiratoria baja”.
Con ese análisis, el doctor Alcocer dio el visto bueno para que López-Gatell cerrara el ciclo que lo convirtió en maestro en Ciencias Médicas, siempre respaldado por su compañera Arantxa Colchero, para convertirse más tarde en el rostro del gobierno federal en medio de la pandemia de coronavirus.
@AleCrail