El dinero que Petróleos Mexicanos (Pemex) le dio sin reservas y su propensión a no rendir cuentas pintan la personalidad de Carlos Romero Deschamps, el dirigente nacional del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), que la tarde de este 16 de octubre de 2019 presentó su renuncia y con ello le puso fin a un poderío que duró 26 años.
De 2005 hasta ahora, sólo por cuatro conceptos, y según los datos que él mismo tuvo voluntad de publicar, el hombre, que fuera senador por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) recibió mil 395 millones de pesos 647 mil 171 pesos con 80 centavos sólo por cuatro conceptos:
La celebración del 1 de mayo, la fiesta del 18 de marzo, la revisión del Contrato Colectivo de Trabajo y viajes.
Esa cifra supera con mucho a lo recibido por la Escuela Rural Normal Superior “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, en el mismo periodo. En esa institución estudiaban 43 jóvenes que la noche del 26 de septiembre de 2014 desaparecieron de un camino de Iguala, Guerrero.
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Enclavada en la montaña, en el municipio de Tixtla, la normal apenas alcanzó en una década 10 millones de pesos del Programa Profesional Docente, antes Programa de Mejoramiento Institucional de las Escuelas Normales Públicas (Promin), según la misma institución y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
LA CANTIDAD PODRÍA SER MUCHO MAYOR
Lo anterior revela una revisión de EMEEQUIS de los Contratos Colectivos de Trabajo con vigor de 2005 a 2007 hasta el último que se inició el 1 de agosto pasado y concluirá en 2021. Se trata de un cálculo, porque el dinero público recibido por Carlos Antonio Romero Deschamps por esos conceptos pudo haber sido mucho más.
Los datos están disponibles a partir del bienio 2005-2007, periodo en que el marco jurídico de la Transparencia en México lo obligó a dar a conocer el contenido de los contratos colectivos de trabajo en la página de Pemex. El ex dirigente cumplió, pero a regañadientes, y cada bienio se encargó de poner bajo reserva algunos datos con argucias legales.
Nadie, absolutamente nadie, lo cuestionó o le pidió una factura o un comprobante del gasto de este dinero. Ni las autoridades ni los casi 100 mil afiliados al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM). Mucho menos los 11 directores de Pemex con los que cada dos años negociaba.
A las solicitudes de información mediante los mecanismos de Transparencia que cuestionaron qué hacía con los recursos públicos, el exdirigente respondió con demandas de amparo para no brindar el mínimo detalle.
Así, en los juzgados se acumularon cientos de recursos de amparos bajo su nombre.
Su vida de lujo (relojes Rolex, trajes Hermenegildo Zegna, yates, comidas diarias en el restaurante The Palm de Polanco, uno de los más caros de la Ciudad de México) no la ocultó, pero sí logró que Pemex negara información sobre el flujo de recursos hacia sus arcas, con el argumento de que su revelación vulneraría la seguridad nacional.
En 2015, justo cuando Peña Nieto promulgó una nueva Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública, que fortificaría la normativa vigente hasta ese momento, Romero Deschamps consiguió que la cláusula 251 bis (que contiene una relación de conceptos especiales por los que Pemex da dinero al sindicato) quedara oculta en la publicación del Contrato Colectivo de Trabajo.
Con todo, los Contratos Colectivos de Trabajo en la página de Pemex son un rastro que deja el exdirigente sindical. Incluso con sus escondrijos, son una crónica fiel del torrente de millones de pesos a su fortuna que jamás fue revelada. Sólo había luz sobre un gusto por el buen vivir de él y su familia. Las redes sociales aportaron que su hijo, José Carlos Romero Durán, aparentemente posee dos departamentos “ultralujo” en Miami, Florida, habría recibido un Ferrari Enzo para su cumpleaños en 2013 y también que su hija Paulina viajaba en aviones privados, acompañada de sus perros.
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El ex dirigente fue captado en 2015 mientras contemplaba una revista especializada de yates, en pleno debate legislativo del sistema nacional anticorrupción.
DEL VOLANTE AL LIDERAZGO
A Carlos Antonio Romero Deschamps se le conocería la voz el 25 de junio de 1993, cuando fue elegido por primera vez, porque después sus discursos públicos serían muy pocos. Dijo: “El sindicato ya no será un Estado dentro de un Estado ni se creerán divisiones artificiales para mantener el poder … No iré tras el personalismo que busca consolidar un prestigio que sólo la posteridad puede dar”.
Hasta ese momento, el petrolero Deschamps se había desempeñado como mensajero y chofer de Joaquín Hernández Galicia (fallecido), líder del sindicato de 1958 a 1989 y quien fue detenido al lado de 49 integrantes de la cúpula sindical por malversación de los recursos del gremio, acopio de armas y homicidio.
EL DINERITO QUE SE LLEVA
Los gobiernos de Vicente Fox Quesada (2000-2006) y Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) le entregaron más de 910 millones. Cuando arribó Peña Nieto (2012-2018), le fueron dados 485 millones 122 mil 454 pesos con 40 centavos. Según el contrato de los petroleros vigente, en la presente administración no se negoció ningún monto millonario para estas “ayudas”.
Uno de los conceptos por los que cobró Romero Deschamps fue para las festividades del Día del Trabajo, el 1 de mayo. Por ello, habría tenido 116 millones 38 mil 365 pesos con 70 centavos. Luego, está otra fiesta: la del 18 de marzo, fecha de la nacionalización del petróleo. Para organizar festividades, el exdirigente tuvo una bolsa de 88 millones 626 mil 938 pesos con 10 centavos. Para viajes, tuvo más: 623 millones 769 mil 468 pesos.
También hubo algo por lo que el exdirigente de 75 años de edad recibió dinero. El hecho de revisar cada dos años el Contrato Colectivo de Trabajo le dejó más de 567 millones 212 mil 400 pesos.
Pero su era ha terminado. De Pemex, ya no tendrá ni un centavo. Con su renuncia también se acaba su derecho a usar el equipo jurídico para conseguir amparos. Hay dos denuncias en su contra en la Fiscalía General de la República (FGR), según informó el Presidente en la rueda de prensa de la mañana del 16 de octubre y acaso esa vida inalterable que le mostraba al mundo ha concluido.
Se tiró al suelo cuando elementos policiacos detuvieron al abogado Juan Collado (acaso pensaba que iban por él); atestiguó la partida de México de Emilio Lozoya, exdirector de Pemex, para no responder por la compra de una planta con fierros chatarra; vio que Rosario Robles Berlanga fue aprehendida por permitir el desvío de recursos de la Sedesol y la Sedatu, y se enteró de la renuncia sin explicaciones del cuestionado ministro Eduardo Medina Mora a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Como nunca en su historia, la hora para que los mexicanos lo vean ante un juez parece acercarse.
@Linaloe_RF