EMEEQUIS.- En las polvorientas calles de Matamoros, Tamaulipas, un joven de mirada inquieta soñaba con dejar atrás la pobreza que marcó su infancia. Osiel Cárdenas Guillén, nacido en 1967, creció entre carencias, pero con una ambición insaciable que lo llevó a cruzar las fronteras de lo legal y adentrarse en un mundo de sombras. “En su juventud, sólo lo jalona la voracidad por el dinero y los placeres… Crecido en la miseria, el adolescente Osiel la rechaza tanto como la sufre”, describe Ricardo Ravelo en su libro Osiel: Vida y tragedia de un capo.
Lo que comenzó como un humilde taller mecánico se convirtió rápidamente en su primera base de operaciones criminales. Entre motores y llaves inglesas, Osiel forjaba acuerdos con consumidores y policías, construyendo los cimientos de lo que sería su imperio. Pero su ambición no tenía límites, y el destino parecía conspirar a su favor.
En 1996, el arresto de Juan García Ábrego, líder del Cártel del Golfo, dejó un vacío de poder. Osiel vio su oportunidad y, junto a su amigo Salvador Gómez Herrera, “El Chava”, tomó las riendas del cártel. Sin embargo, su lealtad no duraría mucho. Tres años después, en 1999, Osiel ordenó el asesinato de “El Chava” para quedarse con el control absoluto. Fue entonces cuando se ganó el siniestro apodo de “El Mata Amigos”.
EL NACIMIENTO DE LOS ZETAS
Con su liderazgo consolidado, Osiel ideó un movimiento que cambiaría para siempre el mapa del narcotráfico en México: la creación de Los Zetas. Reclutó a 31 exmilitares del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE), hombres entrenados para matar con precisión y brutalidad. Armados con equipo exclusivo del Ejército, Los Zetas se convirtieron en el brazo armado más temido, extendiendo el terror y estableciendo un nuevo estándar de violencia.
“El mundo que esperaba a Osiel no era prometedor”, escribe Ravelo. Pero el joven que lavaba platos en un restaurante y soñaba con una vida de lujos estaba decidido a cambiar su destino, aunque el precio fuera teñir sus manos de sangre.
EL OCASO DE UN CAPO
En 2003, la fortuna de Osiel dio un giro. Fue capturado en Matamoros, su tierra natal, y en 2010 condenado en Estados Unidos a 25 años de prisión. Muchos pensaron que su historia había llegado a su fin. Sin embargo, Osiel nunca desapareció del todo; su sombra seguía presente, y el silencio alrededor de su figura no era más que el preludio de algo mayor.
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El 16 de diciembre de 2024, su nombre volvió a resonar en los titulares. Osiel fue deportado a México, donde enfrenta al menos tres órdenes de aprehensión por homicidio calificado, delincuencia organizada y delitos contra la salud. Pero hay más: la Fiscalía General de la República advirtió que podrían reactivarse siete procesos adicionales por lavado de dinero, tráfico de armas y otros crímenes que alguna vez fueron su especialidad.
@emeequis