EMEEQUIS.– En lo que va del año 2022, la inflación ha aumentado por encima del 7% anual, lo que se ha visto reflejado en productos de la canasta básica; a pesar de que el aumento es una percepción general, el más notorio es en algunos alimentos como el huevo, pollo, tortillas, entre otros.
Este aumento de precios se conjuga con un entorno laboral que ya de por sí arrastraba una crisis de derechos laborales, outsourcing y una pandemia que agrava las cosas: aunque el gobierno federal aumentó el salario mínimo, la gran mayoría de las familias continúa bajo presión cada quincena.
De acuerdo con el análisis de Fátima Masse para Opinión 51, el Monitor de Mercado Laboral del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), al día de hoy, se han recuperado los 12 millones de empleos perdidos durante el primer confinamiento.
Incluso, en mayo de 2022 había casi 1.7 millones de trabajadores más que en marzo de 2020. Sin embargo, esta cifra adicional no exhibe que la calidad de los empleos recuperados no es óptima.
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Primero: la mayoría de los empleos recuperados y creados son informales.
En el último año, seis de cada 10 empleos creados no logran acceder a seguridad social, prestaciones y, por su naturaleza, son empleos profundamente vulnerables a cambios económicos o tener que “prescindir” de los servicios del trabajador.
En segundo lugar, durante los últimos dos años no ha cambiado el ingreso que recibe la población ocupada.
No todas las poblaciones se han recuperado igual, menciona Fátima Masse. Foto: Opinión 51.
De acuerdo con la periodista, en el primer trimestre del 2022, el ingreso real promedio de las y los trabajadores (7 mil 524 pesos) fue prácticamente el mismo que en el primer trimestre de 2020 (7 mil 501 pesos).
Con la diferencia de que en este año los ingresos rinden menos para adquirir bienes básicos y alimentos que en años previos podían adquirir sin pensar en afectar el gasto familiar.
Otro aspecto de análisis es que no todas las poblaciones se han recuperado igual. El acceso a nuevos empleos ha sido mayor para las personas con mayores grados académicos, como educación media superior y superior, en comparación con el resto.
Además, los nuevos empleos formales se han concentrado en trabajadores de 30 a 64 años, dejando con menores oportunidades a jóvenes y a adultos mayores, estos últimos son el sector de población que tiene apoyos económicos por parte del gobierno federal.
PERSPECTIVA DE GÉNERO
En tanto, las mujeres que trabajan en la economía remunerada tampoco se han recuperado del golpe tan duro que les implicó la pandemia, además de los distintos niveles de violencia que se desataron aún más con en confinamiento.
En el último año, la tasa de informalidad para ellas (54) ha sido en promedio cinco puntos porcentuales mayor que para los hombres (49).
En parte esto se debe a los esquemas flexibles que buscan las mujeres ante la incertidumbre que acecha la oferta de cuidados y crianza de los hijos.
Aunque el número de mujeres con jornadas laborales completas (más de 35 horas semanales) aumentó entre mayo de 2021 y el mismo mes de 2022, cabe señalar que muchas de ellas trabajan por su cuenta, aunque esto reduzca sus ingresos.
Además, al menos 5.3 millones de mujeres quisieran trabajar, pero no encuentran una oportunidad o no consideran que las circunstancias actuales se lo permitan.
El panorama económico no es alentador y depende de muchos factores, inclusive a nivel mundial.
Sin embargo, es fundamental que en este entorno se reconozca que es prioritario crear empleos de mejor calidad que permita a las personas tener mayor certeza sobre sus ingresos.
La temporalidad laboral, las transferencias monetarias de los programas sociales, no son suficientes, por lo que urge que los gobiernos implementen acciones para fomentar la inversión privada y generar las condiciones para que las empresas puedan operar y contratar a más gente.
@emeequis
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